El legendario
Lawrence de Arabia tuvo su contraparte en una mujer temeraria, exploradora
arqueóloga, alpinista, espía, diplomática y ayudó a fundar Irak.
Armando Enríquez
Vázquez.
La tarde del 12 de Julio de 1926 en las afueras de Bagdad se
llevó a cabo el funeral de Gertrude Bell. Asistieron representantes del
gobierno inglés y miembros del gabinete del gobierno iraquí, así como un gran
número de Sheiks de las tribus nómadas del desierto árabe. Su cortejo fúnebre
incluía a innumerables personas del pueblo iraquí que reconocían y agradecían
lo que aquella mujer había hecho por ellos. Esa misma mañana el cuerpo de la
fundadora del Museo de Bagdad, entre otras muchas cosas había sido descubierto
en su recamara. Al principio las versiones oficiales se limitaron a decir, que
el calor extenuante de Bagdad había por fin vencido al delgado y pequeño cuerpo
de la infatigable mujer. La verdad es que murió de una sobredosis de pastillas
sin que hasta la fecha se sepa sí lo hizo de manera accidental o no. Gertrude
Bell tenía 57 años de edad y a lo largo de ellos fue la mujer occidental más
influyente Medio Oriente. Su importancia en la formación de Irak como nación y
de la imposición de Faysal I como rey de Irak en 1921 no tiene precedente y fue
la pieza clave para la fundación del museo de Bagdad que habría de ser saqueado
por los soldados norteamericanos en la guerra contra Saddam Hussein en 2003.
Gertrude Bell nació el 14 de julio de 1868 en el Condado de
Durham en Inglaterra. Hija de una familia de la aristocracia inglesa, su padre,
Sir Hugh Bell fue un Barón inglés. Su madre murió al dar a luz a su hermano
menor, sucesor del título de su padre, cuando Gertrude tenía apenas 3 años de
edad. Esto la hizo muy apegada a su padre y a lo largo de su vida, Gertrude
consultó con él diferentes asuntos políticos. La familia no sólo era parte de
la aristocracia de la época si no que poseían minas de hierro que abastecían a
los astilleros ingleses.
A la edad de 17 años ingresó a Oxford en donde por su
condición de género no se le permitió tomar algunas materias que se
consideraban masculinas, pero Gertrude se contentó con estudiar historia.
Siendo uno de los alumnos más brillantes en la historia de la institución y una
de las primeras mujeres en graduarse en ella. Al terminar sus estudios Bell
viajó a Terán, entonces capital de Persia, donde un tío de ella ostentaba un
cargo similar al de embajador de Inglaterra. En 1894 publicó un libro titulado Persian Pictures con las impresiones de
su viaje. Gertrude viajó por todo el mundo y además demostró ser una gran
alpinista, cruzo los Alpes por sitios que se creía que era imposible. Alguna
vez y debido al mal tiempo tuvo una caída que le impidió conquistar un pico en
los Alpes y permaneció 48 horas colgada de una soga que sujetaban sus
asistentes, pero su pasión por los
idiomas, la arqueología y el desierto le ganó a cualquiera de sus otros gustos.
En 1909 conoció a otro arqueólogo inglés que habría de jugar un importantísimo
papel en la formación de la liga árabe T.E. Lawrence conocido simplemente como
Lawrence de Arabia y que como Bell era uno de los más brillantes egresados de
Oxford.
A pesar de toda su actitud y actividad Bell fue Secretaria
Honoraria de los anti sufragistas ingleses y decía que mientras las mujeres
creyeran que su papel en la sociedad se limitaba a la cocina y la cama no
estaban capacitadas para elegir ningún modelo de gobierno. Virginia Woolf
alguna vez se refirió a Bell como:
Una ingeniosa mujer que
tenía a todos bajo su poder, y lograba hacerte sentir poco eficiente de una forma u otra.
Antes de la I Guerra Mundial Bell había participado en
diferentes expediciones arqueológicas en Siria, Mesopotamia y Palestina, se
había convertido en lingüista también y trabajó al lado del arqueólogo Sir
William M. Ramsey en Binbirkilise, en el territorio del Imperio
Otomano. Aprendió diferentes idiomas de la zona, lo que le permitió en su
momento, no sólo hablar con los líderes de los diferentes grupos árabes, si no
con las esposa de estos. Algunos de los Sheiks árabes, a pesar de considerar a
las mujeres inferiores a los hombres se sorprendían por lo extraordinaria que
era Gertrude Bell, lo que los hacía tratar de imaginarse cómo serían los
hombres ingleses.
Al estallar la I Guerra Mundial Bell, pidió ser asignada a
Medio Oriente cosa que le fue denegada por el gobierno británico, por lo que
optó por enlistarse como enfermera de la Cruz Roja en Francia. Poco después la
Inteligencia británica reconoció el valor de Gertrude y sus conocimientos sobre
el desierto árabe, así como de algunos de los diferentes grupos étnicos que lo
habitaban. Por lo que pidió a Bell servir como guía de las tropas inglesas a
través de las tierras de Medio Oriente. Otra vez junto con T.E. Lawrence. Fueron
los dos mejores espías con los que contó el gobierno inglés en la región.
Gertrude Bell ayudó al ejército inglés a crear los mapas que
permitieron a los británicos llegar a Bagdad. En 1917 una vez que las tropas inglesas
tomaron Bagdad, Bell fue enviada a la ciudad y se le concedió el nombramiento
de Secretaria de Oriente. Una vez concluida la guerra Bell fue una de los
orientalistas llamados por Winston Churchill para formar parte de la
conferencia de El Cairo en 1921, cuya finalidad fue establecer las reglas de la
política inglesa en la zona. Bell ayudó a trazar las fronteras de Irak al
desaparecer el Imperio Otomano.
Una vez establecido el nuevo país y su favorito, el Rey
Faisal, al que inculcó la importancia histórica de su país y su legado,
proclamado rey de Irak, se dedicó a crear el museo de Bagdad, del cual estaba
muy orgullosa y del cual fue nombrada, por el rey, primera directora.
Bell tuvo dos grandes amores en su vida el primero fue un
joven que conoció en su primer viaje a Persia, pero su padre se opuso a la
relación porque el joven no tenía dinero para casarse con una mujer del status
de ella. Esa fue una de las razones por las que Bell terminó su viaje, cuando
su padre le ordenó regresar a Inglaterra. Años después Gertrude Bell se enamoró
perdidamente de Charles Doughty-Wyle, un militar inglés que para desgracia de
Bell estaba casado y murió en la batalla de Galipolli dirigiendo a las tropas
australianas en 1915. Bell nunca se casó.
En 1925 viajó por última vez a Inglaterra, donde supo de la
muerte de su hermano. Regresó a Bagdad donde se sentía sola, los ingleses la
habían abandonado, el rey Faisal también, pues ya no la necesitaba, y su
familia había desaparecido. Inglaterra no era ya su patria y se sentía más
iraquí que otra cosa, así que regresó a Bagdad. Su soledad era abrumadora. El
final llegó ese 12 de julio.
La figura, la persona e importancia de Gertrude Bell, aunque
oculta para los occidentales y eclipsada por la leyenda de Lawrence de Arabia,
es de tal importancia que aun hoy es recordada en Irak, en los libros de textos
de todas las escuelas del país.
publicado en blureport.com.mx el 28 de febrero de 2014
imagen:npr.org
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