El presupuesto que diseñó el ex Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, para 2017 promueve mucho la corrupción y muy poco el bienestar de los mexicanos.
Armando Enríquez Vázquez
Durante los primeros años de la actual administración, el
gobierno utilizó la frase: Mover a México.
Lo que nunca se especificó fue hacía donde se pretendía mover a México.
El presupuesto de egresos para 2017, presentado por la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público y armado por el ex secretario Luis
Videgaray, sólo demuestra el interés del gobierno de Enrique Peña Nieto y su
gabinete de pillos por promover eso que se les da tan bien; la corrupción. Un
presupuesto que va en contra de México y a favor de políticos, empresarios y
líderes sindicales corruptos. Un presupuesto incapaz de proponer líneas de
crecimiento en donde no se vea involucrado el gobierno, porque estos bandidos
no saben hacerlo de otra manera.
En teoría los presupuestos de los países sirven para
implementar políticas para el bien común y proveer a la ciudadanía con la
infraestructura necesaria para el crecimiento, desarrollo y movilidad idóneas. Promover
la inversión y facilitar a los empresarios y entrepreneurs su actividad. En el
México del PRI y del PRD no existe la iniciativa privada sin la injerencia
maligna del Estado. La generación de empleos de calidad no es importante, hoy
en el gobierno federal y en la CDMX, por ejemplo, lo más importante es generar empleos
de maquila y albañiles.
El presupuesto que diseñó el corrupto y traidor a la patria
ex Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, promueve mucho la corrupción y muy
poco el bienestar de los mexicanos. La educación, la salud y la cultura fueron
sacrificadas en aras de dar dinero a la Secretaria de Desarrollo Social para
mover dinero y comprar votos en las elecciones del año que viene y en las
cuales el último bastión del PRI, el Estado de México, estará en juego.
Enrique Peña Nieto, hipócrita y cobarde, como lo ha
demostrado a lo largo de cuatro años, ha decidido apoyar a los sindicatos de
PEMEX, de los maestros y de los burócratas en su presupuesto con tal de
asegurarse los votos clientelares de estos sindicatos que poco o nada han hecho
por México. El presupuesto de egresos del 2017, promueve la corrupción al
hacerse de la vista gorda en la obesa nómina de la burocracia nacional, de
sindicatos que han sangrado desde hace años al país, no sólo a través de sus
sueldos y prestaciones, sino con todas las corruptelas que ejercen desde sus
ventanillas y ese pequeño poder que les hemos tolerado, desde hace años.
Tampoco, hay recorte en las áreas de comunicación social de las secretarias,
que con su propaganda invaden a todos los medios de comunicación y durante
décadas han servido para sesgar y manipular el tipo de información que estos
difunden sobre el país y los políticos, porque en muchos casos se convierten en
los principales cliente de los medios, esto a pesar de que Enrique Peña Nieto
se comprometió a desaparecer toda esta basura propagandística cuando habló la
primera vez de su reforma en materia de telecomunicaciones y promover la
competitividad en el sector.
Peña Nieto ha decido, también, darse por derrotado en la
batalla por la seguridad del país y por lo tanto ha decidido abdicar de una
manera cobarde a velar por el bienestar de los mexicanos. Existe reducción en
el presupuesto para la prevención del delito. El gobierno ha decidido
sacrificar la reforma educativa, que tantos dolores de cabeza ha dado a los
mexicanos y en especial a estudiantes y padres de familia en Oaxaca, Chiapas y
Michoacán y el presupuesto de la SEP ha sido reducido una vez más, pero ha
pactado con los líderes corruptos de la CNTE, liberado a sus cabecillas a pesar
de estar comprobadas sus fechorías, pero mantiene al doctor Mireles como preso
político, sólo por haber desafiado a Peña Nieto y a su amigo Alfredo Castillo
cuyo castillo de naipes de la paz michoacana se derrumbó en menos de un año.
