El nombre Lunsford es
poco usual, pero al ser largo y no poder ser incluido en una etiqueta hizo que
conozcas el producto, pero no al inventor.
Armando Enríquez
Vázquez.
Existen entre los inventores aquellos que buscan poner a sus
productos un nombre llamativo, un nombre que los distinga del resto y otros a
los que les gusta que su producto lleve su nombre. En este caso a Lunsford
Richardson quien una vez inventado su ungüento no pudo ponerle su nombre debido
a lo largo de este y la incapacidad de incluirlo en la etiqueta, esto fue lo
mejor que le pudo pasar al producto, pues gracias a un nombre mucho más corto
fue fácil de recordar, el hecho aunado a su efectividad lo hicieron favorito
del consumidor y ha logrado sobrevivir durante más de cien años.
Lunsford Richardson nació en una plantación cerca de Raleigh,
Carolina del Norte en 1854, su padre murió cuando Lunsford, el menor de cinco
hermanos, tenía dos años. Lunsford pasó su infancia en la hacienda que
administraba su madre y sus mejores amigos se encontraban entre los niños
esclavos de la plantación. Sufrió la Guerra de Secesión y el saqueo de la
plantación familiar. Estudio latín en la Universidad Davidson, ante su
decepción por la poca calidad del programa de química de la universidad, su
madre murió un año antes de que Lunsford se graduara y comenzara su vida
profesional como maestro, sin embargo, tras cuatro años como docente, Lunsford
Richardson decidió probar suerte en negocios más lucrativos por lo que renunció
y compró una farmacia en el pueblo de Selma, se asoció con su cuñado de nombre
Joshua Vick, quien era médico reconocido del pueblo. Utilizando su conocimiento
del latín, Richardson comenzó a leer las recetas para elaborar diferentes
medicamentos y a experimentar.
Richardson se casó en 1884 y se mudó a la ciudad de
Greensboro. Richardson experimentó lo que habría de ser su mayor éxito primero
en sus propios hijos, al aplicar una cataplasma compuesta de aceites de mentol,
alcanfor y eucalipto, entre otros ingredientes, sobre el pecho de los menores y
después exponer la cataplasma a una lámpara que vaporizara el compuesto. Los
vapores eran inhalados por el enfermo y llegaban hasta los pulmones. Más tarde
pensó en reformular el remedio en un ungüento al que llamó en un principio Ungüento mágico contra la tos de Vick. Richardson
tomó la decisión de no incluir su nombre en el producto debido a lo largo que
era. De porque se decidió por el nombre de Vick, existen dos teorías; la
primera dice que tomó el nombre de un folleto sobre semillas de una empresa de
nombre Vick, la segunda es que el nombre lo puso como una forma de honrar a su
cuñado tomando su apellido.
A lo largo de su vida Lunsford Richardson patentó 21
productos medicinales que incluían pastillas para el hígado, pastillas
laxantes, un linimento hecho con aceite de tortuga, un jarabe de pino para la
tos. Sin embargo, fue el Ungüento mágico
contra la tos de Vick, el producto que significó el gran éxito para el
farmacéutico norteamericano. En 1898, Richardson fundó la Farmacia
Richardson-Fariss, asociado con John B. Fariss. Pero para 1905, el éxito de sus
productos y en especial del ungüento para la tos y la pneumonia, lo llevo a
deshacerse de dicha empresa, liquidando a su socio y otros inversionistas y con
el poco capital que le quedó fundó su propia empresa llamada Vick’s Family
Remedies. Richardson comenzó una fuerte campaña publicitaria regalando producto,
con pequeños anuncios en la prensa local y logrando tras un acuerdo que el
correo repartiera folletos de sus productos, sin importar el destinatario
exacto del correo, solo dejando el papel en el buzón, lo que para muchos lo
convierte también en el padre del correo basura y por extensión del spam
virtual.
Además de la manufactura y venta de sus productos
medicinales, Richardson tenía una distribuidora de Pepsi Cola, a la que
renunció al cabo de unos años por el éxito de sus productos. En cinco años el
Vick’s VapoRub, nombre que era mucho más pegajoso y el cual fue una invención
del hijo mayor de Richardson; Henry Smith Richardson, que se había unido a su
padre en el negocio, se vendía ya en 7 estados del sur de Estados Unidos y poco
a poco se comenzó a vender en los Estados del norte de la unión americana.
El gran detonador para el éxito del Vick’s VapoRub, fue la
epidemia de influenza que sufrió el mundo en 1919. A pesar de su uso eficaz en
Estados Unidos, Lunsford Richardson murió ese año de neumonía, casi seguro
víctima de la epidemia de influenza.
Entonces sus hijos Henry Smith y Lunsford, junto con su
yerno William Y. Preyer, tomaron el control de la empresa. La expansión de
mercados logró cruzar las fronteras de Estados Unidos. En 1931 Vicks lanzó al
mercado dos nuevos productos unas gotas para la nariz y las pastillas para la
tos. En 1952 introdujo al mercado el jarabe contra la tos.
Lunsford Richardson fue además un gran filántropo, que nunca
hizo distingos entre blancos y negros a pesar de su origen sureño, Durante la
II Guerra Mundial la comunidad negra de Carolina del Norte pidió que se nombrara
a uno de los buques de Guerra de la marina norteamericana el S.S. Lunsford
Richardson en honor de su amigo blanco.
En 1985 la empresa fue vendida a Procter and Gamble y hasta
la fecha es uno de sus productos más importantes.
publicado en thepoint.com.mx el 14 de septiembre de 2016
imagenes: wikipedia.org
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