En México a los gobernantes los tiene sin cuidado lo que opinemos y manifestemos los ciudadanos.
Armando Enríquez Vázquez
Cuando el domingo 24 de abril miles de mujeres y hombres en
30 entidades de la República se manifestaron contra la violencia de género en
nuestro país, los gobiernos, federal y estatales prefirieron guardar silencio.
Vivas nos queremos fue
el gran lema de la protesta. Pero ni Enrique Peña Nieto, ni Miguel Ángel
Mancera, ni ninguno otro de los gobernadores dijeron nada. Prefieren guardar un
silencio que los hace cómplices de la discriminación, de la violencia, de los
asesinatos de género y del machismo. Sólo baste recordarles a estos mudos
políticos que en México la mayoría de la población está compuesta por mujeres.
Así que, solamente por puro interés electoral deberían de intentar quedar bien
con ellas.
En México los feminicidios no disminuyen y al no existir
cifras reales, ni oficiales, las autoridades prefieren hacerse de la vista
gorda, guardar silencio. En casi todas las entidades, el ejemplo más atroz es el
Estado de México donde desde los tiempos en que Peña Nieto era gobernador, la
vida humana y en especial de las mujeres es minimizada. Sólo hay recordar el
burdo espectáculo que la procuraduría de justicia de ese estado montó con el
caso de Paulette, siendo Peña Nieto Gobernador y bajo su tácito consentimiento
el entonces procurador de justicia del Estado de México, Alberto Bazbaz se
burló de la ciudadanía con el descubrimiento del cadáver de la niña. Solo hay
que ver el número de jóvenes mexicanas que desaparecen o aparecen muertas en el
estado de México para darnos cuenta que las políticas, social y de seguridad
tanto de Peña Nieto como la del actual gobernador Eruviel Ávila es una simple y
llana farsa. Lo mismo sucede en Veracruz, la CDMX (Marca Registrada), Chiapas y
sin duada esta politicadamisogina surge en las entrañas de partidos como el
PRI. Baste recordar como el PRI esconde
en sus filas y defiende a capa y espada a proxenetas como Cuauhtémoc Gutiérrez
de la Torre o pederastas como Mario Marín.
La mujer mexicana a pesar de la discriminación, de la violencia,
del acoso sexual que sufre en la calle y en su centro laboral, es en general más
productiva que los hombres. una gran parte de las familias mexicanas dependen
de madres trabajadoras, solteras, abandonadas o viudas. Pero el estado y los
políticos siguen queriendo hacerles creer que les han conseguido grandes
espacios de participación ciudadana, lo que sea que quieran decir con este
eufemismo, al concederles la igualdad de género, aunque en realidad no hayan
hecho absolutamente nada en comparación de cientos, tal vez miles de mujeres
que a lo largo de nuestra historia han creado y forjado a fuerza de trabajo,
valentía, lucha física e ideológica los espacios y derechos de todas las demás
mexicanas.
Este mismo fin de semana el Grupo Interdisciplinario de Expertos
Independientes presentó su informe final sobre el caso Ayotzinapa y la
desaparición de 43 estudiantes normalistas en Guerrero, caso que durante año y
medio el gobierno de Enrique Peña Nieto ha querido archivar con lo que
suponíamos era una verdad histórica similar
a la de Paulette pero que de acuerdo con el informe de los expertos es aún más
falsa, más podrida y más manipulada por un gobierno que se ha encargado en
cuatro años en destrozar, la ya de por si dudosa confianza en las
instituciones.
Cuando un gobierno a través de torturas consigue las pistas
para esclarecer un crimen, muy difícilmente se puede hablar de una verdad
histórica y si tendríamos que estar viendo y exigiendo la detención de
funcionarios de la PGR, incluidos el anterior procurador y la mujer que lo
sustituyó, puesto que más que cómplices seguramente son autores intelectuales
de toda la sarta de mentiras oficiales que se han dicho en todo este tiempo.
Pero, una vez más este tipo de asuntos son minimizados y no requieren de un posicionamiento
del presidente que en su inconsciencia y falta de conocimiento del país
prefiere inaugurar un tianguis turístico, utilizando a niños mazahuas como
escudo de lágrimas de su plan de negocios para acabar con México. Así como lo
instruyo y enseño Televisa y su pésima escuela de telenovelas.
Cuando Gustavo Díaz Ordaz salió a justificar la masacre de
Tlatelolco lo hizo convencido de que había actuado por el bien de México, por
el bien de su partido y de la estabilidad del país. Peña Nieto carece de la
fuerza, del cinismo y de la convicción del asesino poblano, el simplemente
prefiere voltear en otra dirección, guardar silencio, hacer como que no
escucha, creer que le creemos que México está mejor. Sus asesores y la corte de
los milagros que lo rodea menean la cabeza asintiendo a las ocurrencias del
mexiquense mientras roban y defraudan a la nación y a los mexicanos.
Los senadores como Emilio Gamboa Patrón están dispuestos a
frenar la ley de transparencia, defendiendo sus intereses propios y anteponiéndolos
a la noción de patria y de democracia. Como nadie nos ha aclarado que hacía un
funcionario del SAT entre los nombres revelados por los papeles de Panamá.
En México, hoy, a los gobernantes los tiene sin cuidado lo que
opinemos y manifestemos los ciudadanos, ellos prefieren mantener una sonrisa
hipócrita y hacer caso omiso al sentir de la ciudadanía.
publicado en blureport.com.mx el 1 mayo de 2016
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