La política social de un país no se puede basar en las
dádivas con las que Peña Nieto pretende ganar votos. No, la política social
implica, le guste o no al gobierno, crear un esquema de salud pública fuerte,
viable y capaz de responder de la mejor manera a la ciudanía. Asegurando un
sistema de pensiones sano y no que siempre se cuestione ante la
irresponsabilidad del gobierno por poner las reglas claras, implica un gobierno
decidido a tomar las riendas que den certeza a los futuros jubilados.
Mejores caminos, medios de comunicación y de transporte
eficientes entre las diferentes localidades de la Nación, mejores
telecomunicaciones en todo el país. Planteles educativos a nivel público que
sean dignos. Políticas eficientes de salud pública que vayan más allá de
jingles, son sin duda obligación de todo gobierno. Eso, para Peña Nieto y la
sarta de ambiciosos que lo acompañan, no existe, ellos viven inmersos sólo en
la demagogia y traición a México y a los mexicanos.
El PRI hace décadas, desde el hampón de Miguel Alemán
Velasco y más tarde con Luis Echeverría, cambió el bienestar nacional por el
botín personal. No existe una promoción real de la competitividad, ni un
fomento eficiente para el desarrollo de la empresa privada, porque todo se
frena ante trámites burocráticos y corruptos que se generan y se aprueban en
todas las dependencias con el beneplácito del corrupto mayor que habita en Los
Pinos.
La pequeña y mediana empresa son víctimas de la voracidad de
funcionarios federales que despilfarran el erario, mientras miles de jóvenes se
quedan fuera de las universidades públicas. Es preferible para el gobierno de
Peña Nieto regalar tinacos, que fomentar la investigación científica.
La Presidencia, el Congreso de la Unión, la Suprema Corte de
la Nación no sufrieron merma en su presupuesto, al contrario, gracias a la SHCP
ampliaron su gasto, que en nada abona en el bienestar de los mexicanos.
Eso sin contar con las claras decisiones partidistas de un
gobierno que se niega a gobernar para los mexicanos. Mucho menos para las
entidades en manos de la oposición y más, mucho más, para el Estado de México
donde todos los mapaches del PRI comienzan a operar para ganar las elecciones
del año entrante empezando por el gobernador de la entidad y el poco digno
vocero de la bancada del PRI en la cámara de diputados; César Camacho Quiroz.
Peña Nieto ha fallado a casi todos los mexicanos; México se
mueve, es cierto, pero para atrás, los gobiernos más corruptos en los últimos
tres sexenios están aquí presentes; Veracruz, Chihuahua, Quintana Roo, ahora
parece que Zacatecas. La defensa de personajes como Humberto Moreira antes que
la búsqueda de un mexicano perdido en Francia habla de cuáles son las
prioridades de Peña Nieto. Un presidente de la Nación sumiso frente a políticos
que aún no son nadie en el plano internacional como Donald Trump, ante empresas
privadas extranjeras y mexicanas como OHL e Higa, la nula capacidad demostrada a
lo largo de cuatro años por alcanzar las metas de crecimiento fijadas por un
patético hombre como lo es Luis Videgaray. La inhabilidad de Enrique Peña Nieto
por enfrentar a sus opositores, a sus críticos, a su partido. Son pruebas
suficientes de porque no deberíamos volver a votar por el PRI. Sin exculpar a
nadie de sus faltas, si puedo asegurar que con el PAN estábamos mejor.
Hoy que todos los días surgen nuevos escándalos de
corrupción de gobernantes del PRI, sería bueno comenzar a hacer un seguimiento
acerca de los contratos que al parecer fueron adjudicados a la hermana de la
esposa de Peña Nieto. A los mexicanos, la macroeconomía tan cacareada por
alguien que no ha leído y que plagio su tesis, nos es intrascendente. Lo que
queremos ver es el crecimiento de nuestras comunidades, de nuestras ciudades,
del país para vivir todos mejor. Ver reflejadas las políticas del estado en
nuestros bolsillos y en las posibilidades futuras para viejos y jóvenes.
Desde un principio el lema de Peña Nieto debió haber sido algo
más cercano a la voracidad y al carácter corrupto del mexiquense, algo que lo
identificara más con su nula voluntad de servicio, algo como; Joder a México.
publlicado en blureport.com.mx el 16 de septiembre de 2016
imagen deathtoStock.com
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