Durante décadas la educación en México se ha estancado
entre políticos sin visión y sindicatos ambiciosos. Siempre dejando a un lado a
los educandos y al futuro del país.
Armando Enríquez
Vázquez
Presidentes van y presidentes vienen, a lo largo de más de
cincuenta años ninguno ha tenido el valor, ni la decisión de hacer algo por la
educación en el país más allá de utilizarla como moneda de cambio político. Las
aulas en algunos estados como Oaxaca y Michoacán están secuestradas por un
grupo sedicioso y criminal que se oculta tras las siglas de una organización
sindical. El resto del país se encuentra sometido por la tradicional estructura
represiva de un sindicato canalla y esquiroles que se formaron a la sombra del
PRI y que promocionaron a gatilleros a la cabeza de esta institución como el
fallecido líder del SNTE Carlos Jongitud Barrios, gran aliado, entre otros de Luis
Echeverría.
El gran problema de la sumisión de todos los presidentes, de
todos los colores; priístas, panistas y ahora Andrés Manuel López Obrador, ante
los sindicatos de maestros y sus demandas políticas egoístas y económicas es
los más afectados son los niños y el país. Al PRI le debemos ese monstruo
llamado SNTE y Salinas, así como a la izquierda mexicana el surgimiento de otro
monstruo, peor llamado CNTE. Hoy quien tiene a los maestros de su lado puede
ganar una elección presidencial.
En un mundo cambiante y donde las nuevas tecnologías crean
caminos inexplorados que requieren mentes críticas y analíticas, la educación
en México se pierde en estupideces que nada absolutamente nada aportan al
desarrollo y crecimiento de los jóvenes mexicanos y por extensión de México.
Del mentado Carlos Jongitud Barrios a Flavio Sosa a Elba
Esther Gordillo a los oscuros y anónimos líderes actuales de la CNTE, las reformas y las presiones por una mejor
educación no pasan por las aulas, directamente pasan por las mesas y las cajas
de gobiernos estatales, del gobierno federal, del poder legislativo y de las
oficinas de la SEP, un órgano que administra, pero ha sido incapaz de regular y
contribuir en los últimos años a la educación de los niños y jóvenes de este
país.
Las ultimas mal llamadas reformas educativas, no han tenido
nada que ver con la educación y si con la administración de recursos. Lo que ha
hecho hasta el momento López Obrador con la abrogación de la reforma de Peña
Nieto, sólo es pan con lo mismo. La incapacidad por distinguir entre la
educación y la ambición por el poder y la manipulación de grupos electorales ha
dictado la política educativa y sus reformas y no parece que nada vaya a
cambiar en el futuro próximo, al menos no durante este sexenio.
Hace poco un cincuentón como yo ironizaba y comentaba, para
nuestra generación el hecho de estar mejor preparada que la de los egresados de
escuelas y universidades, nos sigue dando una ventaja laboral importante,
porque ya no sólo es nuestra experiencia, es que nosotros si sabemos hacer las
cosas. Esto alarga nuestra vida laboral y nos hace mejores, mucho mejores que
los jóvenes. Esto, así como suena es demoledor. Los egresados de las escuelas
públicas que son la mayoría y los de las escuelas privadas que hacen al resto
carecen de una educación formal. Han pasado por las aulas de manera apática y
sin aprender, porque desde hace muchos años el sistema quiere crear borregos
mediocres y nadie pude reprobar, lo que es absurdo.
Cuando el mismo presidente habla de 1% de capacidad y 99% de
honestidad, válida la incompetencia y la falta de conocimientos. Es cierto que
no siempre un titulo hace al profesionista, otra de las grandes mentiras del
sistema educativo mexicano que se esfuerza en un acto de estupidez absoluta en
hacer de todos los mexicanos licenciados, lo que tiene otras implicaciones de
mediocridad y de aspiración por validarse como ser humano porque así lo
decidieron un grupo de anodinos tinterillos que organizaban los gobiernos de
nuestro país desde el siglo XIX.
Debemos mantener el dedo en la llaga y exigir a las
autoridades. Convencerlos de llevar a cabo una verdadera reforma, una
reestructura radical del sistema educativo mexicano, hacer de los jóvenes
mentes críticas, analíticas, propositivas, no un grupo clientelar político que
se acostumbre desde la primaria a recibir dinero del gobierno. Evaluar a los
maestros no es un pecado es una forma de ponerlos al día a ellos también que
tienen la responsabilidad de desarrollar las mentes de los estudiantes. Es un
proceso de actualizarlos, ya que este es uno de los sectores más retrógrados de
la sociedad mexicana, oponiéndose constantemente al cambio.
Durante años cada septiembre los medios se llenan de propaganda
acerca de los beneficios de la educación que cada gobierno se ha propuesto dar
a los niños, que es exactamente la misma, los cambios son puramente
administrativos, pero ero este año la propaganda del gobierno de México, no
sólo es igual de demagógica y mentirosa que la venimos escuchando desde el
gobierno del asesino Luis Echeverría, modelo a seguir del actual mandatario, si
no que incluye una joya de estupidez que no tiene desperdicio. Dos mamás
platicando sobre la nueva educación y de como ahora sí la política del Estado
en materia educativa incluye a los padres.
Los padres no necesitan estar incluidos, por su naturaleza,
por razones más que evidentes los padres son el principal pilar de la educación
de los jóvenes. Desgraciadamente hace ya tiempo que tanto el SNTE, como
diferentes gobiernos federales han integrado en sus discursos y acciones
demagógicas reglas donde los padres lejos de ser realmente tomados en cuenta
dentro del sistema educativo nacional se convierten en elementos que pervierten
el desarrollo de la educación al impedir una calificación real de sus vástagos,
por dura que esta sea. Sí un padre es incapaz de acercar un libro a su hijo, de
enseñarle valores básicos de civismo o de ética. Si un padre o una madre no
impulsan la curiosidad de sus hijos fuera de las aulas. ¿para qué quieren ser
tomados en cuenta en la educación de sus hijos cuando es obvio que eso a ellos
no les importa, si lo único que van a hacer es pasar en automático a sus hijos?
La educación de las futuras generaciones de México, si en
realidad se quiere la prosperidad del ser humano y del país tiene que pasar por
la ciencia, por la tecnología, los maestros deben conocer esas nuevas
tecnologías, deben impulsar una verdadera educación multidisciplinaria que no
pasa y se basa únicamente en las matemáticas y el lenguaje como ejes de un
sistema educativo. Hay que recordar que la educación pública como la conocemos
y como tristemente quiere ser mantenida por gobiernos demagógicos de México fue
inventada en Imperio Inglés, que la lengua y las matemáticas fueran el eje de
esta educación a lo largo y ancho del imperio era vital para que los burócratas
al servicio de la corona pudieran hablar el mismo idioma, hoy el lenguaje
global pasa por la programación, por la ciencia, por la innovación en
nanotecnología que son materias que de manera importante deben ser incluidas en
la educación de los niños para involucrarlos en el mundo que viene, no el que
líderes sindicales mezquinos, avariciosos y lo que es peor en el caso de los
maestros sindicalizados ignorantes pretenden imponer sobre una realidad que los
rebasa, con el visto bueno de políticos más interesados en ellos y su poder que
en el desarrollo de México.
La discusión sobre la educación debe pasar por
las oficinas de pedagogos y elaboradores de políticas públicas reales, porque
en México hasta hoy la educación no es cuestión de desarrollo, es un vil asunto
de politiquería, y voraz ambición de políticos y líderes sindicales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario