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miércoles, 12 de julio de 2023

Un pueblo lleno de hombres muertos

 


Una nueva serie procedente del hemisferio sur hace que una vez más Amazon demuestre porque está a la vanguardia en su oferta.

Armando Enríquez Vázquez

Zona de spoilers, ve la serie y regresa al texto.

Internet es responsable de haber hecho realidad la aldea global. Escuchamos podcast chilenos, españoles, leemos diarios italianos, estadounidenses, canadienses y vemos series turcas y japonesas. Ahora en Amazon Prime podemos disfrutar de una serie que llega de Tasmania, un estado insular que pertenece a Australia.

Deadloch fue creada por las comediantes y guionistas australianas Kate McLennan y Kate McCartney y fue estrenada este año en Prime Amazon. La serie es una comedia negra que sucede durante una serie de asesinatos, además invitarnos a reflexionar de manera muy ácida sobre los seres humanos y las absurdas divisiones sociales de la actualidad.

Deadloch es un pequeño y ficticio pueblo en Tasmania situado a la orilla del lago del mismo nombre, en los últimos años de su existencia ha visto la llegada de una gran comunidad de lesbianas al poblado. Una mañana aparece uno de los hombres del pueblo muerto a las orillas del lago. Deadloch se ve sacudida, nunca se había dado un caso de asesinato, solo había dos casos de hombres desaparecidos años atrás. La noticia no termina ahí, al cadáver le falta la lengua.

Dulcie Collins (Kate Box) es la encargada de la estación de policía, la vida de la investigadora es apacible en apariencia que vive con su pareja Cath York (Alicia Gardiner), sus conflictos son las de todas parejas, buscar una vivienda, discusiones banales, por el crimen se rompe su monotonía y de pronto se ve ante la posibilidad de mostrar su verdadero valor como policía, pero el machista y misógino Comisionado de policía de la región le indica que no haga nada hasta que llegue un detective procedente de la ciudad australiana de Darwin, quien se hará cargo de la investigación.

Así que a Deadloch llega Eddie Radcliffe (Madeleine Sami) una detective de Darwin, la ciudad más grande del suroeste australiano, que a primera vista es un verdadero desastre, más misógina que muchos de los hombres y policías de la región, se burla y hace escarnio de Dulcie y las otras lesbianas del pueblo y con ganas de resolver el caso de manera rápida para regresar a arreglar pendientes a Darwin, pero pronto aparece un segundo cuerpo y un tercero y uno más de un personaje local supuestamente desaparecido siete años atrás. Eddie no tiene intenciones de quedarse en Darwin así que un principio duerme en una tienda de campaña al interior de una tienda de artículos deportivos y de caza, habla y se sincera con los maniquís del display.

La alcaldesa Aleynah Rahme (Susie Youssef) ingenua y un boceto de prepotencia enfrentada de lleno al macho alfa del pueblo, Phil MacGangus (Shaun Martindale) quien insiste en la nociva presencia de la comunidad lesbiana en el pueblo y el daño que estas mujeres han causado en la actividad económica, por su lado los jóvenes preparatorianos del pueblo la cargan contra la jugadora de Rugby Tammy Hammson (Leony Whyman), mujer descendiente de los pueblos nativos, así como una mujer de armas tomar para poder lograr el ser considerada a jugar rugby profesional en Australia por lo que es aún más boicoteada por los jóvenes jugadores.

Eddie dirige una investigación errática, la detective lidia además con una culpa en su pasado; la muerte de su pareja de trabajo en Darwin. Dulcie también oculta un affair en Sidney que destrozó en su momento la confianza Cath. Ambas mujeres tratan de lidiar con las consecuencias de estos actos al tiempo que tratan de resolver el caso desde puntos diferentes; Dulcie desde el raciocinio y los hechos, Eddie trabaja con la tripa y la irracionalidad.

Como en la mayoría de las series negras actuales las sospechas del espectador se van manipulando y dando razones de peso para que esto sea asï, una estructura llena de giro de tuerca. Deadloch es una serie con un gran guión, personajes memorables como los dos policías asistentes de Dulcie; Abby (Nina Oyama) una joven a punto de casarse con el arrogante médico forense del poblado Y Sven (Tom Ballard) que parece interesado por todo menos por el trabajo policial. La amiga de Tammy, Miranda (Kartanya Maynard) que en una especie de indolencia de una adolescente.

