El PRI no ha cambiado, y si lo ha hecho es para peor. Ni siquiera su líder máximo es capaz de entender al país que gobierna, sus aliados y subordinados sólo son sus secuaces.
Armando Enríquez Vázquez
En las últimas semanas hemos visto a dos corruptos ex
gobernadores priístas ser aprendidos en diferentes países, bajo diferentes
escenarios y las expectativas de sus capturas, también, son diferentes.
Mientras que la policía italiana actuando bajo la petición de Estados Unidos
detuvo a Tomás Yarrington, sorprendiendo a la PGR, que como en el caso de Moreira
en España el año pasado, tuvo como respuesta enviar a personal de la
dependencia a defender al ex mandatario tamaulipeco, para lograr el traerlo
sano y salvo a México, ellos le llaman eufemísticamente extradición. El ex
gobernador de Veracruz, Javier Duarte, quién a pesar de ser detenido por la
policía guatemalteca, PGR insiste en querer colgarse la medalla obviando hechos
que los mismos funcionarios de la dependencia, torpemente sacan a relucir en su
declaración de cómo ocurrieron los hechos, al minimizar que la mujer de Duarte,
Karime Macías, saliera del país con documentos falsos, algo que al parecer para
la Procuraduría y para el gobierno de Enrique Peña Nieto carece de importancia.
La Primera detención se dio a pesar del PRI, que hasta la
llegada del nuevo gobernador panista a Tamaulipas aun pagaba la seguridad
privada del ex gobernador, y para sorpresa de Enrique Peña Nieto y su opaca e
inútil Procuraduria General de la República. La segunda en clara asociación con
la policía guatemalteca y el detenido, una detención que más parece una salida
pactada.
Para un gobierno tan corrupto como el de Enrique Peña Nieto,
la detención de Yarrington, como en su momento la de Moreira, implican la
posibilidad de que salgan a la luz las verdaderas redes de corrupción que lo
sostienen y los nexos entre organizaciones criminales y el poder, se convierten
en verdaderas amenazas para la partidocracia.
Parece que olvidamos ya el regreso, de Fidel Herrera, que
venía supuestamente a limpiar su imagen de las acusaciones hechas por Miguel
Ángel Yunes, tal vez haya respondido más a que el ex gobernador veracruzano
podía asumir, también, que agencias internacionales y no mexicanas iban tras
él. Por eso Peña Nieto y el Nuevo PRI no han escatimado en gastos para salir en
defensa de los ex gobernadores norteños.
El caso de Javier Duarte, la clásica “concertacesión”
habitual, entre priístas; donde el veracruzano gana más con entregarse y pactar
su detención, que manteniéndose “profugo”. Por lo pronto Karime ya desapareció
y los pretextos de la PGR para minimizar el hecho del pasaporte falso, son un
verdadero insulto a la inteligencia de los mexicanos. Como lo son también el
que por aeropuerto de Toluca, entidad gobernada por los amigos más íntimos de
Peña Nieto, salieran sin problemas y sólo con multas irrisorias, grandes
cantidades de euros que ningún civil normal podría sacar así de fácil del país.
Las consecuencias en ambos casos pueden resultar más
negativas, que positivas para el presidente de la corrupción y su partido y
demuestran hasta donde llegan las redes de corrupción de Duarte.
La detención de Duarte, no implica nada en tanto toda la red
de personas que lo ayudaron a tobar y a escapar no sea descubierta y detenida,
incluidos los funcionarios que les proporcionaron a él y su esposa los pasaportes
falsos el mismo día que Enrique Ochoa, Presidente Nacional del PRI estaba de
gira por Veracruz y en pláticas con Flavino Ríos ex gobernador interino de
Veracruz, hoy preso por su participación en la huida de Duarte al
proporcionarle un helicóptero propiedad del Estado, además de desviar fondos en
lo corto de su interinato, apenas más de 40 días, por más de 240 millones de
pesos.
La red del SAT que le permitió sacar los euros, el mismo SAT
que nunca aclaró su papel y el de sus funcionarios que se enriquecieron y
estaban nombrados en los famosos Panama
Papers. ¿Quién y cómo estos gobiernos del PRI han creado con la mayor
desfachatez empresas fantasmas que roban dinero a costa del bienestar de los
mexicanos? Esas son las redes que deben ser descubiertas y expuestas. Y por
mucho que les pese a los priístas veracruzanos aun libres, el hecho de que
Duarte y algunos de sus colaboradores estén detenidos, no es un logro del PRI,
es un mérito de la sociedad civil y de la prensa que no se han cansado de
denunciar las atrocidades que se cometieron en ese estado utilizando la bandera
de un partido político que solo ha hecho daño a México y a los mexicanos en los
últimos años. Los priístas veracruzanos, en el mejor de los casos fueron
cómplices con su silencio desde hace muchos sexenios y en especial al ser
comparsa de Herrera y Duarte.
Si Yarrington habla frente al sistema judicial
norteamericano, muchos políticos mexicanos del PRI verán sus más sucios
trapitos expuestos, mientras que Duarte dirá y señalará sólo a quienes la PGR y
Enrique Peña Nieto le indiquen para continuar con el circo de la lucha contra
la corrupción y con ello el veracruzano salvará a su esposa y el dinero
malhabido durante su gobierno.
El PRI no ha cambiado, y si lo ha hecho es para peor. Ni
siquiera su líder máximo es capaz de entender al país que gobierna y se atreve
a decir estupideces y vulgaridades como la de “No hay chile que les embone”
como si estuviera con sus compinches en una cantina y no hablándole a los
mexicanos que se supone gobierna.
Peña Nieto ya perdió todo, hasta la cordura.
publicado el 19 de abril de 2017 en blureport.com.mx
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