Armando Enríquez Vázquez
Por todos es conocido aquello de que somos lo que comemos. ¿Y que pasa cuando desconocemos lo que comemos?
Ante todo por falta de las autoridades necesarias para control sanitario y alimenticio de las viandas que se nos ofrecen.
En las últimas semanas, tanto en Estados
Unidos como en Canadá se ha desatado una controversia por un producto
derivado de la carne de res, al que los fabricantes llaman LFTB que son
las siglas en inglés de “carne sin grasa finamente texturizada”, lo que sea que esto quiera decir, en términos prácticos y peyorativos también se le conoce como “Pink Slime” o como sutilmente diríamos en español “Viscosidad rosada”,
este producto se utiliza entre otras cosas en la mezcla de carne molida
que se ofrece en los supermercados y escuelas públicas de los países
del Norte del continente.
El problema inició como siempre en estos
asuntos en la nación vecina, como un caso de excesiva rapacidad. Una
empresa llamada Beef Products Inc, BPI, al tratar de entrar en el
negocio de la carne molida para hamburguesa, lo intentó moliendo las
partes de la carne que en otros tiempos se tenían relegados para
alimento de las mascotas y crear aceites o grasas animales. Sin embargo
estas partes de la carne eran muy susceptibles a estar contaminadas por
e. colli o por salmonella, las cuales como se ha demostrado en más de
una ocasión por alimentos contaminados pueden ser mortales para los
seres humanos. Gracias a un estudio pagado por la empresa, se logró
esterilizar la carne con amoniaco. El departamento de agricultura del
gobierno de los Estados Unidos avaló el procedimiento. Los burócratas
estaban tan “contentos” con este método que al iniciar su certificación
anual en 2007 de la carne para consumo humano, exentaron a BPI.
Desgraciadamente carne o hamburguesas que entre sus ingredientes
incluyen LFTB no han estado exentas de contaminación bacteriana. Lo que
ha llevado al cierre de algunas platas de BPI a lo largo y ancho de los
Estados Unidos, a que se le levante la exención en la certificación
anual por parte del departamento de agricultura y a que un gran número
de consumidores, protesten y pidan la prohibición del producto sobre
todo en las cafeterías de las escuelas públicas.
Otros piden que los productos que
contengan LFTB lo especifiquen en su etiqueta. Hay incluso quienes lo
defienden y creen que de detenerse su producción la ecología puede verse
afectada al tener que criar al menos un millón y medio más de cabezas
de ganado anualmente con el problema de gas metano que esto representa.
En las últimas semanas miles de
toneladas de carne combinada con LFTB han sido retiradas del mercado y
el debate ha crecido a tal grado que por lo menos una cadena de
hamburguesas, Wendy’s, se ha desmarcado de ella, publicando en los
principales diarios de los Estados Unidos una negativa de uso de LFTB.
Curiosamente argumento final de muchos de los críticos y defensores del
LFTB es el mismo; lo importante sería producir carne sana de entrada.
Lo que me lleva a pensar que sucede en
nuestro país. ¿Quién se preocupa, certifica y nos avisa cuales son los
alimentos aptos para consumo humano? Nadie. Seguramente todas las
hamburguesas hechas con Pink Slime, que sean rechazadas por los
otros miembros del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica terminarán
en México. Cómo en otras ocasiones ha sucedido con medicinas y
alimentos. Existe una norma Oficial Mexicana para todos los productos
pero nadie quiere que la conozca el consumidor. Nadie sanciona las
faltas a la misma y cuando mucho en una escala muy menor se hacen
público, a través de la revista y el programa de televisión del
consumidor a aquellas empresas que incumplen con ella pero nada más. Ni
nuestro gobierno y mucho menos nuestros empresarios son socialmente
responsables con aquellos productos que supuestamente están destinados
al consumo humano.
Hoy en tiempo de elecciones es necesario
exigirle a aquellos que pretenden nuestro voto, el verdadero
funcionamiento de la Profeco, o crear organismos similares capaces de
supervisar y sancionar la Norma Oficial Mexicana.
Publicado en blureport el 11 de abril de 2012
imagen cortesia de infowars.com
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