La historia de la
aviación de nuestro país marca tres historias distintas de mujeres; La primera
mujer en volar en avión, la primera piloto mexicana y la primera mujer en
obtener su licencia como piloto en nuestro país.
Armando Enríquez
Vázquez.
En las historias de las primeras veces y las primeras
personas, la aviación en México reserva tres lugares para las mexicanas que
surcaron los cielos de nuestro país en aviones.
En orden cronológico hay que iniciar con Dolores Castillo en
el Puerto de Veracruz.
Entre las tácticas de vuelo desarrolladas durante la I
Guerra Mundial, un piloto alemán desarrolló una técnica llamada la vuelta
Immelman, que con los años se convertiría en una maniobra acrobática entre los
pilotos del mundo y que aun hoy se ejecuta en las exhibiciones acrobáticas de
aviones. Consiste en elevarse de manera vertical dar un giro de 180°, así como
rotar sobre el eje de la aeronave, para quedar en dirección contraria a la
original.
En 1918, existía un mexicano capaz de hacer la Immelman, su
nombre era Amado Paniagua, un joven militar hidalguense, no mayor de 22 años. Teniente
de la incipiente Fuerza Aérea Mexicana, el 26 de Agosto de ese año, Paniagua,
llevó a cabo por primera vez la vuelta Immelman en México. Meses después en
Noviembre en una demostración de la Fuerza Aérea Mexicana en el Puerto de
Veracruz, Paniagua intentó hacer la Immelman de nuevo, sin embargo algo salió
mal, el Teniente perdió el control del biplano y se estrelló en las aguas del
Golfo de México. Convirtiéndose en la primera víctima de la aviación mexicana.
Una joven, Dolores Castillo, encontró el cadáver del piloto
que la marea había arrojado a las playas del puerto. Ella se encargó de limpiar
de sangre el cuerpo, cerrarle los ojos y poner las manos del aviador en cruz sobre el pecho. Así
fue como lo encontraron las autoridades y sus compañeros aviadores.
A los pocos días cuando una comitiva fue a agradecer a la
joven por su actitud, Dolores pidió que la dejaran subir a uno de los aviones,
para ver lo que había visto el piloto mexicano antes de morir. Tal vez,
impresionada e intrigada por lo que ella misma declararía décadas después, que
al cerrar los ojos de Paniagua había visto que no había miedo en ellos, tampoco paz, sino otra cosa.
El jefe de la zona
militar telegrafió al presidente Carranza comunicándole la petición de la
veracruzana, Carranza accedió, diciendo que era una forma de premiar el acto
patriótico de la joven. Así, de acuerdo a esa forma caprichosa que tiene la
historia de escribirse a veces, Dolores Castillo se convirtió en la primera
mujer mexicana en ser reconocida por haber volado en un avión. Cumplió con su
extraño anhelo de ver lo que había visto Paniagua, desde entonces popularmente
se le conoció como Lola La Aviadora. Se sabe por una entrevista que Excélsior le hizo en 1985 que Dolores Castillo
seguía viva en ese año.
Pero existen datos de que en realidad no fue la primera
mexicana en ser pasajera en un avión, entre los primeros aviadores de nuestro
país, Miguel Lebrija en 1911 llevó en su avión a una mujer de nombre Esperanza
Díaz Gutiérrez, de la que no se conoce más que el nombre y a la que el piloto,
pienso le prometió El Cielo a cambio
de algo más. Existe también otro argumento muy mexicano para llevar a cabo una
acción de este tipo. El mismo Lebrija poco antes de morir, en 1913, habría
llevado en diferentes vuelos a su mamá y a sus hermanas. Pero es la historia de
Lola más apabullante, romántica, patriótica y enigmática para que su nombre
quedara en la historia como la primera mexicana en surcar el cielo.
Y con esa misma caprichosa incoherencia que tiene la
historia oficial, se ha olvidado a María Marcos Cedillo, hermana del caudillo
potosino, Saturnino Cedillo, calificado por la historia del país como
reaccionario y tal vez por eso su hermana ha sido olvidada. María Marcos
Cedillo nació en 1900 en Palomas, Ciudad del Maíz , SLP. María conoció en 1930 a la primera mujer que
cruzó el espacio aéreo de San Luis Potosí; la estadounidense Florence Barnes,
conocida como Pancho, algunas fotos
la muestran con jorongo y sombrero de petate, como pintan los gringos a los
mexicanos, una aviadora y aventurera que anduvo en México en tiempos
posteriores a la Revolución. María Marcos inspirada por su amistad con Pancho Barnes y gracias a una escuela de
aviación que extrañamente fundó su hermano en San Luis, al poco tiempo se
convirtió en piloto. María volaba en grandes rutas a pesar del enojo de su
hermano que calificaba a los aviones como máquinas
del infierno y mucho menos le parecía que una mujer, en especial su
hermana, los piloteara. Cómo afrenta a su hermano, María bautizó a su avión
como Ángel del Infierno. El 5 de
Junio de 1933 el Ángel del Infierno llevó
a María a la muerte. La piloto no pudo controlar la aeronave en el viento y se estrelló
en un cerro. Al enterarse de la muerte de su hermana, Saturnino Cedillo cabalgó
hasta la ciudad para acudir al funeral de su hermana y vació la carga de su
pistola contra los restos del avión. María Marcos Cedillo fue la primera piloto
mexicana.
La historia de la aviación mexicana reconoce a Emma Catalina
Encinas Aguayo como la primera piloto mexicana con licencia, la cual obtuvo el
4 de Diciembre de 1932. Emma Catalina
nació en el Mineral de Dolores en el municipio de Madera en Chihuahua, el 24 de
Octubre de 1909. De chica fue enviada a los Estados Unidos a Estudiar, huyendo
de la Revolución. En California quedó maravillada conoció los aviones. A su
regreso a México entró en la escuela de aviación en Chihuahua de manera
azarosa. Ya que una amiga de ella era novia del director de la escuela, el cual
a su vez era hermano del gobernador interino del Estado el General Roberto
Fierro Villalobos uno de los formadores de la Fuerza Aérea Mexicana, Encinas
Aguayo se convirtió en protegida del General, poco después se trasladó al
Distrito Federal donde terminó su instrucción en los campos de Balbuena. El 20
de Noviembre de 1932 presentó su examen de vuelo. El camino no fue fácil y se
enfrentó al escepticismo machista de la época encabezado por su propio padre
que la tildó de loca por querer ser piloto aviador, hasta mucha de la gente que
se presentó en los campos de Balbuena ese 20 de Noviembre para verla
estrellarse. Emma Catalina pasó el examen y el 4 de diciembre de 1932, la
Secretaria de Comunicaciones y Obras Públicas le entregó su licencia de piloto
aviador, convirtiéndose en la primera mujer mexicana en obtener este documento.
Emma Catalina abandonó su carrera al casarse y trabajó en
puestos administrativos en aerolíneas comerciales y también se desempeñó como
traductora en puestos públicos. Murió el 15 de Noviembre de 1990, casi 58 años
de haber conseguido pasar el examen que le dio su licencia.
Publicado el 5 de Junio de 2013 en thepinkpoint.com.mx
Imagen: sanluis.gob.mx
worldvitalrecords.com
Aparte Maria Marcos Salas, muy poco difusión sin conozco, la historia de esta joven mujer que murio a los 21 años de edad
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