sábado, 25 de enero de 2014

Versos satánicos y burbujas cubiertas de chocolate.





Algunos grandes escritores iniciaron su carrera como copywriters en diversas agencias de publicidad alrededor del mundo este es el caso de uno de ellos.

Armando Enríquez Vázquez.


La mañana del 14 de febrero de 1989 es escritor Salman Rushdie se enteró de que el mayor líder político y religioso de Irán, y para muchos de una gran parte de los musulmanes; El Ayatolá Ruhollah Jomeini, había puesto una Fatwa en su contra y de todos aquellos que tuvieran que ver con la publicación de la novela el autor Británico nacido en la India, titulada Los versos satánicos, por atentar contra el Islam, Mahoma y el Corán. La Fatwa tuvo como resultado que el traductor al japonés de la novela, Hitoshi Igarashi fuera asesinado, en 1991, a puñaladas en su oficina de la Universidad de Tsukuba. Otras víctimas aunque no mortales de la Fatwa fueron traductor del libro al italiano, Ettore Capriolo y su editor en Noruega, William Nygaard, eso sin contar librerías que fueron incendiadas por vender la novela en diferentes ciudades del mundo o las protestas en frente a las embajadas británicas del mundo. En 1989 un mártir musulmán voló en pedazos junto con parte del hotel en que se hospedaba en Londres, mientras preparaba un libro bomba que tenía intenciónde enviar a Rushdie.
Los siguientes nueve años Rushdie vivió escondido y protegido por la policía británica bajo el seudónimo Joseph Anton, nombre que el escritor escogió en honor a sus dos autores favoritos Joseph Conrad y Anton Chejov. En 2007 fue nombrado caballero por la reina Isabel II por sus servicios a la literatura británica.
La importancia o la calidad de la obra de Rushdie ha sido cuestionada en muchas ocasiones porque el asunto de la Fatwa se encargó de ponerlo en las primeras planas. A pesar de que antes de publicar Los Versos satánicos, su novela anterior Hijos de la medianoche ya lo había hecho acreedor a varios premios incluido el prestigioso Bookers Prize. La verdad sea dicha Rushdie supo cómo hacer de su caso un gran éxito publicitario. Rushdie estudió historia en la Universidad de Cambridge y su primer trabajo fue como copywriter para una pequeña agencia de publicidad londinense a la que llego tratando de emular a un colega suyo que alguna ocasión le habló de las mieles del trabajo en la publicidad; un buen salario, un buen carro y mujeres hermosas. Finalmente llegó a trabajar para Ogilvy & Mather. En 1969 intentó trabajar en J W Thompson pero reprobó el examen que la agencia practicaba en ese entonces a los candidatos, y del cual Rushdie confiesa recordar sólo que una de las preguntas era: ¿Si usted se topara con un marciano que por razones misteriosas hablara inglés como le explicaría con menos de cien palabras como tostar un pan? Hoy cualquier tuitero pasaría el examen.
Rushdie trabajó durante siete años para la agencia y entre los slogans de su autoría se encuentran Look into The Mirror tomorrow – you’ll like what you see, para el periódico británico The Mirror. Irresistibubble para una barra de chocolate inglesa que está hecha con burbujas de aire. El escritor también escribió una frase para unos pastelitos de crema y otra para American Express.
Rushdie ha dicho en entrevistas que si bien siempre vio su trabajo en la publicidad como un canto de las sirenas y en el que él se mantuvo amarrado al mástil como Odiseo, por otro lado de este mismo trabajo, confiesa, aprendió a tomar su labor como escritor como un trabajo profesional y jamás fallar en las fecha de entrega de sus textos, Así como a exigirse calidad en el mismo, tal como lo haría en la agencia para poder presentar ante un cliente. Ha comentado también su agradecimiento a la publicidad ya que durante los años que se dedicó a ella, su trabajo no fue nunca de tiempo completo, pues tenía un contrato que le aseguraba 100 días de trabajo al año, lo que le permitió dedicar el resto del tiempo a su trabajo literario y a escribir los libros que lo harían uno de los escritores ingleses importantes de la segunda mitad del siglo XX.
Rushdie no es el primer escritor, ni el último que trabajo, trabaja o trabajará en los terrenos de la publicidad y poco a poco iremos conociendo otros casos. Y de ser posible conoceremos los slogans que hayan creado.
 
En los años setenta, cuando trabajabas en publicidad, a veces te sentías avergonzado de confesarlo. Lo decías en con voz baja. Hoy ya no es así.
Salman Rushdie.

Publicado en thepoint.com.mx el 21 de enero de 2014
imagen: theguardian.com

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