Lo que sucedió
el domingo 6 de junio fue un triunfo de la democracia y de los ciudadanos a
pesar de los intentos de López Obrador por descreditar a quienes no están con
él.
Armando Enríquez Vázquez
Llegar temprano a
la casilla tanto los ciudadanos encargados de las casillas que estábamos en
nuestros puestos antes de la siete y media, listos para armar la casilla, como
los ciudadanos votantes que comenzaban a formarse frente a la casilla ya era en
sí una buena señal de la participación ciudadana. Como el país la casilla estaba
conformada por más mujeres que hombres y mi casilla era presidida por una de ellas.
Con el tapabocas
y careta puestos, una botella de gel, los funcionarios ciudadanos de casillas y
los representantes del INE esperamos a que los policías del edificio oficial
donde se instalaron las casillas nos abrieran el estacionamiento para entrar y
recibir de los funcionarios del INE las mamparas, mesas, sillas, papelería,
paquetes de boletas, plumones, urnas y los elementos particulares de una
jornada electoral en pandemia; tapabocas, gel, toallitas. Comenzamos a armar
todos los elementos, a contar las boletas y registrarlas. En la casilla
contigua una mujer representante del PT pidió sellar cada una de las boletas,
con la arrogancia propia de Gerardo Fernández Noroña, la mujer que obviamente
no supo lo que pidió seguía sellando boletas después de hora y media de
iniciada la jornada electoral, no sé que creía que era sellar las boletas, pero
se veía fastidiada de poner su sellito ridículo del PT o de Morena, porque unas
horas después de iniciada la jornada electoral cambio su pin del PT por otro de
Morena.
La gente fuera de
la reja a pesar de no ser aun las ocho aumentaba y cierta impaciencia se notaba
mientras armábamos toda la casilla. Mi casilla inició con un retraso de unos
veinte minutos porque uno de los ciudadanos funcionarios no se presentó y como
marca la ley y hay que esperar para confirmar su ausencia. Los dos jóvenes
suplentes; un chico y una chica universitarios fueron ejemplo a seguir de todos
pues aguantaron media jornada ayudando en diferentes faenas como acercar a los
ciudadanos de la tercera edad, mostrando a cada votante la casilla
correspondiente.
La jornada se
llevó a cabo sin ningún problema, fue durante las horas previas al mediodía
cuando más ciudadanos se presentaron a votar. En la casilla donde me tocó
actuar como secretario 2, se presentaron 2 jóvenes menores de 30 años como los
representantes del PAN desde el inicio de la jornada.
En la casilla
aledaña, la mujer del PT/Morena, consultaba su teléfono de manera obsesiva y
mandaba mensajes de manera constante a quien sabe quién, diferentes personas se
acercaron a ella en diferentes momentos del día, todos con identificaciones del
partido oficial, con la arrogancia de quien se siente intocable y vencedor,
triste panorama el que les esperaba.
A las seis de la
tarde se cerró la casilla e inició la parte esencial del proceso la apertura de
urnas y el conteo de votos que no hace ningún representante de partido o
funcionario del INE o de los institutos locales, sino es efectuado por aquellas
personas de la sociedad civil que por sorteo fuimos designados como
funcionarios de casilla.
Boleta por boleta, contamos los votos de la elección federal
y de las elecciones locales. Para armar los paquetes que se envían al INE para
los conteos de todos los votos ciudadanos. Los representantes del PAN y una
chica que se sumó de último momento de Morena supervisaron el conteo y
estuvieron de acuerdo con los resultados. La mujer de la casilla contigua se pálida
y desencajada firmó su acta correspondiente, ante la apabullante derrota de los
candidatos oficiales en las tres elecciones en las casillas que estábamos ahí,
la arrogancia se había borrado de su cara y había perdido como cuarenta centímetros
de estatura. Pero lo único cierto era que la democracia había vencido en esas
casillas y la participación ciudadana fue cercana al 70% en esas casillas.
En pocos países
del mundo incluidos aquellos que asumimos como las más importantes democracias
son los ciudadanos los que se encargan de llevar a cabo las elecciones, de
contar los votos en la primera instancia, de servir a los otros ciudadanos en
uno de los días más significativos de la democracia. Ahora es el presidente y
una bola de políticos mediocres los que quieren arrebatar a la ciudadanía de
esta muestra de la participación democrática, solamente porque el señor sueña
con convertirse en el dictador tras las bambalinas de los futuros gobiernos.
Lo importante y
debe quedar claro es que el INE es mucho más que el Consejero Presidente y los
consejeros que son la cabeza del instituto, somos los ciudadanos que a pesar de
lo que diga el presidente luchamos desde hace muchos años por hacer de México
una democracia, somos nosotros los que desde
las urnas, con nuestro voto y nuestro compromiso de llevar a cabo las
elecciones como funcionarios de casilla la parte viva del instituto y los que a
golpe de voto hemos cambiado el país y no debemos permitir que un obseso con
aires de dictador acabe con un instituto ciudadano, solo por el capricho
revanchista de aun hombre que jamás es responsable de nada.
La democracia no
es de chairos o fifíes, si no de chairos y fifíes, es un acto de inclusión y
diversidad de opiniones y voces y eso fue lo que demostramos querer los
mexicanos este domingo.
A manera de colofón esta semana fui sorteado para participar
también como funcionario en la consulta popular que se llevara a cabo el 1º de
agosto. Ya les contaré como me fue.
La imagen es también de mi autoría.
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