La cuarta temporada de serie más exitosa de España en el mundo resulta verdadera burla a los espectadores y fans de la misma.
Armando Enríquez
Vázquez
Esta triste y molesta reflexión sobre la serie está llena de
spoilers por si no han visto la serie y la tienen en lista de espera, no sigan
leyendo.
Esperé todo lo que pude antes de enfrentarme a la nueva
entrega de La Casa de Papel, porque me temía lo peor, la tercera entrega
es mala, pero la cuarta confirmó mis temores. Es patética y una caricatura de
la que fue mejor serie española de los últimos años. La Casa de Papel se ha
derrumbado por la ambición de los productores por crear una franquicia.
La tercera y cuarta entregas de la serie son verdaderos
pastiches mal pensados, llenos de lugares comunes y lo más triste, armadas a
partir de flashbacks que poco o nada aportan en el desarrollo de la serie, mas
que mantener en la nómina a uno de los personajes más atractivos de la serie,
Berlín (Pedro Alonso) que muere en la segunda entrega, pero esta vez,
deconstruyéndolo de la peor manera.
La necesaria adición de una nueva inspectora de policía,
mostró otro gran error de los productores al seleccionar a la actriz y cantante
Najwa Nimri, quien destacó por su estupenda interpretación de la presa Zulema
en Vis a Vis, otra gran serie española que se hundió con la ambición de
sus productores. Y esto es porque al parecer Najwa Nimri no puede dejar atrás
el personaje de Zulema por más que le pongan una notoria prótesis para simular
su embarazo. Por lo que la participación de la inspectora Alicia Sierra se
vuelve aburrida y sumamente predecible, el final de esta cuarta entrega es tan
previsible que no existe ninguna razón, al menos de mi parte, para esperar la
siguiente entrega de la serie.
La trama parece imposible de resolver y la mención de una
solución que no tiene que ver con el robo del oro, parece que es una verdadera
tomadura de pelo. Estas dos últimas entregas están llenas de tremendas lagunas
argumentales que las vuelven a diferencia de las iniciales en inverósimiles. La
falta de rigor en el momento de escribir y la autocomplacencia con los guiones
son notorias y la base de los grandes problemas de La Casa de Papel. Los
personajes sólidamente construidos en las primeras dos entregas se han
convertido en tristes caricaturas que podrían ser parte de cualquier telenovela
mexicana.
La introducción de un personaje tan desagradable como
Palermo (Rodrigo de la Serna) tratando de suplir la personalidad de Berlín al
interior del grupo de asaltantes en el Banco Central de España, es uno de los
graves errores de la serie porque lejos de abonar con su presencia deleznable, es
sólo un patiño del verdadero antagonista que sigue siendo Berlín. Un buen
intento es el jefe de seguridad del Banco de España, una especie de Rambo que
estaba bien planteado para contraponerse a la inteligencia del profesor por
medio de la fuerza bruta. Otro tanto de esa gratuidad con los personajes sucede
con Arturo Román (Enrique Arce) quien tambien debe ser amigo de la producción y
al que había que incluir con calzador en la nómina de la serie. Su personaje tampoco
aporta mucho a la trama. La decisión por
incluir a una infiltrada entre los rehenes es un intento por compensar el
asesinato de otro de los personajes más entrañables e importantes de la serie;
Nairobi (Alba Flores, quien sin duda una de las mejores actrices españoles de
esta generación). Manila (Belén Cuesta) fue sacada de la manga de los
productores a partir de otro flashback que justifica lo mal pensado del guion
de esta cuarta entrega, se trata de un personaje que imagino ayuda a mantener
un número de asaltante creíble para someter a los rehenes a lo que debemos
sumar la llegada de Lisboa (Itziar Ituño) al final de la entrega al Banco
Central después de ser liberada con otro plan maestro de El Profesor (Álvaro
Morte).
El planteamiento inicial de la serie era que el profesor
tenía contemplado un grupo pequeño para que no hubiera posibilidad de
filtraciones y ahora resulta que medio pueblo, como dicen los españoles, forma
parte de la conspiración lo que destroza una de las premisas centrales de la
serie.
Es muy difícil lograr una serie con el impacto, la fuerza y
tan bien escrita como lo fueron las dos primeras dos entregas de la Casa de
Papel. Lo triste e indignante es que traten de burlarse de la audiencia por su
ambición al tratar de alargarla de una manera tan maniquea y mala. Yo sé que
hay muchas personas que opinan lo contrario y se han quedado enganchadas por el
final de esta cuarta entrega. Lo cierto es que basta regresar a las primeras
dos entregas para darnos cuentas de lo malo que son estas dos últimas entregas.
La fuerza de la primera historia es contundente.
Lo que me queda claro es que lo sólido y maravilloso de las
primeras dos entregas, se derrumba con el soplido de un pequeño lobo ambicioso en
estas dos temporadas basuras que destruyen el prestigio de la serie.
Moraleja: No tiene nada de malo el hacer miniseries o series
de una temporada.
publicado en roastbrief.com.mx el 6 de mayo de 2020
imagen: Netflix
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