La familia O’Dwyer, madre, hija y nieto de los habitantes originales del pueblo y cuyo patriarca se dice que las abandono hace años y cuyo cuerpo aparece en el lago con las mismas características de los cuerpos recientes. Skye O’Dwyer (Holly Austin) la hija es una de las principales sospechosas para Eddie, no sólo por ser descubierta mintiendo acerca de su ubicación al momento de la desaparición de su padre. En otro momento será la madre de Skye la sospechosa.

Margaret Carruthers (Pamela Rabe) descendiente de los fundadores del pueblo y filántropa (al menos en teoría). Pero también sospechosa y cuyo hermano lleva fuera de Deadloch más de una década.

Deadloch es también una critica al machismo y a las costumbres del patriarcado para humillar y menospreciar a las mujeres y presumir la pretendida superioridad del sexo masculino.

Al momento de resolver el caso la mayoría de los personajes quedará descubierto por su incompetencia, con excepción de una sola policía.  El móvil de los asesinatos será una especie de reivindicación de la lucha de las mujeres, con su inesperado final.

La guerra en Deadloch no es sólo una guerra de sexos, géneros y preferencias sexuales, es la clásica batalla de la razón contra la estupidez. En un momento en que las cuotas de genero y color llenan las tramas de las series y las plataformas la mayoría de las veces sin ton, ni son y que con broche de presión son insertadas en las historias, Deadloch es una fresca y negra comedia con lesbianas estúpidas, cursis, impulsivas y discriminatorias que se mezclan con heterosexuales con las mismas características, porque los seres humanos sin importar su genero o preferencias sexuales son ante todo seres humanos, imperfectos y llenos de prejuicios. El final y la frase final de la serie nos deja ver que tal vez en algún momento una segunda temporada que Eddie y Dulcie protagonicen.

Deadloch vale la pena de principio a fin.

imagen: amazonprime

miércoles, 12 de enero de 2022

Nerd today. Boss Tomorrow.



Como vender drogas por Internet de manera rápida es otra gran serie alemana, maravillosamente escrita, dirigida y actuada. Humor negro en un hibrido de comedia, thriller y melodrama. Y esta es su tercera temporada.

Armando Enríquez Vázquez

Esta es una de las frases con las que inicia la serie alemana Cómo vender drogas por Internet de manera rápida y una utilizada cerca del final de la tercera temporada que se acaba de estrenar en Netflix. Una frase llena de arrogancia y dolor que refleja a las últimas generaciones de jóvenes que se sienten incomprendidos en sus años de educación preparatoria y secundaria.

Así bajo ese leitmotiv se desarrollan tres temporadas de desaventuras del adolescente Moritz Zimmermann (Maximilian Mundt), quien al final de la tercera temporada alcanza la mayoría de edad y en la que finalmente Moritz acepta su personalidad egocéntrica y egoísta. Ayudar a aquellos que los consideran por momentos su amigo, es solo otra expresión de esa personalidad. Moritz va en camino de convertirse por su propia voluntad y por azares del destino en un Padrino alemán

No hay nada nuevo ni sorpresas en la serie; sabemos que Moritz esta en la prisión y hace tres temporadas nos cuenta la historia de su negocio de drogas por Internet en un testimonial que está siendo grabado para la televisión alemana, lo único que crece en el relato de Moritz es demostrar ambición por mantener su exitoso negocio y satisfacer su ego al mostrarse como un triunfador.

La tercera temporada inicia con Lenny (Danilo Kemperidis), Dan (Damian Hardung) y Kira (Lena Urzendowsky) tras ser traicionados por Moritz, desarrollando su propia página para vender drogas, mientras Moritz trabaja en Holanda con Marlene (Markoesa Hamer) y Beeke (Hannah van Luteren), pero sigue acudiendo a la escuela en Rinseln, Alemania, donde sigue siendo ignorado por todos y ahora despreciado por los que constituían su núcleo de amigos y conocidos, con excepción de Lisa (Anna Lena Klenke) su antigua novia y buena amiga. Ahora los problemas de Moritz se centran en desarrollar una nueva página de Internet mejorada y a la que Leny no pueda tener acceso, ni conocer cómo funciona del todo y con la que impresionar a las holandesas, pero el genio de la programación no es Moritz sino Lenny.

