Hace un mes se registraron los menores niveles de hielo en el
Polo Norte, más allá de los científicos consternados por el
hecho, existen otros problemas localesque dan idea de la magnitud global de la catástrofe. Problemas que afectan a
los pobladores de la zona.
Armando Enríquez Vázquez
Desde hace algunos años la comunidad científica se ha mantenido al
pendiente del alarmante derretimiento del hielo polar en el verano. Este
año los niveles de de hielo se vieron reducidos al menor nivel que se
conoce en la historia del ártico. Algunos culpan al calentamiento global
y otros argumentando el crecimiento de la capa de hielo en Polo Sur en
los mismos meses creen que es parte de un balance en el clima del
planeta. Lo que ha desatado cierta controversia en la red, aunque los
científicos afirman que el calentamiento global es real y un buen año en
la cantidad de nieve en la Antártida, no significa lo contrario. Ni
tiene que ver con un balance en el planeta donde el norte se está
volviendo más caluroso y el sur más frío.
Pero más de los hechos en ambos extremos del planeta y las
controversias eruditas o no acerca del tema, son las poblaciones de
Inuit, los pueblos que nosotros conocemos muchas veces como esquimales,
las que más han resentido la falta de las gruesas capas de hielo. Sus
costumbres y estilo de vida se han visto afectados de una manera
importante. Por ejemplo, la caza de narvales se redujo de manera
considerable durante la primavera de este año, al no existir placas de
hielo suficientemente gruesas para sostener el peso de los cazadores.
Además los Inuit tuvieron que enfrentar a un enemigo poco común en esas
partes de Canadá durante la primavera; Orcas. Grupos de Orcas llegaron
buscando narvales al golfo ártico este año. Así mismo las poblaciones de
peces marinos parecen cambiar por no existir el hielo que bloqueaba el
paso de ciertas especies que compiten con otras y zonas donde el salmón
del pacifico es poco común, abundó este año.
De pronto parece que el famoso pasaje del Norte que tanto buscaban
los exploradores de los siglos XVII y XVIII se habrá de volver verdad al
no existir la capa de hielo veraniega en el Ártico. Grupos de todo tipo
comienzan a llegar al alguna vez zona , desde los ambientalistas como
WWF, preocupados por las especies animales de la región y preocupando a
los Inuit de que se intente imponer vedas o cuotas en especies que se
cazan tradicionalmente como los narvales o los caribús, o en especies
que representan un fuerte ingreso en las comunidades nativas del norte
de Canadá como el oso polar: por un ejemplar en temporada de caza los
Inuit pueden llegar a cobrar hasta cincuenta mil dólares.
Grupos empresariales aprovechan la desaparición de la capa de hielo
para invertir en la exploración de gas y petroleó en la zona. Así como
de otros minerales como hierro y uranio. De hecho el gobierno canadiense
ha planeado la creación de una línea ferroviaria que atraviese la isla
de Baffin para llevar el hierro de los lugares de explotación al primer
puerto que se habrá de construir en el golfo del ártico. Los Inuit,
piensan demandar al gobierno por este acto, pues afecta directamente las
rutas de migración de los caribús. Las empresas pesqueras, también ven
con buenos ojos esta catástrofe, argumentando que habrá más bancos de
pesca de especies árticas. Lo cual al parecer no es del todo cierto y
grupos ambientalistas están proponiendo estudios antes de otorgar
permisos de pescas y piensan que zonas de veda o de exclusión pueden
ayudar a la recuperación de muchas de las especies marítimas no sólo de
la región.
Este es el panorama en el Ártico canadiense y la pequeña porción
que les corresponde a los norteamericanos que comienzan a patrullar con
sus barcos estas nuevas rutas que el derretimiento del hielo ártico ha
creado, pero las regiones árticas también pertenecen a países europeos y
muy en específico a Rusia. Nada sabemos de los que está pasando en el
ártico europeo y lo que están pensando los rusos hacer con estos nuevos
mares.
Publicado en blureport.com.mx el 3 de Octubre de 2012
Imagen: ecoswitch.com
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