Durante la II Guerra
Mundial la Inteligencia Nazi puso en nuestro país a una espía que fue amante de
presidentes, secretarios del gabinete y actriz de cine.
Armando Enríquez
Vázquez.
En cuanto nos apartamos del discurso oficial, nuestra
historia está siempre llena de sorpresas. Por ejemplo, ese veracruzano ladrón y
cínico que fue Miguel Alemán Valdés, hay algunos que pretenden lo veamos como
el impulsor de la industria y la modernización del país, cuando la realidad fue otra. Pero además, fue amante y
muy seguramente informante de una espía Nazi que operaba en nuestro país
durante la II Guerra Mundial. Lo que además lo convierte en traidor a la
patria. Claro no fue el único, al menos otro secretario de estado y y se dice que
el presidente de la época también disfrutaron de los favores sexuales de esta
mujer.
Cuando Hitler llegó al poder en Alemania, rápidamente Joseph
Goebbels tomó el control del contenido de la industria fílmica alemana para
poder crear películas de propaganda. En los estudios de la UFA, trabajaba una
actriz de segunda llamada Hilda Krüger, que se volvió amante del poderoso
miembro del gobierno de Hitler.
Katerina Matilda Krüger, Hilda fue nombre artístico, nació
en 1912 en Berlín y desde pequeña se empeñó en ser actriz, cosa que su familia
apoyó. Sin ser una mujer de una extraordinaria belleza, ni talento, Krüger
consiguió papeles de extra, y no fue sino hasta 1934 cuando consiguió un papel
estelar. Con el apoyo de Goebbels su carrera creció. Krüger, ambiciosa y
dispuesta a todo para lograr sus objetivos, tuvo otro par de papeles estelares,
pero cometió un error; se caso con un empresario con antepasados judíos, o al
menos eso dice la biografía de Krüger. Con el crecimiento de los Nazi, Hilda no
tuvo más que abandonar a su esposo y huir a Inglaterra, y al inicio de la
guerra decidió trasladarse a los Estados Unidos, a California para continuar
con su carrera cinematográfica, a pesar de no lograr conseguir ningún papel,
y no tener una fuente de ingresos fija,
Hilda nunca dejo de pagar puntualmente la renta de su departamento. En Estados
Unidos conoció a un empresario alemán
que vivía en San Luis, Missouri y viajó a nuestro país con el pretexto de
conseguir la residencia aquí y así poder tramitar el divorcio de aquel el judío
alemán y casarse con el empresario que vivía en los Estados Unidos. Sin
embargo, todos los pasos de la actriz eran seguidos por la agencia de
inteligencia Nazi, la Abwehr y probablemente era agente ya al viajar a nuestro
país, pues se sabe que se entrevistó en el consulado alemán en San Francisco. Hilda
Krüger entró a México por la frontera de Nuevo Laredo el 9 de Febrero de 1941. Una
vez en la Ciudad de México entró en contacto con Georg Nicolaus y Friedrich Von
Schleebrugge, los cabecillas del espionaje Nazi en nuestro país. Rápidamente y
olvidando por completo al empresario de San Luis, Hilda logró entrar a las
fiestas de la alta sociedad mexicana que como siempre malinchista se deslumbró
con la alta alemana. El primero en sucumbir a los encantos de la espía alemana
fue el entonces Subsecretario de Hacienda, Ramón Beteta, pero al poco tiempo
conoció a un mejor partido el entonces Secretario de Gobernación, el ambiciosos
también, Miguel Alemán Valdés. Hay quienes dicen que incluso fue amante de
Manuel Ávila Camacho durante la campaña que lo llevó a la presidencia, pero
esto es imposible si la mujer ingresó al país hasta 1941, cuando Ávila Camacho
era ya presidente.
Gracias a su relación con Alemán Valdés, Krüger consiguió no
sólo un departamento en una zona céntrica de la ciudad donde el Secretario la
visitaba frecuentemente de las once de la noche a las cuatro de la mañana de
acuerdo con los documentos que los servicios de inteligencia norteamericana
sobre las actividades Nazis en México liberaron en 1985, consiguió establecer
una red que ayudó a los alemanes a obtener grandes cantidades de materias
primas mexicanas como aluminio, tungsteno, mercurio y, por supuesto, petróleo.
Además de conseguir los permisos para el acceso de más de 300 espías alemanes a
territorio nacional e información confidencial del gobierno mexicano. Mientras,
para mantener su cubierta, se mezclaba con directores y productores de cine, se
inscribió en cursos de historia de México en la UNAM y se dedicó a escribir un
libro sobre La Malinche el cual se llama: Adiós
a los mitos: la relación entre Mariana de Jaramillo y Hernando Cortés. Cuando
México finalmente declaró la guerra a Alemania, el gobierno de los Estados
Unidos pidió la captura y extradición de la actriz, sin embargo su poderoso
amante veracruzano, evitó que Hilda fuera deportada y la casó con un millonario
mexicano, sobrino del ex dictador Porfirio Díaz de nombre Ignacio de la Torre.
En esos años de casada y protegida por el Secretario de
Gobernación, Hilda filmo varias películas en nuestro país: Casa de Mujeres. Historia de siete pecadoras, Bartolo toca la flauta,
El que murió de amor y Adulterio.
Una vez pasada la tormenta de la posguerra y la persecución
Nazi, Hilda regresa a Alemania, después viaja a Estados Unidos y se casa con un
magnate cubano.
Sobre su muerte se sabe poco, hay quienes dicen que murió en
Nueva York en 1991, otros dicen que estaba viva en 2004 en Nueva York.
Publicado en thepinkpoint.com.mx el 25 de Junio de 2013
Imagen: mexfiles.com
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