Las holandesas junto con Marteen (Ruben Brinkman), el sicario del trío, tienen planeado quedarse con el negocio y utilizar a Moritz como la fachada y en su momento sin duda como chivo expiatorio de la operación.

El inspector Kamper (Florentin Will) sospecha ya de Moritz y a pesar de ordenes directas que se lo prohíben continúa investigando a Moritz. El núcleo familiar de Moritz continua igual; el padre Jens (Roland Riebeling) sigue tratando de mantener a la familia unida y demostrar que es un buen padre a pesar de no ser un buen profesional y las palabras de Moritz acusándolo de ser un fracasado resuenan en su mente a lo largo de la tercera temporada, pero su amor paternal esta por encima de los reclamos Moritz y la pequeña María Zimmermann continua su exitosa carrera como tik toker.

Como vender drogas por Internet de manera rápida es otra gran serie alemana, maravillosamente escrita, dirigida y actuada. Llena de humor negro, de emoción en un hibrido de comedia, thriller y melodrama, con giros de tuerca inteligentes y un final de la tercera temporada más que predecible, con personajes entrañables y un protagonista bastante repulsivo. Personajes adolescentes que se comportan como tales y villanas corporativas que no se ensucian las manos, para eso tienen a su matón, mientras ellas son agradables, sofisticadas y divertidas. Policías torpes, empecinados y enamorados de ellos mismos. La familia Zimmermann cliché de una familia kitsch y el propio Moritz atrapado entre querer dar la imagen de un empresario de tiempos del Internet y al mismo tiempo un inseguro adolescente que no puede entender que Lisa ya no lo quiera y se dedique a explorar su sexualidad con otros jóvenes que no son él. Al final Lisa también traicionara la confianza que Moritz le tiene en aras de satisfacer sus propias aspiraciones. Como vender drogas por internet de manera rápida es un buen retrato de una generación de influencers y jóvenes banales, egoístas que con sus caprichos e intolerancia imponen tendencias de mercadotecnia y de pensamiento no reflexionado. Valientes detrás de sus teléfonos y teclados inseguros al enfrentar la vida real como el personaje de Kira.

El resultado es muy atractivo, el formato con temporadas cortas de 6 capítulos de media hora ideal y todos listos para una cuarta temporada en la que creemos que Moritz escapará de la cárcel, para continuar su ascenso de Nerd a Jefe de jefes.  


Originalmente publicado en roastbrief.com.mx en septiembre de 2021

Imagen Netflix

miércoles, 6 de mayo de 2020

Chamuco en descenso.



Diablero logra mantener cierto interés por dos razones desde mi punto de vista; la primera es mantener el tema de la mitología mexica yel sentido negro del humor.


