Un año después de que con bombo y platillo se anunciara un gran logro de las reformas estructurales del presidente, la verdad es que no ha pasado nada.
Armando Enríquez Vázquez.
Hace ya un año que se concretó uno de los objetivos más
importantes de la reforma en materia de telecomunicaciones; la licitación y
adjudicación de dos cadenas nacionales de televisión abierta que abrían de
abrir la competencia en el sector dominado hasta hoy por el duopolio Televisa-
TV Azteca y crear nuevas fuentes de empleos en un sector donde miles de jóvenes
egresan año con año sólo para encontrarse con la cerrazón de estos medios y la
impunidad con la que trabajan los sindicatos STIR y SITATYR, ambos un verdadero
nido de ratas como casi todos los sindicatos charros del país y que impiden el
desarrollo y la entrada de nuevos trabajadores en la industria.
A pesar de que hace un año se adjudicaron las dos cadenas nacionales,
una a Grupo Imagen Telecomunicaciones y la otra a grupo Radio Centro, esta
parte de la reforma sólo ha sido un fracaso y en este caso no ha sido debido
directamente al gobierno. Los grupos a los que se adjudicaron las licitaciones
han resultado incapaces e insolventes. Un mes después de haber ganado un de las
señales de la licitación Grupo Radio Centro declaró su incapacidad para poder
pagar el dinero que ellos mismos habían ofrecido para hacerse de una cadena
nacional de televisión abierta. El grupo radiofónico no pudo encontrar
inversionistas interesados en la televisión abierta y prefirió pagar las multas
que la ley obliga ante la insolvencia de la empresa, la cuarta cadena nacional
de televisión abierta murió antes, mucho antes de nacer y Radio Centro quedó
como un grupo falaz e incapaz de crecer, a pesar de lo cual anunció su interés
por participar en las licitaciones de canales de televisión abierta este año.
La otra cadena que pertenece a Olegario Vázquez Aldir, quién
se comprometió a tener la televisora al aire el primer día de enero de este
año, sigue sin salir al aire. Es más, como he comentado en un par de ocasiones,
Grupo Imagen se vio obligado a cerrar la señal de Cadena 3, el canal 28 de UHF
en la zona metropolitana de la Ciudad de México y que se transmitía en sistemas
de televisión de paga, por el fracaso económico y de audiencias que a lo largo
de siete años este proyecto representó para el empresario de hoteles y
hospitales.
El Instituto Federal de Telecomunicaciones cambió su propuesta
original de subastar una cuarta cadena nacional por poner a la venta los
canales de televisión por separado a lo largo y ancho del país con la
demagógica idea de promover la producción regional, en un mundo que gracias a
Internet es cada día más pequeño. El IFT tampoco se ha manifestado en el
sentido de si existen o no multas para Grupo Imagen por incumplir con las
fechas o esto no está contemplado en las reglas de la licitación lo cierto es
que entre más tarden ambas cosas, menos atractivas serán para inversores o para
los anunciantes.
Un año después de que con bombo y platillo se anunciara un
gran logro de las reformas estructurales del presidente, la verdad es que no ha
pasado nada, al contrario, en lugar de crearse empleos, Grupo Imagen recortó su
plantilla de televisión en más del 80% al cerrar el canal de UHF, lo cual
también puede ser un pésimo presagio acerca de la cadena nacional que
adquirieron y pretenden poner a funcionar en algún momento de este año, eso se
supone. Televisa y TV Azteca han tenido que recortar personal ante la baja de
anunciantes y la poca calidad en su oferta de contenidos.
La discusión sobre el
futuro de la televisión abierta vuelve a quedar sobre la mesa, ante el fracaso
de lograr a mediados de la segunda década del siglo XXI el poner en marcha de
manera exitosa, lo que durante más de medio siglo se consideró uno de los
mejores y más lucrativos negocios.
Poco importan hoy, todas las trabas que Televisa puso a lo
largo del último cuarto del siglo pasado y la primera década del siglo XXI.
Televisa entendió muy tarde que el negocio había cambiado a internet, pero no
tienen n los contenidos, ni la audacia para triunfar en un mercado al que
llegan demasiado tarde. La ventaja que tuvo por muchos años la empresa al
esconderse atrás de las faldas del gobierno para consolidar su monopolio hoy
han desaparecido. Las frecuencias existentes de televisión abierta para
licitar, no son tema que pueda involucrar, ni interesar ya a las empresas de
medios en México, en estos momentos el mismo gobierno debería estar buscando
como aprovechar ese espectro radioeléctrico de una manera más beneficiosa para
el país, que en elefantes blancos que pocos, muy pocos están dispuestos a
adquirir.
En su momento, cuando aparecieron las reglas de la licitación,
el mismo Carlos Slim decidió que eso ya no era negocio, sólo los necios
quisieron apostar en el sentido contrario y los resultados están en las señales
vacías que seguimos teniendo en nuestros televisores.
Los canales de televisión que ya tienen una ventana
nacional, comienzan a no ser negocio hoy en día; ¿Hacia dónde deben dirigirse
los esfuerzos de la televisión abierta? ¿Televisoras regionales? ¿locales?
Sí Televisa y TV Azteca, con sus recursos y estrellas, con
un posicionamiento claro en las audiencias nacionales, tuvieron grandes
pérdidas el año pasado, ¿qué pueden esperar negocios que ni siquiera han
iniciado y cuya oferta no es desconocida?
¿Vale siquiera la
pena buscar nuevas estrategias o hay dejar que la inercia de los tiempos, nos
lleven a ese momento donde un último espectador apague para siempre la señal de
la televisión abierta?
publicado el 14 de marzo de 2016 en roastbrief.com.mx
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