Una extraordinaria propuesta de ciencia ficción animada que pone a Netflix en el total liderazgo en la materia.
Armando Enríquez Vázquez
Tres robots visitan las ruinas de una ciudad mucho tiempo después
del Apocalipsis. El congelador de un viejo refrigerador sirve como lugar donde
se desarrolla la civilización humana. Una luchadora capaz de poseer el cuerpo
de una bestia enfrenta a nuevas criaturas. Una criatura mitológica evoluciona
con la ayuda de un hombre conforme la civilización y la tecnología transforman
las tradiciones rurales de China. La testigo de un crimen habrá de huir del
asesino sólo para llegar al mismo punto de partida. Hombres lobos en el
ejercito americano. Misiones perdidas en los límites del espacio. Un hombre que
vive en un basurero y su extraña mascota. Una piloto de guerra y su
extraordinaria nave.
Todas estas historias y otras forman parte de una antología
de animación producida por Netflix bajo el nombre de Amor, muerte y robots. 18 historias de ciencia ficción en la que
estos temas son el centro de las anécdotas. La serie cuenta entre sus
productores ejecutivos a David Fincher, quien inició la aventura de la
producción propia dentro de Netflix, callando a todos aquellos que decían que
las series en internet eran imposibles al adaptar a la política norteamericana
la gran serie británica House of Cards
y mejorarla con creces.
18 historias independientes de entre 6 y 18 minutos de
duración, que no necesitan verse en un orden en particular y todas con técnicas
de animación diferentes. Algunas de ellas se pueden ver infinitas veces, lo que habla muy bien de la serie y muy bien de todos los elementos que la componen; animación, guiones, actuación, en este caso la locución. Un proyecto que involucró a 14 empresas dedicadas a la
animación. La serie de ciencia ficción
tiene sus altibajos y aunque en general se puede decir que pasa la prueba, es
importante reconocer que existen episodios que debieron de ser descartados al
final de la producción.
Amor, muerte y robots,
me recuerda una revista que me encantaba durante los años ochenta que se llama Heavy Metal, la cual incluso produjo en
1981 una película con algunas de las mejores historias aparecidas en la revista
y que representaban el principio de las novelas gráficas de ciencia ficción. La
revista como ahora Amor, muerte y robots
tenía esos mismos altibajos argumentales en las diferentes narrativas, pero lo
que yo más disfrutaba eran precisamente las diferencias de las propuestas
gráficas. La diversidad de las historias en tanto a calidad y atractivo es
parte de toda antología elaborada a manera de revista con tantos autores. Algunas
historias en Amor, muerte y robots terminan
por ser mejores que otras. El espíritu de Heavy
Metal parece estar en la serie en más de un sentido, como Heavy Metal, que llevaba como
advertencia a lectores y sobre todo a padres: La revista de historias fantásticas para adultos, Neflix aprovecha el tipo de historias también
para posicionarse entre los adultos jóvenes y no tanto como una serie violenta,
descarnada y en algunos casos de gran carga sexual en materia de animación,
pero sobre todo en muchos de los episodios como una serie inteligente,
propositiva y reflexiva.
La ventaja de Sonnie,
Más allá de la grieta y Buena cacería, son tres extraordinarios capítulos
con carga sexual y con tres tipos de animación diferentes. Mientras en La ventaja de Sonnie la animación
recuerda a los juegos para computadora, Buena
cacería parece ser un homenaje al gran Moebius, uno de los grandes de la
novela gráfica de ciencia ficción y constante colaborador de Heavy Metal y la animación de Más allá de la grieta tiende a un gran
realismo, aunque en su momento climático no deja de recordarme a otro de los
grandes artistas gráficos y escultores del siglo XX: H.R. Giger, el creador de Alien.
Pero la animación que resulta delirante en la serie es la
del capítulo titulado Testigo que
trabaja animando y retocando sobre escenas reales, el ritmo desquiciante, la
temática de persecución se combinan de manera perfecta para crear la atmósfera ideal
para el episodio. La explosión de texturas y cuadros con diferentes tipos de
animación presentes en las escenas de mayor violencia, así como las gotas de
sangre en cámara lenta ayudan a mantener al espectador sofocándose en la
historia, las veces que los personajes llenan de vaho las cámaras invisibles y
que sirven de punto de vista solo ahondan en el inquietante clima de
incertidumbre que tiene Testigo.
El humor negro también está presente en para mi gusto una de
las mejores historias de la serie Tres
robots. Otra buena historia con esa carga de humor negro es Necesito una mano. Pero les falla drásticamente
en los dos peores episodios de la serie a mi criterio El yogur que conquistó el mundo e Historias alternativas.
Piezas únicas, es
una historia de evolución e involución. La historia mecánica de cómo después de
la fama y el éxito el personaje, como muchos otros ejemplos en la historia del
mundo real lo único que anhela es regresar a los tiempos sencillos de sus
inicios. De alguna manera menos humana evoca la frase aquella de Ernesto Sábato
de que nuestra patria es la infancia.
Trece de la suerte es
sin duda otro de los episodios que no se debe omitir y finalmente está La guerra secreta que cierra la
antología, ambas son historias épicas con una narración estupenda. En general
la serie no tiene pierde y reivindica el lugar de la novela gráfica en la
ciencia ficción, de la animación para audiencias mayores de edad, demostrando
que este tipo de narraciones menos convencionales y menos complacientes tienen
cabida también entre los miles de millones de usuarios del Internet.
La propuesta de Netflix en materia de animación y ciencia ficción
es una muestra de porque en materia de contenidos la plataforma es líder.
Una versión de este texto fue publicada por roaastbrief.com.mx el 1º de abril de 2019
imagen: Netflix.
No hay comentarios:
Publicar un comentario