A lo largo de la
historia de la publicidad famosos escritores prestaron su imagen para validar a
diferentes productos. Estos son algunos casos.
Armando Enríquez
Vázquez.
Estas cansado por todo
el esfuerzo. A tus pies yace el pescado, sin que ningún tiburón lo haya mordido
y tienes una botella fría de Ballantine en la mano, bebes de ella. El liquído
fresco, ligero y con mucho cuerpo. Su delicioso sabor permanece en el paladar
mucho tiempo después de que lo has bebido.
El texto lo escribió Ernest Hemingway en 1951 para un
anuncio del ale de una cervecera norteamericana; Ballantine. Dos años después
la cervecera publicó un nuevo anuncio esta vez con un texto del también
novelista norteamericano John Steinbeck, que escribió un pequeño cuento sobre
trabajadores del campo a pleno sol para describir los beneficios de la cerveza
de Ballantine:
…Primero das un trago grande para acabar con
la resequedad de la garganta hasta que recobras el sentido del gusto. Entonces
dejas que Ale de Ballantine se deslice por tu garganta seca, como la lluvia
primaveral en el desierto. La suave malta y los lúpulos se unen para combatir
el calor, el polvo, el cansancio. Esa es la mayor sed que conozco y la mejor
manera de combatirla.
La campaña se llamó: ¿Cómo
describirías un vaso Ballantine Ale en palabras? e incluyo a otros
escritores celebres a lo largo de dos años.
A pesar de lo extraño que esto pudiera parecer no lo es. Una
de las medidas que se han utilizado para validar diferentes productos a lo
largo de la historia de la publicidad ha sido el incluir la voz, frases o
simplemente la imagen de celebridades para dar credibilidad a las marcas. Entre
ellas a los escritores.
En 1898 apareció un anuncio en el que Samuel Clemens mejor
conocido en el mundo literario como Mark Twain, autor de Las aventuras de Huckleberry Finn, recomendaba el uso de las plumas
fuente de Paul E. Wirt. El escritor compró su primera pluma Wirt en 1886 y
desde ese momento no uso ninguna otra. La competencia de Wirt envió una carta
al escritor buscando su imagen y Twain ni siquiera la respondió.
Frederick Forthsyth, autor del Día del Chackal, apareció en
anuncios de Rolex durante la década de los setentas y los ochenta.
Con la llegada la televisión otros escritores se unieron a
la publicidad para avalar la calidad de los productos. Kurt Vonnegut autor de Madre noche y Matadero Cinco, hizo un comercial para Discover una tarjeta de
crédito. William S. Burroughs, uno de los más importantes escritores de la
generación Beat y creador de la famosa El
almuerzo desnudo, apareció en un extraño comercial de Nike en 1994.
Pero sin duda uno de mis favoritos es el comercial que
Stephen King hizo para ESPN en 2008 donde aparece como escritor fantasma, esto
es aquellos que no llevan ningún crédito por su trabajo, para la redacción de la
cadena deportiva.
En el caso de nuestras plumas sólo recuerdo un caso. Aquel
en el que el escritor Carlos Fuentes aparecía hablando sobre las bondades de
nuestro país. ¿Será que nuestros escritores son más serios? ¿O que nadie los reconoce porque en nuestro país desgraciadamente nadie lee?
publicado en thepoint.mx el 12 de agosto de 2014
imagenes: flavorwire.com
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