Armando Enríquez Vázquez

En el siguiente texto existen spoilers, continuar la lectura es bajo la responsabilidad del lector
Pasó más de un año para que Netflix estrenara la segunda temporada de Diablero, una serie chilanga acerca de lo sobrenatural que mezcla historias católicas con historias de la mitología mexica, jugando con ese extraño sincretismo en el que vivimos en México.
A pesar de que la primera temporada estaba bien armada lo que obviaba algunas fallas en la ejecución de la producción y otras tantas en el guion, la segunda temporada comienza a desmoronarse desde el segundo capítulo. Tal vez por eso la segunda sólo son seis capítulos de media hora y tardó más de un año en ser estrenada.
Algunas ideas son muy buenas y están bien ejecutadas y producidas. La mujer del puesto de la Lotería Nacional que da entrada al bar de Isaac El Indio, el diablero antagónico del protagonista y enamorado eterno de Keta, con su glitch. La salida del Mictlán a través de un excusado, el burdel de demonias dirigido por la Reina Lupe (Ela Velden) y la realidad-alucinación a la que se somete a la clientela para mostrar la miseria de la condición de algunos de ellos.
Tristemente se nota que muchas ideas no se pudieron realizar de manera adecuada, me imagino que el presupuesto otorgado por la plataforma fue insuficiente y ver al Ahuitzotl, que me recordó a los primeros monstruos de la televisión de superhéroes japonesas como Ultraman, de finales de la década de 1960, así como a las cintas de Godzilla de Ishiro Honda de los años 50’s, no me quedó más que recordar al patético fauno de la serie Witcher, también de Netflix. ¿Acaso la plataforma no tiene quién pueda hacer un buen CG, o máscaras, esto es un verdadero demerito en series que Netflix quiere vender?
Lo cierto es que Diablero logra mantener cierto interés por dos razones desde mi punto de vista; la primera es mantener el tema de la mitología mexica, la visión modernizada sobre la misma lleva buenas situaciones de buena comedia en la serie, como el asunto de presentar el primer piso del Mictlán con una trajinera de Xochimilco llena de diferentes personajes del folclor moderno chilango. Vale la pena mencionar que este sincretismo entre lo mexica y lo chilango hace que la serie sea muy atractiva y entiendo el problema de los regionalismos para audiencias globales, pero es una muy vieja receta utilizada en las series norteamericanas, algunas de ellas muy exitosas.
La segunda es las grandes actuaciones de algunos de los protagonistas que mantienen ese carácter tan urbano de la Ciudad de México con sus personajes populares. No cabe que la dupla de Elvis Infante (Horacio García Rojas) no sólo es un gran personaje, sino que la interpretación de García Rojas ha logrado crear un personaje que resalta en las series Mexicanas, por su originalidad y frescura a pesar de lo mal escrito de ciertos capítulos que abusan del chiste barato, que a su vez desvirtúa los buenos momentos de comedia y sarcasmo de la serie. En ciertos momentos los guionistas sólo pueden recurrir al pastelazo verbal. Es gracias a García Rojas que la serie se mantiene atractiva y junto con él su hermana Keta (Fátima Molina) se convierte en un personaje entrañable y que ha evolucionado de la primera a la segunda temporada. Isaac El Indio (Humberto Busto) junto con sus hijas Paulina (Dulce Neri) y Thalia (Mariana Botas) a pesar de que son los grandes patiños de la primera temporada, en la segunda fueron totalmente relegados por los guionistas a apariciones secundarias y sin importar esto logran ser un gran trío con muy divertidas intervenciones y una secuencia gloriosa donde El Indio, saca a su alter ego para ayudar a Elvis, Keta, Nancy y Ramiro, la médium Surileidi. De la misma manera los guionistas trataron de muy mala manera a los personajes de Nancy (Giselle Kuri) y de Ramiro Ventura (Christopher von Uckermann) al volverlos totalmente planos con un arco narrativo torpe y como de telenovela de Televisa. Nancy tiene una muy buena secuencia al inicio la serie tratando de ser normal y asistiendo a una cita romántica, que no pasa de ser un gracioso sketch, desvinculado del resto de la serie donde esta necesidad de Nancy por ser normal y la aceptación del ser que es, se plantea y resuelve de una forma que no parece conflictuarla y por supuesto mucho menos al espectador.
La segunda temporada de Diablero retoma el robo del hijo de Keta, Mayaken, y la necesidad de recuperar a Ventura del Mictlán, el costo de esto último lleva a Elvis al mayor sacrificio que se puede hacer, en beneficio de su equipo y lo que llevaba a un buen cliffhanger para la tercera temporada. El problema es que, con los resultados de un mal guion y una mala ejecución de los efectos especiales, las alas de Mayaken y los intentos que tiene por liberarse de las cuerdas que los atan, parecen espasmos epilépticos, así con ciertos miscastings como el ejecutor del poder eclesiástico, no sé si Netflix permitirá esa tercera temporada.
Yo vería una tercera temporada con gusto en espera de rectificaciones, porque creo que son más los aciertos que los fallos y vale la pena ver de nuevo a Elvis Infante, Keta, Nancy y ventura en su lucha contra el submundo mexica. Una de las cosas que parece comprobar que no habrá esa tercera temporada, es la miserable manera en que Netflix promovió la segunda temporada, algo un producto mucho más original e interesante que otras mediocres producciones nacionales para Netflix como La casa de las Flores una sencilla y vulgar extensión de las telenovelas de Televisa, o Ingobernable, la telenovela-basura de Epigmenio Ibarra. Así como a las afueras de la Torre Manacar había una figura del primer monstruo de The Witcher, serie bastante menos creativa que Diablero, que gozó de una propaganda exagerada en la ciudad, me hubiera encantado ver la trajinera del Mictlán en Paseo de la Reforma y una Lupe Reina en Insurgentes saliendo de la fuente de La Bombilla enfrente al monumento a la mano de Álvaro Obregón. Espero que Netflix si nos otorgue una tercera temporada.

publicado en roatbrief.com.mx el 4 de febrero de 2020
imagen Netflix

jueves, 17 de agosto de 2017

Una sencilla serie de humor negro.





