La semana pasada médicos en Israel anunciaron haber desarrollado una técnica que convierte células de la piel de un paciente enfermo del corazón en nuevas células de tejido cardíaco sanas y palpitantes.
Armando Enríquez Vázquez
Ver lo que sucede en el terreno de la
ciencia siempre es emocionante, saber que hay plantas y tal vez animales
que se pueden traer al presente desde las congeladas tundras del tiempo
donde quedaron algunas semillas ytejidos.
Deslumbrarse aunque sea por unos meses
creyendo que se han descubierto partículas capaces de viajar a
velocidades mayores que las de la luz.
Pero lo cierto es que nada es comparable
a los escalofríos que producen los avances de la ciencia médica y las
puertas de posibilidades que con cada investigación exitosa se abren.
Investigadores del centro médico y de tecnología de Haifa, en Israel,
anunciaron que habían logrado reprogramar células de la piel
provenientes de dos pacientes con severas afecciones cardíacas, uno de
51 años de edad y el otro de 61, para transformarlas en células de
tejido cardiaco con su propio latido, más tarde estas células fueron
implantadas en los corazones de rata logrando sincronizar los latidos
sin ser rechazadas.
A pesar de que se dice que este tipo de
técnica tardará todavía unos diez o quince años en alcanzar las clínicas
y hospitales, lo interesante es el logro, volver a tener el corazón
sano y nuevo de un recién nacido a pesar de la edad física que se tenga.
El doctor Lior Gepstein, médico
cardiólogo y cabeza del equipo científico en lograr la técnica declaró:
“Hemos demostrado que es posible a partir de células epiteliales de un
paciente mayor de edad con severos problemas cardíacos, programar
células cardíacas palpitantes del mismo paciente que son sanas y nuevas,
similares a las del corazón de un recién nacido.
Esta técnica había sido demostrada con
anterioridad en 2007 en Estados Unidos y Japón cuando dos equipos de
científicos identificaron los genes de lo que llamaron la
“pluripotencia”, es decir genes que podían programar de células adultas
en nuevas células en etapas anteriores de crecimiento, en pocas palabras
algo así como la fuente de la eterna juventud. La técnica, explicada
de manera reduccionista, consiste en tomar las células de la piel y
convertirlas primero en células madre, para después a su vez
reprogramarlas a través de los genes pluripotenciales en células
cardíacas.
El estudio fue publicado en el European Heart Journal
, así como en portal electrónico del mismo. Entre los grandes logros
del procedimiento los investigadores israelís subrayan; la habilidad de
producir las células madre y lograr volverlas en células cardíacas
libres de un gene cancerígeno llamado c-Myc transgene, necesario en el
inicio del procedimiento y que es conocido por transformar las células
madre en células cancerígenas. Otro de los grandes logros fue
el poder hacer que estas células pluripotenciales, se integraran
eléctrica y mecánicamente al tejido de cardíaco de las ratas. Y
por último la “superviviencia”, es decir que no existiera rechazo
alguno por parte del tejido existente, de las células cardiacas tras el
trasplante.
“Lo interesante fue como las células
se integraron rápidamente con el tejido cardiaco de las ratas y
entraron en sincronía. Sí al implantar las células estas hubieran latido
a un ritmo totalmente diferente, no existiría ninguna mejora en las
funciones del corazón, incluso se podría inducir una arritmia que podría
llegar a ser fatal.” Declaró Gepstein en una entrevista al diario
británico The Guardian.
Existen aun algunas preocupaciones
entre los investigadores, como es el cuidado necesario tanto de la
reprogramación de las células, como del historial médico y clínico de
cada paciente humano para evitar que en lugar de ayudar al corazón,
estas nuevas células ayuden a la evolución de tumores. También existe la
preocupación referente a las cicatrices que deja en el corazón un
infarto ya que este tejido debe ser removido para que las nuevas células
puedan ayudar en verdad al músculo cardíaco a funcionar de manera
óptima.
Otro reto será el producir las
cantidades adecuadas de células de manera rápida, ya que un infarto
acaba con aproximadamente la cuarta parte de las células del corazón que
se calcula son cuatro mil millones. A los científicos israelís les
llevó dos semanas reprogramar las células de la piel en células
cardíacas, por lo que hoy en día los pacientes no podrían ser tratados
con esta tecnología de manera inmediata. Sí, como siempre los
puentes están ahí para cruzarlos, para dar mejor calidad de vida a los
seres humanos, para alargar nuestro tiempo en el planeta, para poder
seguir gozando de las emociones que nos hacen estar vivos.
Publicado en blureport.com.mx el 30 de mayo de 2012
imagen cortesía de TattoosPictures.org
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