miércoles, 4 de abril de 2012

El continente perdido de Mu

Esta historia inicia en las ruinas mayas de Yucatán, este año que es tan especial en cuanto a lo que le atribuimos a los mayas,  con un fotógrafo y anticuario francés de nombre Augustus Le Plongeon, interesado por las culturas de la América prehispánica y sobre todo con la cultura Maya.
Armando Enríquez Vázquez
La vida de Le Plongeon en sí misma es bastante peculiar, el francés nació en 1826, en 1851, tras naufragar el barco en el que viajaba frente a las costas de Chile, se quedó un tiempo en Valparaíso, donde trabajo como maestro de matemáticas, dibujo e idiomas en las instituciones del lugar. Más tarde viajó a San Francisco durante la fiebre del  oro, después en 1851 en Londres estudió fotografía y regresó a los Estados Unidos.  En 1862 viajó a Perú donde abrió un negocio de fotografía, así como una clínica de medicina alternativa, fue entonces cuando se dedicó por primera vez a documentar con sus fotografías ruinas prehispánicas. En 1873, Le Plongeon viajó por primera vez a la península de Yucatán, con el paso de los años el francés quedó convencido de que existía una conexión entre la cultura prehispánica y los antiguos egipcios. Le Plongeon hizo un trabajo minucioso de fotografía en las ruinas mayas y documento no sólo pirámides, sino estatuas, artefactos diversos, como vasijas, estatuillas, documentó con sus fotografías algunas de las características arquitectónicas de las pirámides, también fotografió algunos jeroglíficos de los sitios arqueológicos. El verdadero valor de todo su trabajo para muchos se encuentra en esta detallada memoria de las zonas arqueológicas de nuestro país durante la segunda mitad del siglo XIX.
A partir de sus viajes y fotografías Le Plongeon desarrolló teorías acerca de la antigüedad de la cultura Maya, su relación con los egipcios y supuestos símbolos de la masonería que el francés creía haber descubierto en los jeroglíficos de península de Yucatán y de Belice. Tradujo, a su manera y entender, el códice Troano, hoy parte del códice de Madrid. Según la, hoy desacreditada y refutada, traducción de Le Plongeon, los mayas habían sido una civilización que precedió a los egipcios y que vivían en un continente, hoy perdido, llamado Mu, al hundirse este continente una reina maya llamada Moo, emigró a las riberas del Nilo y fundó la civilización egipcia. Los egipcios conocieron a Moo y la bautizaron Isis.
Pensar en Mu, querría decir que el continente de haber existido debió de haber estado en algún punto del Océano Atlántico, sin embargo, según Le Plongeon,  Mu estaba en algún lugar del Océano Pacifico. El mito de Mu se confunde con otra gran historia de la geografía fantástica: Lemuria, que supuestamente también estaba en algún lugar entre los océanos Índico y Pacífico.



La historia parecía haber muerto con Le Plongeon, quién hasta su muerte en Brooklyn en 1908 escribió sobre su teoría y se defendió de detractores y críticos. Veintitrés años después se publicó un libro llamado “El continente perdido de Mu”. Un ex coronel del ejército británico de nombre James Churchward, decía que en sus años de servicio en la India conoció a un monje que le mostró unas antiguas tabletas que tenían el idioma original de los hombres, aquel que se hablaba en Mu. De acuerdo al sacerdote, uno de los pAocos sobrevivientes de una supuesta y  antiquísima hermandad  llamada Nacaal, originada en el continente desaparecido, Mu había sido la cuna original del hombre, pero un fuerte terremoto lo había destruido hace unos doce mil años, su colonia conocida como la Atlántida, había desaparecido mil años después. Todas las culturas y antiguas civilizaciones descendían de los sobrevivientes de Mu. Según Churchward Mu comprendía un territorio que iba del norte  de Hawái a Las islas de Pascua, a las Islas Fidji. Churchward escribió al menos siete libros acerca de Mu, entre ellos uno dedicado a los descubrimientos de un arqueólogo escocés de nombre William Niven en un lugar llamado Santiago Ahuizotla, supuestamente cercano a la Ciudad de México, en el año de 1921. Niven, quien trabajó en nuestra tierra en medio de la inestabilidad de la Revolución, descubrió más de 2500 tabletas de barro con inscripciones y jeroglíficos.  Las tabletas desaparecieron cuando Niven quiso transportarlas de México a Estados Unidos, y sólo quedaron algunas copias que se hicieron de las mismas. De cualquier manera Churchward  vio en los símbolos de las tabletas, lo que él decía ser los mismos símbolos que le enseñó el sacerdote en la India, años atrás. Este simple hecho hizo que las tabletas de Niven fueran vistas como un fraude por la comunidad arqueológica mundial.
Tras años de controversia Mu volvió a desaparecer, hasta que en el año de 1985 en aguas de la isla de Yonaguni, la más occidental de las islas del archipiélago japonés, ser encontraron  lo que parece ser una pirámide sumergida, la cual mide 183 metros de ancho y 27 metros de altura, y que se calcula tiene entre 3,000 y 8,000 años de antigüedad. Hay quienes dicen que se trata de formaciones naturales de la costa, pero la perfección en el corte de la piedra puede poner esto en duda. El descubrimiento volvió a despertar las teorías sobre Mu y otros continentes perdidos en el Océano Pacifico, entre algunas personas.  Pero ni Mu, ni Lemuria o la Atlántida parecen tener cabida dentro de la actual teoría de la Pangea.
Publicado en thepoint.com.mx el 5 de abril de 2012.
imagen cortesía de Wikipedia.org

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