Diablero logra mantener cierto interés por dos razones desde mi punto de vista; la primera es mantener el tema de la mitología mexica yel sentido negro del humor.
Armando Enríquez
Vázquez
En el siguiente texto existen spoilers, continuar la lectura
es bajo la responsabilidad del lector
Pasó más de un año para que Netflix estrenara la segunda
temporada de Diablero, una serie chilanga acerca de lo sobrenatural que
mezcla historias católicas con historias de la mitología mexica, jugando con
ese extraño sincretismo en el que vivimos en México.
A pesar de que la primera temporada estaba bien armada lo
que obviaba algunas fallas en la ejecución de la producción y otras tantas en
el guion, la segunda temporada comienza a desmoronarse desde el segundo
capítulo. Tal vez por eso la segunda sólo son seis capítulos de media hora y
tardó más de un año en ser estrenada.
Algunas ideas son muy buenas y están bien ejecutadas y
producidas. La mujer del puesto de la Lotería Nacional que da entrada al bar de
Isaac El Indio, el diablero antagónico del protagonista y enamorado
eterno de Keta, con su glitch. La salida del Mictlán a través de un
excusado, el burdel de demonias dirigido por la Reina Lupe (Ela Velden) y la
realidad-alucinación a la que se somete a la clientela para mostrar la miseria
de la condición de algunos de ellos.
Tristemente se nota que muchas ideas no se pudieron realizar
de manera adecuada, me imagino que el presupuesto otorgado por la plataforma
fue insuficiente y ver al Ahuitzotl, que me recordó a los primeros
monstruos de la televisión de superhéroes japonesas como Ultraman, de
finales de la década de 1960, así como a las cintas de Godzilla de
Ishiro Honda de los años 50’s, no me quedó más que recordar al patético fauno
de la serie Witcher, también de Netflix. ¿Acaso la plataforma no tiene
quién pueda hacer un buen CG, o máscaras, esto es un verdadero demerito en
series que Netflix quiere vender?
Lo cierto es que Diablero logra mantener cierto interés por
dos razones desde mi punto de vista; la primera es mantener el tema de la
mitología mexica, la visión modernizada sobre la misma lleva buenas situaciones
de buena comedia en la serie, como el asunto de presentar el primer piso del
Mictlán con una trajinera de Xochimilco llena de diferentes personajes del
folclor moderno chilango. Vale la pena mencionar que este sincretismo entre lo
mexica y lo chilango hace que la serie sea muy atractiva y entiendo el problema
de los regionalismos para audiencias globales, pero es una muy vieja receta utilizada
en las series norteamericanas, algunas de ellas muy exitosas.
La segunda es las grandes actuaciones de algunos de los
protagonistas que mantienen ese carácter tan urbano de la Ciudad de México con
sus personajes populares. No cabe que la dupla de Elvis Infante (Horacio García
Rojas) no sólo es un gran personaje, sino que la interpretación de García Rojas
ha logrado crear un personaje que resalta en las series Mexicanas, por su
originalidad y frescura a pesar de lo mal escrito de ciertos capítulos que
abusan del chiste barato, que a su vez desvirtúa los buenos momentos de comedia
y sarcasmo de la serie. En ciertos momentos los guionistas sólo pueden recurrir
al pastelazo verbal. Es gracias a García Rojas que la serie se mantiene
atractiva y junto con él su hermana Keta (Fátima Molina) se convierte en un
personaje entrañable y que ha evolucionado de la primera a la segunda temporada.
Isaac El Indio (Humberto Busto) junto con sus hijas Paulina (Dulce Neri) y
Thalia (Mariana Botas) a pesar de que son los grandes patiños de la primera
temporada, en la segunda fueron totalmente relegados por los guionistas a
apariciones secundarias y sin importar esto logran ser un gran trío con muy
divertidas intervenciones y una secuencia gloriosa donde El Indio, saca
a su alter ego para ayudar a Elvis, Keta, Nancy y Ramiro, la médium Surileidi.
De la misma manera los guionistas trataron de muy mala manera a los personajes
de Nancy (Giselle Kuri) y de Ramiro Ventura (Christopher von Uckermann) al
volverlos totalmente planos con un arco narrativo torpe y como de telenovela de
Televisa. Nancy tiene una muy buena secuencia al inicio la serie tratando de
ser normal y asistiendo a una cita romántica, que no pasa de ser un gracioso
sketch, desvinculado del resto de la serie donde esta necesidad de Nancy por
ser normal y la aceptación del ser que es, se plantea y resuelve de una forma
que no parece conflictuarla y por supuesto mucho menos al espectador.
La segunda temporada de Diablero retoma el robo del
hijo de Keta, Mayaken, y la necesidad de recuperar a Ventura del Mictlán, el
costo de esto último lleva a Elvis al mayor sacrificio que se puede hacer, en
beneficio de su equipo y lo que llevaba a un buen cliffhanger para la
tercera temporada. El problema es que, con los resultados de un mal guion y una
mala ejecución de los efectos especiales, las alas de Mayaken y los intentos
que tiene por liberarse de las cuerdas que los atan, parecen espasmos
epilépticos, así con ciertos miscastings como el ejecutor del poder
eclesiástico, no sé si Netflix permitirá esa tercera temporada.
Yo vería una tercera temporada con gusto en espera de
rectificaciones, porque creo que son más los aciertos que los fallos y vale la
pena ver de nuevo a Elvis Infante, Keta, Nancy y ventura en su lucha contra el
submundo mexica. Una de las cosas que parece comprobar que no habrá esa tercera
temporada, es la miserable manera en que Netflix promovió la segunda temporada,
algo un producto mucho más original e interesante que otras mediocres
producciones nacionales para Netflix como La casa de las Flores una
sencilla y vulgar extensión de las telenovelas de Televisa, o Ingobernable,
la telenovela-basura de Epigmenio Ibarra. Así como a las afueras de la Torre
Manacar había una figura del primer monstruo de The Witcher, serie
bastante menos creativa que Diablero, que gozó de una propaganda
exagerada en la ciudad, me hubiera encantado ver la trajinera del Mictlán en
Paseo de la Reforma y una Lupe Reina en Insurgentes saliendo de la fuente de La
Bombilla enfrente al monumento a la mano de Álvaro Obregón. Espero
que Netflix si nos otorgue una tercera temporada.
publicado en roatbrief.com.mx el 4 de febrero de 2020
imagen Netflix
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