Es sorprendente como los impuestos que pagamos los mexicanos siguen alcanzando para mantener a tantas personas que poco o nada hacen por los gobernados o por el país.
Armando Enríquez Vázquez
Al presentar ante el poder legislativo el proyecto de
presupuesto de egresos para 2016, mismo que en su populista discurso de
principios de mes el presidente Enrique Peña Nieto anunció que mostraría como
el gobierno se iba a apretar el cinturón, sin pedir sacrificio alguno a la
población, el secretario de hacienda resaltó esos números alegres, pues ya hay
analistas que creen que la secretaria está maquillando las cifras, que
representan los logros que la reforma hacendaria ha obtenido; una mayor
recaudación fiscal a partir de ampliar la base de contribuyentes. Y se nos ha
dicho que somos los contribuyentes y nuestras aportaciones quienes rescatamos
el año presupuestal 2015.
Quiero entender que bajo esta lógica es gracias a la
contribución de los mexicanos el presupuesto del año 2016, permitirá al
gobierno permanecer igual de corrupto que hasta el momento, porque los
sacrificios tan cacareados por el presidente y el secretario de hacienda y
reflejados en el paquete presupuestal presentado ante la cámara de diputados no
hablan de eliminar ninguna plaza del sindicato de trabajadores al servicio del
estado que no sirve absolutamente de nada, ni nos beneficia en nada al resto de
los mexicanos, al contrario cuantas veces no vemos entorpecidos nuestros
trámites por la burocracia que los triplica o por los funcionarios muy menores
con una enorme ambición de aprovecharse de las necesidades de la ciudadanía.
Tampoco afecta a los sindicatos petroleros o de electricistas. Es más cuando se
habla de sacrificios se ha reducido el dinero destinado a la compra de
medicamentos por parte del sistema nacional de salud, pero no hay ni una sola
reducción en el salario de los altos funcionarios del gobierno federal y mucho
menos en los programas populistas con los que el gobierno de Peña Nieto compra
votos y promueve al PRI.
Hace sólo unas semanas se habló que no habría aumentos en
servicios y productos por la caída del peso y mientras el gobierno a través de
PROFECO cuida los precios de muchos productos, por otro lado el IFT permite que
Televisa, en su servicio de televisión de Paga aumente las rentas debido a la
caída del precio del peso. Entonces a la tan cacareada reducción de las tarifas
de teléfono hay que oponer el favoritismo del gobierno federal por la empresa
de Azcárraga Jean en contra de sus
competidores y mostrarla como una de las desventajas de la reforma en materia
de telecomunicaciones. Porque los sacrificios no los pide el gobierno hoy, los
exigirá a través de sus aliados en el sector privado.
Se acerca un año de austeridad en el que el gobierno insiste
que se apretara el cinturón y no pedirá sacrificios a los mexicanos, ese es el
patriótico mensaje del populista gobierno de Enrique Peña Nieto, que en un acto
sin precedentes de generosidad con el pueblo ha decidido cancelar la cena de
celebración de la independencia, pero no la onerosa e impúdica propaganda con
la que a lo largo del año nos bombardean por todos los medios, que no ha
logrado cambiar la percepción de mediocridad del presidente y su gobierno que
tenemos los mexicanos, como demuestran las encuestas. Pero que sirve de manera
perfecta para comprar el silencio de muchos medios tradicionales de
comunicación.
Como los poderes legislativo y judicial de la nación son los
responsables de sus propios presupuestos, tampoco habrá una reducción en el
dinero que malgastan a lo largo de 2016 y por el contrario si hay aumentos.
Pero lo que es más preocupante es el cinismo de los líderes de las bancadas en
la cámara. Por ejemplo escuchando al líder príista César Camacho Quiroz en una
entrevista radiofónica con Denise Maerker, el mexiquense se negó a reconocer la
necesidad de renunciar a una parte de la dieta y mucho menos a las prestaciones
absurdas que tienen los diputados en especial el seguro privado de gastos
médicos. Según el legislador priísta los diputados se ganan todo eso con el
sudor de su frente. Los diputados, senadores y jueces en México están por
encima de cualquier otro ciudadano y son lo suficientemente desvergonzados para
restregárnoslo en la cara con sus declaraciones que creen que se borran con el
populismo de su propaganda en la que el senado por ejemplo se autoproclama La Casa de Mexicanos, pero yo les puedo
asegurar que ni el más desordenado de los mexicanos tiene su casa así como se
encuentra el Senado.
Pocos son los miembros del poder legislativo dispuestos a
sacrificar cinco centavos de su dieta para solidarizarse con los mexicanos. Por
supuesto ninguno de los miembros de partidos importantes, ni los enanos del
Verde, quienes más como hienas se pelean la presidencia de las comisiones para
llenar de más dinero sus bolsillos. El nuevo presupuesto tampoco merma el
dinero destinado a los partidos políticos u organismos corruptos y obsoletos
como el INE y sus consejeros que seguramente también creen que se tienen muy
bien merecido su sueldo y prerrogativas.
Es sorprendente como los impuestos que pagamos los mexicanos
siguen alcanzando para mantener a tantas personas que poco o nada hacen por los
gobernados o por el país. No hay obra, ni apoyos a la educación que a través de
bonos comienza a privatizarse, a la salud porque es mejor poner en evidencia lo
malo y corrupto de un sistema que se gestó desde el mismo PRI hace décadas y
comprometer la salud pública a los intereses de los empresarios del ramo. No se
rescata la parte buena de PEMEX, pero se siguen patrocinando las canonjías del
Sindicato.
Peña Nieto representa un populismo tan ramplón y primitivo
que no tiene empacho de contradecirse en un dos por tres; anunció entre esos
sacrificios que hace el gobierno la reducción en los gastos importantes, pero
no a los programas supuestamente sociales con los que los priístas compran
votos a lo largo y ancho del territorio nacional.
Los sacrificados seguimos siendo nosotros porque con los
impuestos patrocinamos la indolencia del gobierno federal, pagamos la
propaganda y mantenemos el populismo de Enrique Peña Nieto, sus súbditos y sus
aliados Verdes que hasta puestos presumen ya en el gabinete. Con nuestros
impuestos financiamos la corrupción y los grandes capitales que se hacen en
contubernio entre empresarios con funcionarios, basten mencionar los casos de
Higa y OHL. México es un mundo al revés en vez de que los ciudadanos reconozcan
la buena administración del gobierno y el crecimiento de infraestructura,
seguridad y seguridad social del gobierno, es este el que agradece a los ciudadanos
poder seguir manteniendo tanto personaje inútil y corrupto.
publicado en blureport.com.mx el 14 de septiembre de 2015
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