domingo, 14 de mayo de 2017

De ciencia, que tanta falta nos hace.



Así como el sistema educativo mexicano está diseñado para alejar a los estudiantes de los libros; de la lectura. Sucede lo mismo para quitarles cualquier idea de dedicarse a la ciencia.

Armando Enríquez Vázquez

Cuando el pasado 22 de abril se llevó a cabo la Marcha por la Ciencia, no sólo en México, sino en las principales ciudades de Occidente, quedó de manifiesto que la mayoría no nos estamos tomando en serio lo que sucede con la ciencia. La noticia pasó desapercibida para millones de mexicanos bombardeados por los diarios oficialistas, ocupando sólo algunos espacios, más como curiosidad, que como una de las notas más relevantes. Los noticieros de radio y televisión que son incapaces de voltear hacia otro lado que no sea aquel que le indican sus patrocinadores y en especial el gobierno federal que tanto dinero gasta en promocionarse con jingles y palabras absurdas, en canales de televisión y estaciones de radio, con el único fin de amagar a las estaciones y condicionar la inversión a la forma en que se manipula la información.
Para estos medios México, se limita a corrupción, violencia, las notas de una partidocracia vuelta oligarquía que niega a los ciudadanos cualquier otra realidad y por tanto merece estar en primera, segunda y tercera plana, antes que cualquier otra cuestión. Como en el caso de los Expedientes Secretos X, en México la verdad se encuentra allá afuera. Dice un dicho: La verdad nos hará libres. En las sociedades contemporáneas parte muy importante de esa verdad se encuentra en la ciencia, en el poder generar documentos, y patentes, en promover la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías de manera seria y no con esas fáciles notas de periódico sobre jóvenes y no jóvenes que con mil esfuerzos logran entrar y ganar concursos internacionales y son olvidados con una vuelta de página o un corte comercial. La ciencia no vende como el crimen organizado y mucho menos gana prebendas como obedecer al Estado, no vende como el cuerpo de las Kardashian, pero como decía una de las pancartas en Nueva York: “No tenemos un Planeta B”.
Así como el sistema educativo mexicano está estructurado para alejar a los estudiantes de los libros; de la lectura. También está diseñado para quitarles cualquier idea de dedicarse a la ciencia. El México de la partidocracia sólo necesita burócratas estultos que se rían de serlo.
En México, la ciencia es una etiqueta para gente deschavetada que vive encerrada en laboratorios, haciendo inútiles investigaciones que no les dejan nada. Cuando es todo lo contrario. La ciencia y la investigación no sólo dan prestigio a instituciones como la UNAM o el IPN, algo que muchas escuelas de educación superior privadas en México desdeñan a diferencia de lo que sucede en otras partes del mundo, pues lo ojos de dueños y rectores están centrados únicamente en la caja registradora. La ciencia hace que un país se desarrolle y por lo tanto es generador del prestigio de ese país. Además, las investigaciones llevan a patentes que generan divisas a los investigadores, sí, pero a los países también. Desgraciadamente en esa cultura priísta de robarse todo sin esfuerzo y con prepotencia, la idea del trabajo, no tiene cabida. La ciencia y la investigación son una estéril inversión para quienes acostumbran tomar el dinero del pueblo a manos llenas y dar agua del grifo en lugar de quimioterapias.
Una de las mantas que llevaban científicos y amigos el día de la marcha en nuestro país decía: “Menos diputados, mas posgrados”. Es cierto la inversión en becas científicas en México es cada día menor de acuerdo con información de Animal Político, los diputados, esos mismos que no quieren soltar el fuero que les permite ser criminales, esos mismos que son incapaces de reducir el número de curules o de bajar su sueldo y desecharon la propuesta del diputado independiente local de Jalisco Pedro Kumamoto de no dar dinero a partidos que no obtienen votos, eliminaron más de 23% del presupuesto designado a becas del CONACYT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología).
El mismo CONACYT es un nido de burócratas sin oficio, ni beneficio que poco hacen en pro de la ciencia y la tecnología, como sucede con muchas dependencias de gobierno que desvirtúan su existencia gracias a godínez y sindicatos buenos para nada.
La condescendencia del gobierno, desde siempre, en materia de ciencia es un insulto para todos aquellos que ejercen un trabajo científico en nuestro país. Peña Nieto demagógicamente se comprometió durante su campaña presidencial a apoyar el desarrollo científico del país algo que resultó, solamente una promesa. México es no sólo uno de los países a nivel mundial que menos invierte en sus científicos, es el país de América Latina que menos lo hace, a algunos esto debería de darles vergüenza.
Este sexenio ha sido un fracaso en todos los aspectos y sentidos, cuando se hablaba en el caso del gobierno de Vicente Fox de seis años perdidos, en el caso de Peña Nieto y sus secuaces debemos hablar de un siglo de retroceso en materia de democracia y transparencia, de un camino en reversa en cuanto a honestidad en el servicio público se trata, y un verdadero insulto en materia de bienestar y avances sociales y en pro de la ciudadanía o del país.
Los diputados y senadores en lugar de emitir un reglamento que prohíba la exagerada inversión de los poderes de la nación, de las secretarias, órganos del estado, en propaganda vacua, dinero que podría aprovecharse para becar a algunos brillantes mexicanos con ganas de destacar, se dedica a proteger a ladrones como Tarek Abdalá. El PRI tiene una agenda clara saquear al país que no da lugar a las verdaderas necesidades de México, como la inversión en materia de ciencia; becas, promoción de la investigación, pero es lógico, sí como consecuencia del deficiente sistema educativo, estos diputados nos han demostrado su analfabetismo latente, su desprecio por la cultura y por la ciencia, nada podemos esperar ya de ellos. 
Peña Nieto, tan bueno para el albur de cuarta, debería mejor cumplir sus promesas, darle a México y a los mexicanos la cantidad de ciencia que necesitamos para realmente desarrollarnos y no sólo atole con el dedo.

publicado el 2 de mayo en blureport.com.mx

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