La muerte del José
Emilio Pacheco, deja un hueco en la cultura de un país al que la cultura le
importa un bledo.
No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
fortalezas,
una ciudad deshecha,
gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
-y tres o cuatro ríos.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
fortalezas,
una ciudad deshecha,
gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
-y tres o cuatro ríos.
Alta Traición
José Emilio Pacheco.
Se va un poeta. En un México donde la lectura no es importante
para las autoridades. Nuestros poetas que tan ignorados son. Porque nadie
enseña a leer y mucho menos poesía.
Porque sabe cuánto la quiero y cómo hablo de ella en su ausencia,
la nieve vino a despedirme.
Pintó de Brueghel los árboles.
Hizo dibujo de Hosukai el campo sombrío.
Imposible dar gusto a todos.
La nieve que para mí es la diosa, la novia,
Astarté, Diana, la eterna muchacha,
para otros es la enemiga, la bruja, la condenable a la hoguera.
Estorba sus labores y sus ganancias.
La odian por verla tanto y haber crecido con ella.
La relacionan con el sudario y la muerte.
A mis ojos en cambio es la joven vida, la Diosa Blanca
que abre los brazos y nos envuelve por un segundo y se marcha. Le digo adiós, hasta luego, espero volver a verte algún día.
Adiós, espuma del aire, isla que dura un instante.
la nieve vino a despedirme.
Pintó de Brueghel los árboles.
Hizo dibujo de Hosukai el campo sombrío.
Imposible dar gusto a todos.
La nieve que para mí es la diosa, la novia,
Astarté, Diana, la eterna muchacha,
para otros es la enemiga, la bruja, la condenable a la hoguera.
Estorba sus labores y sus ganancias.
La odian por verla tanto y haber crecido con ella.
La relacionan con el sudario y la muerte.
A mis ojos en cambio es la joven vida, la Diosa Blanca
que abre los brazos y nos envuelve por un segundo y se marcha. Le digo adiós, hasta luego, espero volver a verte algún día.
Adiós, espuma del aire, isla que dura un instante.
La Diosa Blanca
José Emilio Pacheco.
Habrá muchas palabras que se escriban y digan otros en honor del autor de Batallas en el desierto, una de las novelas mexicanas más importantes
de nuestra literatura. Yo prefiero que la contundencia de algunas de las
poesías de José Emilio Pacheco, los invite a leerlo, a re leerlo, a conocerlo y
a recordar que la cultura de este país es mucho más que esos lugares comunes
que nos quieren vender del Tequila, los mariachis.
En esta hora
fluvial
hoy no es ayer
y aún parece muy lejos la mañana
hoy no es ayer
y aún parece muy lejos la mañana
Hay un azoro
múltiple
extrañeza
de estar aquí de ser
en un ahora tan feroz
que ni siquiera tiene fecha
extrañeza
de estar aquí de ser
en un ahora tan feroz
que ni siquiera tiene fecha
¿Son las últimas
horas de este ayer
o el instante en qeu se abre
otro mañana?
o el instante en qeu se abre
otro mañana?
Se me ha perdido el
mundo
y no sé cuándo
comienza el tiempo
de empezar de nuevo
y no sé cuándo
comienza el tiempo
de empezar de nuevo
Vamos a ciegas en
la oscuridad
Caminamos a oscuras
en el fuego.
Caminamos a oscuras
en el fuego.
Horas altas
José Emilio Pacheco.
Publicado en blureport el 27 de enero de 2014
imagen:resonanciamagazine.com
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