Una de las
discusiones contemporáneas más importantes se inició en Nueva York de
principios del Siglo XX. La activista detrás de la idea también hablo por
primera vez del control natal.
Armando Enríquez
Vázquez.
Hablar del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo
parece, aun hoy, en pleno siglo XXI una idea revolucionaria y atrevida para
muchos, sin embargo la discusión se inicio hace más de cien años en Nueva York.
Ideas como la anticoncepción y la libertad de una mujer para
decidir cuándo embarazarse eran algo más que subversivas y peligrosas hasta
hace unas décadas, aun así existieron mujeres dispuestas a proclamar tales
ideas y defenderlas. Tal vez la mayor activista en este sentido fue Margaret
Sanger.
Margaret Higgins nació el 14 de Septiembre de 1879 en el
pueblo de Corning en el estado de Nueva York. La sexta hija de once hermanos,
aunque su madre tuvo dieciocho embarazos en 22 años. Sus padres ambos de
ascendencia irlandesa se dividían entre el catolicismo de la madre y el ateísmo
del padre. Anne Purcell la madre de Margaret murió a los 50 años de edad.
Gracias al apoyo de sus hermanas mayores Margaret cursó la carrera de
enfermera. En 1902, se casó con un brillante arquitecto de nombre William
Sanger. Junto con su marido abrazó la ideología de izquierda y el radicalismo
de la época, llevando una vida bohemia en la ciudad de Nueva York se convirtió
en miembro activo del Partido Socialista y formó parte del comité de la mujer
del mismo. Su activismo social la llevó a conocer a distinguidos miembros de la
izquierda de los Estados Unidos como Emma Goldman, Mabel Dodge mecenas de Nueva
York, el periodista John Reed y el escritor Upton Sinclair, entre muchos otros.
Margaret trabajó en los barrios bajos de la ciudad como
enfermera, conoció a las mujeres obreras y prostitutas que sufrían de
enfermedades veneras y múltiples embarazos en gran parte debidos a la
ignorancia. En 1912 publicó una columna acerca de la educación sexual de las
mujeres en la revista socialista New York
Call. La cual tituló: Lo que debe
saber una joven y que con los años se convirtió en un libro, al ir
agregando información. Fue víctima en más de una ocasión de detenciones por
parte de las autoridades sobre todo cuando publicó una columna acerca de las
enfermedades veneras. Margaret creía en hacer conciencia de la importancia del
papel de la educación sexual y el
derecho a decidir acerca del embarazo para las mujeres, no sólo de las zonas
marginadas, si no para todas las mujeres y le indignaba que a base de argucias
y mentiras las mujeres de las clases sociales más pudientes pudieran hacerse de
anticonceptivos a diferencia de las mujeres pobres a las que Sanger atendía.
A lo largo de la
Historia, cada intento que hemos hecho las mujeres por librarnos de los
grilletes de la esclavitud ha sido cuestionado con el argumento de que un acto
de esta magnitud solo puede tener como consecuencia la debacle de nuestra
moral. El voto iba a “terminar con los hogares”. La educación superior no era
compatible con la maternidad, una educación compartida solamente podía terminar
convirtiéndonos a las mujeres en seres inmorales. Incluso hoy, en algunos de
los países más retrógrados, el leer y escribir es severamente prohibido por los
poderes de la Iglesia porque “una mujer podría leer cosas que se supone no
debería”.
Así inicia Sanger un artículo publicado en 1918 y cuyo
título es Moralidad y control natal. Ya
en 1914 había comenzado a publicar un pequeño panfleto mensual llamado The Woman Rebel. Sanger fue una de las primeras mujeres en
hablar acerca de métodos anticonceptivos, acuñó la palabra control natal y fundó la primera clínica familiar y de control
natal en los Estados Unidos en Octubre de 1916. Nueve días después de la
apertura de la clínica Sanger fue detenida por violar la ley del estado de
Nueva York que prohibía la distribución de cualquier método anticonceptivo,
entre las mujeres. En Enero de 1917 Margaret Sanger fue juzgada. Al momento de
dictar sentencia el juez le ofreció a Sanger la posibilidad de reducir o anular
la sentencia si la activista prometía no volver a romper la ley.
- Me es imposible respetar la ley actual.- se limitó a
responder Sanger.
Fue sentenciada a 30 días de labores comunales.
Es en esa década cuando se separó de Wllliam y comenzó el
proceso de su divorcio que concluyó en 1921.En 1917 publicó por primera vez la
revista Birth Control Review, Su
activismo acerca de las causas en las que creía la llevó a viajar primeo a
China y después a Japón donde ofreció sus consejos y trabajo con las activistas
locales sobre todo en Japón donde trabajó de la mano con Kato Shidzue,
luchadora social y una de las primeras mujeres en ser electa al parlamento
japonés en 1946.
Sanger regresó a los Estados Unidos y continuó su lucha por
el control de la natalidad y la educación sexual de las mujeres. Estuvo a la
cabeza de varias organizaciones nacionales e internacionales y de clínicas
dedicadas a la educación sexual y el control natal en los Estados Unidos.
Su intervención en la historia de la planificación familiar
todavía le tendría un aventura más. En 1951, mientras Margaret buscaba nuevas
formas anticonceptivas conoció al doctor Gregory Pincus que trabajaba en la
investigación y desarrollo de una píldora anticonceptiva, Margaret intervino en
las investigaciones de Pincus, al convencer a la millonarai Katherine McCormick
de financiar los trabajos de Pincus, que terminaron en 1960 con el lanzamiento
comercial de la primera píldora anticonceptiva: Enovid.
A pesar de su lucha por los derechos sexuales de la mujer,
sus derechos a decidir y a concebir, Sanger no habló a lo largo de su vida de
abortos, sino de educación y anticonceptivos, de que las mujeres tuvieran la
información y los elementos para elegir. Sanger estaba interesada en el
bienestar de las mujeres y sabía que en esas épocas los abortos ponían en
riesgo la vida de las mujeres.
Su vida ha sido denigrada por muchos, gracias a comentarios de tipo racista y clasista que
Margaret vertió en muchos de sus artículos, de hecho en 1926 Margaret ofreció
una conferencia a las mujeres del Ku Klux Klan. Sanger admitió que en un
principio está conferencia le dio cierto temor y fue muy cuidadosa en las
palabras que utilizó conociendo el radicalismo cristiano del grupo, sin embargo
la conferencia fue un éxito y Sanger fue invitada en varias ocasiones a
participar en conferencia dentro del grupo racista. Sin embargo se sabe que
nunca permitió comentarios racistas entre los trabajadores de las clínicas y
ayudo a fundar alguna clínica en Harlem dedicada a mujeres negras.
Sanger murió en 1966 a los 86 años.
Publicado en Thepinkpoint.com.mx el 11 de Octubre de 2013
Imagen Biography.com
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