Que no sabemos jugar
en equipo se ha convertido en uno de los lugares comunes para disculpar y
analizar algo más importante no sabemos ser responsables. Si no como sí todos
juntos cierran las principales arterias de la ciudad.
Armando Enríquez Vázquez
Yo no sé nada acerca de futbol soccer, de hecho no me
interesa, con orgullo y sin pesar reconozco que el futbol soccer nacional dejó
de interesarme cuando en 1973 los ratones
verdes fueron eliminados y no pudieron participar en la copa mundial de
1974 en Alemania. Cuatro décadas después están en la misma situación, pero
desde hace algunos años los fracasos del seleccionado nacional han encontrado
una explicación entre varios aficionados y comentaristas de los deportes, los
mexicanos no sabemos jugar en equipo, a pesar de grandes logros de equipos
infantiles y juveniles de beisbol, futbol soccer y de algunas selecciones
mayores como ahora sucede con la de basquetbol. Según esta teoría los mexicanos
somos excelentes en la individualidad.
Existe otra gran excusa que radica en culpar única y
exclusivamente al entrenador. Lo cual convierte a todas esas estrellas que nos
tratan de vender cómo ejemplares mexicanos que dignifican el nombre de la
nación y el de todos nosotros allende el Océano Atlántico, en simples títeres
de un puppet master. Es cierto que el
entrenador tiene gran parte de la culpa, él es el estratega, él que no se
pierde en ver un árbol sino el bosque, o al menos así debería de ser, pero los
jugadores tienen también la culpa por no saber ejecutar y resolver las
situaciones para lograr los objetivos de la estrategia. Y ni que decir de los
directivos chambones del futbol mexicano y de las televisoras que se tratan de
vender siempre el traje nuevo del emperador. Todo esto parece confirmar que no
sabemos jugar en equipo. Pero al final nadie es culpable. Todo es culpa de esa
condición innata que es no saber jugar en equipo.
Pero si lo vemos
desde otra perspectiva, pensemos en todas las otras situaciones donde los
mexicanos han actuado como equipo en estos días. En las marchas, los miembros
del CNTE, han logrado eficazmente nulificar a los cuerpos de seguridad y lograr
sus objetivos. Puestos a trabajar en equipo, estos mexicanos han resultado
sumamente efectivos en sus acciones y han logrado abrirse las puertas de
Bucareli y de Los Pinos, a pesar de que en teoría la reforma educativa está en
curso después de haber sido publicada en el Diario Oficial de la Federación, y
sin embargo, siguen consiguiendo que les abran las puertas de Bucareli.
Detrás de todos los que ejecutan la estrategia de volver a
la Ciudad de México un caos, de impedir que los negocios funcionen en el centro
de la Capital debe existir un orquestador, alguien que ve desde la logística de
tener a más de diez mil personas en el Zócalo, con modernas tiendas de campaña,
tres alimentos diarios y baños rentados e instalados en la zona, aunque los
maestros no sepan para que sirve una letrina.
Debe de existir como en el caso de la selección nacional,
alguien que patrocine estas atrocidades. ¿Por qué ninguno de los brillantes
miembros del Congreso de la Unión quiere seguir el hilo del dinero que nos
llevaría al grupo o persona que financia esta selección que se ha desplazado a
lo largo de los años por diferentes estados del país causando destrozos? Ahora,
lo que sí les hace falta es el publicista de la selección que durante décadas
nos ha vendido cuentas de vidrio como si fueran diamantes. Porque sea quien sea
el que trata de llevar la imagen de los maestros, no se ha dado cuenta que
todas sus campañas no sólo son erróneas, lo que es más grave han resultado
contraproducentes. No dudo que muchos de los reclamos de los maestros sean
legítimos, tampoco dudo que puedan encontrar simpatizantes entre la población.
Pero con sus acciones lo único que han logrado es el rechazo y el desprecio
hacía el gremio por amplios sectores de la población y un pretexto para
televisa y otros medios para satanizar a las voces opositoras al gobierno.
Pero al igual que sucede con los futbolistas, en este caso
tampoco hay responsables de las pérdidas económicas de la Ciudad, del secuestro
de las vías de comunicación, de los policías heridos. Ni quien los busque a
pesar de estar ahí las fotografías y los videos. ¿No es entonces que lo que a
los mexicanos no nos gusta es ser responsables de nuestras decisiones?
Pubicado en blureport.com.mx el 13 de Septiembre de 2013
Imagen: techdiges.tv
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