La esclavitud, tan o
más cruel como lo ha sido siempre está presente en pleno siglo XXI y lo
increíble es que existen organismos internacionales que parecen aprobarla como
la FIFA.
Armando Enríquez Vázquez
El periódico inglés The
Guardian publicó el 25 de septiembre pasado que decenas de trabajadores
nepaleses han muerto en la construcción de las instalaciones para el mundial de
Qatar a realizarse en 2022.
Según el diario británico durante el verano los decesos de
los nepaleses se contaron a uno diario en los sitios de construcción. Las
condiciones laborales de los nepaleses son de esclavitud. A los trabajadores no
se les ha pagado por meses. A muchos se les han confiscado los pasaportes y se
les niega una identificación que establezca su estancia legal en Qatar, lo que los
convierte en trabajadores ilegales. Hay algunos que incluso acusan a sus
empleadores negarles el acceso a agua fresca en las brutales condiciones de climáticas
del desierto árabe. Al parecer en esta ocasión la FIFA, el organismo máximo del
Futbol internacional, no tiene nada que decir, a diferencia de sus amenazas en
contra de evaluar a Brasil tras las protestas sociales del pasado mes de Junio.
En Nepal los miembros de la etnia Tharu desde hace más de
160 años que fueron despojados de sus
tierras son utilizados como esclavos por otros sectores de la población nepalí,
desde como trabajadores de campo, domésticos hasta como esclavos y esclavas
sexuales. Aun2que desde hace diez años el gobierno de Nepal prohibió esta
práctica, la realidad es que la esclavitud de los Tharu aun existe.
El sureste de Asia es reconocido como una de los lugares del
mundo donde existe la esclavitud en mayor escala. Incluso provee a los
pederastas de diferentes destinos de lo que se conoce como turismo sexual
infantil. Muchos niños pakistaníes son obligados a firmar contratos de trabajo
hasta que alcanzan la edad de 30 años. Miles de niños son forzados anualmente a
pizcar algodón en los campos de Uzbekistán. México no es la excepción y baste
mirar las cifras 20,000 niños explotados sexualmente de acuerdo con las cifras
del gobierno.
En marzo del 2013 el OIT publicó que más de 21 millones de
seres humanos viven actualmente en condiciones de esclavitud. Alrededor de 11,4 millones son mujeres y niñas, y 9,5
millones de hombres y niños. Se cree que 19 millones de estas personas son
explotadas por individuos o empresas privadas y más de 2 millones por el Estado
o grupos rebeldes. Elegantemente se habla de trata de personas, trabajo
forzado, trabajo en condiciones de servidumbre, cuando en realidad se habla de
esclavitud. Hay quienes pretenden hacer de la trata un fenómeno que involucra
el transporte de personas de un país a otro. Por lo que entonces podríamos
decir que los negreros que secuestraban poblaciones enteras en África, antes que
esclavistas eran tratantes de personas, lo cual a los oídos del más
políticamente correcto y moderno suena totalmente absurdo.
Estos millones de seres humanos son forzados a trabajar,
muchas veces de manera no remunerada, engañados con la promesa de mejores
vidas. En ese sentido Rusia y China ocupan lugares distinguidos en lo que a la
esclavitud y explotación sexual de personas se refiere. Las ganancias que
genera la esclavitud actualmente son superiores a los 44 mil millones de
dólares de acuerdo con estimados de la Organización Internacional del Trabajo.
Entre aquellos que quieren encontrar definiciones y
características a las formas “actuales” de esclavitud están los que dicen que
la esclavitud contemporánea implica el obligar de manera física o a partir de
crueldad mental a otros a trabajar, privarlos de sueldo, crearle deudas
impagables con el “empleador”, tratar a las personas como mercancía; venderlo y
comprarlo como una pertenencia. Restringirle los movimientos o el área física
en la que transitar. Esto con el perdón de las asociaciones no gubernamentales
y organismos internacionales no tiene nada de diferente con las características
que siempre ha tenido la esclavitud. Pensemos nada más en los peones de las
haciendas porfirianas.
Pareciera que más allá del discurso demagógico, la
esclavitud está permitida, o al menos es tolerada, al parecer todos los
gobiernos se hacen de la vista gorda. La
llaman de diferentes formas con tal de
no llamarla con su verdadero nombre. Lo vergonzante es que a pesar de que
existimos quienes decimos y creemos que jamás hemos sido parte, ni consumimos
productos que han sido fabricados, elaborados o cultivados por esclavos, la
verdad es muy diferente. Hace unos días
descubrí esta página de Internet http://slaveryfootprint.org
los invito a contestar el cuestionario y verán cuantos esclavos trabajan para que
tengamos el nivel de comodidad o de vida que tenemos cada uno. Para ejemplo
baste un botón, muchos de los circuitos de nuestras computadoras, celulares, y
demás gadgets tiene como uno de sus componentes un elemento llamado coltán, las
mayores minas de coltan se encuentran en la República del Congo y son
explotadas por mineros esclavos. Aunque resulte que es sólo el trabajo de un
esclavo el que contribuye para nuestros estándares de vida, es demasiado.
Publicado en blureport 1° de Octubre de 2013
Imagen. beginingandend.com
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