El discurso de Obama contra el senado norteamericano, las acciones en contra de sus gobernados en Europa y la falta de leyes claras en México son claros ejemplos de cómo la democracia ha sido superada o jamás existió.
Armando Enríquez Vázquez
Escribió Bioy Casares que al soñar utopías hay que recordar que el
sueño de unos es la pesadilla de otros. En esta época en la que se habla
apasionadamente y absurdamente de lo políticamente correcto, de lo que
se puede y debe decir, de lo que podemos y no hacer o disfrutar, con esa
gran intolerancia que caracteriza a todos los grupos que se sienten, se
dicen y los que son realmente intolerados. Hoy que tanto canturrean la
libertad, vivimos otra época del manual de Carreño disfrazado e impuesta
por la ética gay y la verdad de Hello Kitty. Por eso que pasan
cosas como las que vemos hemos visto en estas semanas y la reflexión
sobre lo verdaderamente importante es nula.
Cuando el Presidente de los Estados Unidos, “la mayor democracia del mundo”, tiene
que salir a recordarle al Senado de su país, que esta para servir al
pueblo y no asociación de rifles, cuando sobre la voluntad ciudadana se
encuentra el negocio de pocos, aunque este implique de manera descarada
hacerse de la vista gorda y permitir el trafico legal de armas, cuando
en lugar de representar a los votantes, los poderes de una nación se
vuelven mercachifles de la muerte. Es que algo está podrido en Dinamarca, como escribiría Shakespeare en Hamlet.
Cuando el gobierno de un país defiende a los bancos y prefiere
tener miles de casa vacías, desaprovechadas, mientras los ciudadanos
buscan un pedazo de banqueta, o un puente para dormir. Algo está podrido en Dinamarca.
Cuando el mismo revoltoso del primero de diciembre, ese que se
quejó de ser víctima de la policía reaparece en la toma de la rectoría
de la UNAM, sin ser miembro de la comunidad universitaria. Algo está podrido en Dinamarca.
Cuando las fuerzas federales no pueden mantener la seguridad de un
país, el gobierno maquilla las cifras de la mano de sus aliados en la
prensa y los medios de comunicación, mientras que cada día se crean más
grupos de autodefensas en las comunidades de nuestro país. Algo está podrido en Dinamarca.
Durante muchas décadas hemos escuchado que la democracia es el
mejor de los gobiernos. La razones que nos dan son poco claras, la
verdad sea dicha la democracia no funciona y el mismo Aristóteles la
consideraba una forma corrupta de gobierno. Hoy con una sociedad que no
puede ser acallada, mientras los periódicos agonizan y todavía tratan de
hacernos creer la verdad oficial, en internet esta la verdad, la de los
jóvenes, hombres y mujeres de carne y hueso que ya no beben el atole
con el dedo que las diferentes plutarquías quieren hacernos creer es la
realidad.
Hoy la democracia no defiende los intereses de ninguno de los
votantes, como tampoco se preocupa por ejercer las leyes como es debido.
Los movimientos como somos el 99%, democracia 2.0, son de orden global e
intentan redefinir las maneras en que vemos a nuestros gobiernos y como
esperamos ser gobernados.
Cuando, como pasa en Italia, las clases que han ejercido el poder
en las últimas décadas se ven confrontadas por grupos como cinco
estrellas y caen al borde de los que a los sensacionalistas les encanta
llamar ingobernabilidad, existen hechos muy claros que refutan ese
concepto. La primera es que la llamada sociedad civil no se detuvo,
Italia siguió trabajando y los italianos en su vida diaria. Dos al final
tuvieron que optar por un presidente cercano a los noventa años que no
hará ninguna diferencia en la caída de la democracia italiana, es hora
de revisar los modelos de gobierno y las formas de ejercerlo y ser
representativo como se pretende, o simplemente aceptar el papel real del
gobierno como mero administrador de bienes y nada más.
Los políticos no son más que títeres de grandes corporaciones o de
los organismos financieros que deciden como quebrar países solo para
poder mantener el reinado del miedo entre los civiles.
La democracia ha caducado, necesitamos buscar nuevas formas
participativas, respetuosas de todos, que no necesiten etiquetar, ni
excluir; hombres, mujeres, feministas, heterosexuales, homosexuales,
negro, blanco, hispano, asiático, todos son términos que han sido
utilizados, en algún momento, para dividir y vencer a los seres humanos.
La discordia es muy cercana a lo que hoy nos quieren hacer creer que es
la democracia.
En Dinamarca, nada tiene por qué estar podrido.
Publicado el 23 de abril de 2013 en blureport.com.mx
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