Entre los estrenos de 2017, en materia de series se encuentra Imposters. Una serie pequeña pero de gran intensidad.

Armando Enríquez Vázquez

Entre los estrenos de 2017, en materia de series se encuentra Imposters, una serie norteamericana producida por el canal Bravo y que, a pesar de parecer una serie menor, es una de las más divertidas, inteligentes y llena de vueltas de tuerca, como toda buena serie de estafadores debe ser, que he visto este año.
En medio de los clásicos sitcoms de gags fáciles y trillados, de las series de policías y asesinos que se resuelven en un sólo capitulo, los creadores de la serie, Paul Adelstein y Brook Adams, así como los escritores lograron una serie redonda, llena de humor negro. Una serie que se sostiene a lo largo de una primera temporada de diez capítulos con giros en la trama, guiños para el espectador y una serie de trucos en el guión que mantienen el interés por la serie y los personajes.
La trama es sencilla; Al llegar a casa después de casi un mes de haberse casado Eza Bloom (Rob Heaps), la encuentra vacía, su esposa, ha desaparecido y con ella toda la fortuna de Ezra. Ha sido víctima de un equipo de estafadores dedicados a engañar a solteros con dinero y problemas para relacionarse con los demás, a partir de tramas sencillas envuelven a sus prospectos a partir de la belleza y juventud de Maddie Jonson (Inbar Lavi) de quien invariablemente, se enamoran. Las estafas terminan en el altar. Pocos días después de la boda, Maddie desaparece y los deja sin nada, excepto un video disculpándose y amenazando con exponer secretos negros de ellos o su familia si se atreven a denunciarla. Así conocemos a tres parejas victimas de Maddie: Ezra Bloom, Richard Evans (Parker Young) y Jules Langmore (Marianne Rendón), que iniciarán el largo viaje para encontrar a Maddie y pedir las explicaciones necesarias, además del dinero.
Tal vez, contada así no resulte atractiva, pero lo que sigue en la trama, cuando Ezra, Richard y Julesse encuentren y lo hacen en medio de un nuevo trabajo. Aquí no va ni la mitad de la serie. Convierte cada capítulo en nuevas situaciones, con nuevos planteamientos y una historia que al mismo tiempo que se complica, integra nuevos personajes, igual de extraños y cínicos, como Lenny Cohen (Uma Thurman) encargada de solucionar de manera drástica cualquier problema que surja al interior del equipo de estafadores, bajo las órdenes directas del Doctor (Ray Proscia), un cirujano, encargado de investigar y proporcionar toda la información de futuras víctimas a los estafadores, jefe de la banda y quién se lleva el 70% de las ganancias obtenidas, y de los que Maddie y sus compañeros parecen ser sólo una célula entre otras que controla El Doctor.
Sí además incluimos en la mezcla agentes del FBI encubiertos, lo que en un principio parecía una serie de lugares comunes, se transforma en una serie llena de intrigas dentro de la intriga y otras intrigas menores.
Imposters, tiene sus guiños a películas que también tratan sobre el tema de estafas y trucos como la señal entre Max (Brian Benben) y Richard, homenaje a El Golpe.
Imposters está llena de amargura, de mala leche, de cinismo y ganas de vengarse. La justicia institucional y la justicia que los hombres por su propia mano ejecutan, códigos que crean vínculos dentro de una sociedad donde los códigos y reglas son creados para que los hombres mismos que juran defenderlos, los puedan romper y violar en aras muchas veces de cosas tan absurdas y concretas como la gloria personal. Una serie donde para actuar fuera de la ley hay que crear leyes y códigos propios que pueden resultar igual de endebles que los que rigen a la sociedad en general.
Pero también está llena de empatía entre aquellos que no pueden, o mejor dicho deben, ser empáticos. De camaradería entre los incapaces de creer en la solidaridad, de amor entre los descorazonados, y donde todo queda colgando de los hilos que prometen una segunda temporada con un aura aún más trágica y llena de humor negro que la primera, si es que Bravo llega a confirmarla. 
Es una serie de traidores traicionados, de traicioneros buena onda y de traicionados traidores, Imposters, es un buen ejemplo de una serie ligera de gran humor negro.

publicado en roastbrief.com.mx el 17 de abril de 2017
imagen: bravo.com