Gracias a un visionario empresario alicantino las
aceitunas rellenas se industrializaron para convertirse en uno de los
bocadillos favoritos y populares en España y otras regiones.
Armando Enríquez Vázquez
Uno de los frutos
más codiciados por los pueblos mediterráneos desde tiempos inmemoriales son las
aceitunas. El árbol del olivo y los beneficios de su fruto se conocen desde
hace miles de años. De la aceituna prensada se obtiene el famoso aceite de
oliva que a lo largo de la historia de la humanidad sirvió como combustible
para las primeras lámparas de aceite, como alimento y como preservador de
alimentos. Las hojas del árbol se utilizaron para las guirnaldas que ceñían la cabeza
de los ganadores de los juegos olímpicos. Todos los pueblos mediterráneos las
han consumido por siglos de diferentes formas y las famosas aceitunas griegas
de Kalamata tienen fama y gran demanda a lo largo y ancho del mundo. Un dato
curioso a saber es que las aceitunas verdes y las negras son la misma aceituna
con la diferencia de que la aceituna negra es el fruto maduro. Los españoles no
son la excepción y las aceitunas aliñadas son una de sus botanas favoritas. De
hecho, España es la primera productora mundial de aceitunas con una producción
anual superior a los seis y medio millones de toneladas y es también el primer
exportador del planeta de aceitunas.
La historia de
esta empresa nace en la población de Alcoy en la provincia de Alicante, cuando
en 1926, un empresario textil decidió emprender una empresa dedicada a rellenar
los pequeños frutos: Cándido Miró Rabasa. Lo curioso es que Alcoy no se
encuentra cercana a la zona de España dedicada al cultivo de olivos y se ubica
en la parte opuesta de la península dedicada a la pesca de la anchoa.
Las aceitunas
rellenas no fueron invento del Alcoyano, según algunos sitios de Internet las
primeras aceitunas rellenas se elaboraron en Francia, a mediados del siglo XIX,
pero a principios de siglo XX en Alicante ya eran populares las aceitunas
rellenas de anchoa, el problema es que el relleno se hacía a mano. Con un
palito se deshuesaban las aceitunas y posteriormente de manera manual se rellenaban
en un complejo y lento proceso. Finalmente se sumergían las frutas en salmuera
para conservarla. Lo que hizo Miró Rabasa fue desarrollar y crear máquinas para
deshuesar y rellenar la pequeña fruta. Aunque tampoco fue el primero en
patentar una deshuesadora o una rellenadora de aceitunas, si las perfeccionó y
optimizó sus funciones.
Cándido Miró
bautizó a su empresa como El Serpis, nombre del río que cruza por Alcoy
y desemboca en el Mediterráneo, pero que además dotaba de energía eléctrica a
la ciudad y era el eje del crecimiento industrial de la misma. Con el paso de
las décadas y tras la muerte de Miró en 1960. la empresa eliminó el artículo de
sus empaques y latas en la que solamente se lee Serpis.
Tras la Guerra
Civil española en 1936, Alcoy quedó devastada por las fuerzas franquistas, tal
vez aprovechando la situación y con persistentes rumores a lo largo de los años
de plagio, se fundó en la ciudad otra empresa aceitunera llamada La Española
y a pesar de su agresiva estrategia de posicionamiento y su crecimiento en los
mercados locales, lo cierto es que Serpis es una marca de nivel mundial
con exportaciones a diferentes países incluido México.
Serpis tiene en Alcoy además de sus oficinas
centrales, bajo el nombre empresarial de Cándido Miró SA, un museo de la
aceituna donde se registra la historia de la empresa y de la maquinaria que el
empresario español creó para rellenar sus aceitunas y dar los cimientos de esta
empresa familiar.
Hoy la marca
tiene una línea especializada de aceitunas rellenas de jamón serrano, queso
azul, queso manchego, chorizo picante, entre otros. Además de las frutas del deshuesada
o con su semilla, El Serpis envasa y comercializa combinaciones de
aceitunas y diferentes verduras encurtidas como pepinillos, cebollitas cambray,
chiles o guindillas como los llaman los españoles, bajo la denominación Tapeo.
En 2019, El Serpis lanzó a la venta una línea de aceitunas sin salmuera
para competir contra las botanas como las papas fritas y cacahuates llamadas Let’s
go.
En las bodegas de
la planta de El Serpis se almacenan 3 millones de kilos de aceitunas y
se enlatan más 36,000 kilos por jornada de ocho horas.
publicado originalmente thepoint.com.mx el 12 de julio de 2021
imagen serpis.com
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