La publicidad debe dejar de darse palmaditas en la espalda y enfrentar los retos que tiene enfrente.
Armando Enríquez
Vázquez
En tiempos de la interactividad, de la inmediatez de la
información y la participación de los ciudadanos en cualquier tema, sobretodo
nuevas generaciones que viven comunicadas con habitantes en diferentes puntos
del mundo en un mismo instante, que no están dispuestos a ser engañados por los
mensajes habituales en cualquier ámbito, la publicidad parece irse adecuando a
paso de tortuga con las nuevas circunstancias, o al menos eso me parece a mí.
La gran creatividad que se demuestra en espectaculares,
spots de radio y hasta televisión, parece estar ausente en los medios
virtuales. Pop Ups, mails Spam, espacios comprados en Facebook y Twitter,
banners, parecen rebasados. Como los comerciales de televisión, la mayor parte
de las veces sabemos cómo esquivar toda esta basura, que es incapaz de atraer
nuestra atención.
A eso debemos sumar la estupidez de muchos de los creativos,
al llamar más atención sobre los productos de sus clientes en términos
negativos que positivos, lo que en nuestros días parece anular la vieja noción
de que la mala publicidad impacta sobre el consumidor de la misma manera que la
buena. Baste recordar un caso reciente,
cuando quienquiera que sea responsable de las redes sociales de Crunch de
Nestle, decidió hacer un comentario impertinente e imbécil sobre la matanza de
Ayotzinapa y relacionarlo con la marca. Conozco a varias personas que desde ese
momento decidieron boicotear a Nestle y todas sus marcas. La marca Nestle se
convirtió en trending topic negativo alcanzando uno de los primeros lugares en
esos momentos.
He escuchado en diferentes lugares acerca del caso de
Liverpool y la equivocación de un tweet personal que cayó por falta de atención
del encargado de las redes sociales bajo la cuenta de la marca, pero desconozco
si es real o una leyenda urbana que de cualquier manera deja muy mal parado al
almacen.
Eso demuestra que muchos de los publicistas están trabajando
desde una zona de confort, construida desde que inició la publicidad y en la
que sus propuestas solo pueden ser objetadas por el cliente. Jamás, los
publicistas, habían sido confrontados y evidenciados de manera tan directa por
los consumidores.
Del happening a la webserie. Los modelos propuestos para
difundir una marca en Internet y atraer a los jóvenes consumidores se agotan
con la misma rapidez que la vida promedio de un Tweet.
Siguen siendo más propositivas e inteligentes las acciones
en BTL que en Internet y a pesar de que la inversión de los clientes crece de
manera consistente en publicidad para Internet, la soberbia de los publicistas
ha logrado poco éxitos, en comparación de la ventana de exposición que Internet
representa.
Será muy interesante ver como en los próximos años una nueva
generación de publicistas deciden atacar los nuevos medios y salen de la
entropía que tiene a los publicistas hablando sólo a los publicistas.
Publicado en roastbrief.com.mx el 26 de enero de 2015
imagen. deathtoStock.com
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