El discurso esquizofrénico de la empresa es claro reflejo de esa sociedad racista, machista, clasista y misógina a la que representa.
Armando Enríquez Vázquez
Disney + la esperada plataforma de contenidos de
video ha demostrado ya cuál será su política sobre sus contenidos. La necesidad
de las empresas por satisfacer la demanda de sus clientes en ocasiones raya en
lo absurdo o por protegerse de las críticas y reclamos de sectores de la
población con poder adquisitivo y una nula tolerancia por su falta de
conocimiento histórico y un exagerado compromiso con causas que está más
cercano a la moda y un falso sentimiento de culpa. Lo que pone sobre la mesa un
tema polémico; ¿Hasta dónde el intento por descalificar la historia y parecer
auto crítico es válido o se trata únicamente de tapar el sol con un dedo en
aras de la comercialización?
Esto viene por la
advertencia que la plataforma ha decidido anteponer algunas de sus cintas que
dice así:
El siguiente
programa incluye representaciones negativas. Así como maliciosas y/o
equivocadas estampas de personas y culturas. Estos estereotipos estaban mal
entonces y siguen estando mal. Antes que eliminar este contenido, preferimos
reconocer su impacto dañino, aprender de él e iniciar la conversación para
crear un futuro más incluyente en el que estemos unidos. Disney tiene el
compromiso de crear historias que inspiren y sean aspiracionales a las
audiencias que reflejen la riqueza de la experiencia humana en todo el mundo.
Y después dirige
al consumidor a una liga para dar a conocer las historias que Disney quiere
contar hoy para limpiar su conciencia.
Las películas a
las que Disney + ha decido de manera hipócrita y arbitraria etiquetar
con esta advertencia no son precisamente cintas que se asemejen a El triunfo
de la voluntad el famoso documental de la cineasta oficial del nazismo Leni
Riefenstahl y que durante años se ha mantenido como prohibido en diferentes
países. Tampoco se refiere a las películas que hacen una apología de los
asesinos seriales y que en más de una ocasión han sido producidas por alguna de
las compañías de Disney y en las que se promueve la misoginia, la violencia y
la degradación del ser humano. Son cintas con las que más de una generación
creció como Peter Pan, Dumbo, Fantasía, La dama y el vagabundo, El libro de
la Selva.
Pinocho, Los
tres caballeros y Hércules además incluyen advertencias sobre el consumo de tabaco en la cinta.
Si bien por una
parte es importante alertar al consumidor sobre el tipo de contenidos al que va
acceder, lo incomprensible es que una empresa con una doble moral, tan racista
y misógina como lo ha sido Disney a lo largo de su historia y no solo en sus
películas, recordemos que durante décadas Disney no contrataba mujeres para su
departamento de animación, ahora venga a darse golpes de santidad frente a una
de las audiencias menos críticas y más intolerantes como lo es la de los millenials.
La parte más
importante de este tipo de advertencias no tienen que ver con la honestidad
ética de Disney, si no con el mezquino hecho de no perder audiencias. Si somos
severos con las cintas arriba nombradas muchas de ellas ya han sido destruidas
por la mano de la doble moral de la empresa estadounidense que se ha encargado
de reinterpretar de la forma más chabacana y light grandes clásicos de como Pinocho
o El libro de la selva una de las joyas de Rudyard Kipling, eso sin
mencionar obras a las que no se ha cansado de manosear como Winnie the pooh
o Peter Pan obras importantísimas de la literatura infantil de principio
del siglo XX que han sido banalizadas por Disney o de la manera que ha
censurado obras tradicionales de la oralidad europea que han sobrevivido a los
siglos, algunas de ellas rescatadas por investigadores y escritores como los
hermanos Grimm e Italo Calvino y de la que únicamente le interesa a la empresa
americana mantener derechos sobre las historias y los personajes, sin importar
el daño cultural que han hecho a historias como Blanca Nieves, La Cenicienta, La bella durmiente, Rapunzel
entre otras.
Otro ejemplo de
que Disney es una empresa únicamente centrada en sus ganancias fue la decisión
de hacer del live action de Mulan al gusto y condiciones del
gobierno chino con tal de ganar dinero. Las audiencias chinas habrán de dictar
muchos modelos de negocio en un futuro muy próximo. Eso sin contar que sí usamos
el mismo cristal utilizado por Disney muchas de sus producciones recientes no
se escapan de esos estereotipos raciales o de género, empezando con Pocahontas,
incluso se podría cuestionar las metáforas y analogías que cintas como la saga
de StarWars o la misma representación de África del Rey León
puede considerarse como racista y políticamente incorrecta, incluso podría
interpretarse que para Disney la poligamia de Mufasa es la forma correcta de
vida.
El discurso
esquizofrénico de la empresa es claro reflejo de esa sociedad racista,
machista, clasista y misógina a la que representa y que está llena de seres
perversos y malignos que después servirán a alguna de sus filiales para hacer
más cintas apológicas de asesinos seriales basadas en hechos reales. Las
cintas producidas por Disney como Deadpool o Alien no se podrán
ver en la plataforma, pero se exhibirán en otros medios del enorme conglomerado
del entretenimiento donde esa honestidad ética no será jamás cuestionada, ni es
necesario mentir acerca de ella.
Cada plataforma
ha puesto en claro cuáles son las audiencias a las que quiere llegar en la
diversidad y sobre todo lejos de entender la complejidad en la vivimos han
decidido, este caso de Disney + es la más descarada en la intención de
ganar audiencias a partir de un imposible complacer a todo el mundo a base de
engaños y discursos sofistas.
Publicado en roastbrief.com.mx en enero de 2021
imagen Disney+
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