Una vez más, una serie nórdica nos muestra la gran capacidad de los productores de aquellas latitudes por desarrollar contenidos inteligentes, atrevidos y reflexivos.
Armando Enríquez
Vázquez
El futbol soccer es el deporte favorito en el mundo, los millones
de aficionados que esperan cada cuatro años las copas del mundo y son los
mismos que domingo a domingo llenan los estadios en las ciudades del mundo o
dedican algunas horas a verlo por televisión, así lo confirman. Sin embargo,
crear series acerca del futbol no es tan común como se supondría.
La más exitosa en México y en Latinoamérica es sin duda Club de Cuervos una comedia
melodramática cuyo personaje más atractivo resulta ser el secretario de uno de
los dueños al grado que el 17 junio Netflix estrenó, después del juego México
vs Alemania del Mundial de Rusia 2018 un spin off de la serie con el título de La Balada de Hugo Sánchez. Existe
también los animés japoneses acerca del deporte del cual el más popular y
reconocido en el mundo es Super Campeones.
La NRK, que es la empresa de radiodifusión pública en
Noruega y es responsable de series como Mammon,
Nobel y Skam, las tres series que
han llamado la atención en las audiencias mundiales en especial la primera, estrenó
apenas a principios de marzo la serie Heimebane
que significa el campo de juego cuando este es la casa de un equipo. Esta serie
es interesante por diferentes razones y aunque no ha terminado la primera
temporada recomiendo que la busques y si la encuentras vela.
La serie es acerca de futbol soccer en un país en el que a
pesar de su gran afición, de acuerdo con la serie, no es un país que se haya
distinguido en el terreno internacional del deporte. La última vez que la
selección noruega participó en una Copa del Mundo fue en 1998. La acción sucede
en un pequeño pueblo costero llamado Ulsteinvik, donde el equipo local, Los
Lobos, ha logrado regresar a jugar en la primera división noruega, llamada
Eliteserien.
La serie inicia justo en el momento en que el equipo se
prepara para su primer entrenamiento antes del campeonato nacional de futbol.
Entonces el entrenador sufre un ataque. El equipo tenía ya pensado a mediano
plazo como su relevo un jugador veterano que piensa preparase con el entrenador
enfermo, la situación parece acelerarse por la enfermedad del viejo director y
en un giro de tuerca fortuito la dirección del equipo cambia la decisión y
decide llevar a cabo una idea innovadora y extraña; contratar a una exitosa
entrenadora de futbol femenil cuyo equipo compite en la Champions League
femenil.
Helena Mikkelsen (Ane Dahl Torp) habrá de enfrentar desde el
enojo de sus jugadoras al enterarse de su renuncia, a un pueblo futbolero
machista que se sorprende al saber que su nuevo entrenador es una mujer, a un
viejo jugador gruñón y resentido, Michael (John Carew) que tiene en la mira el
sacarla del equipo y tener su puesto, al líder de los hinchas, al principal
patrocinador del equipo y en un principio a todos los jugadores del equipo.
La historia de la posibilidad de una entrenadora mujer en un
equipo de hombres de la principal liga de un país pone el dedo en la llaga
sobre uno de los campos de la actividad humana en el que aun la segregación por
géneros es muy marcada y sobre todo en el futbol soccer que a pesar de ser
seguido por mujeres y hombres es terriblemente machista, es cierto existen las
juezas de línea y las árbitros en algunos países, pero la dirección de equipos
sigue siendo una barrera por romper a diferencia del futbol americano de la NFL
que estrenó a su primer coach defensivo mujer durante la pretemporada del 2015
cuando Jennifer Welter fue contratada por los Cardenales de Arizona para
entrenar a los linebackers del equipo, una posición de mucho contacto físico y
agresividad y nadie dijo nada, ni armó el alboroto que sabemos sucedería en un
equipo de futbol soccer profesional y que retrata la serie.
Heimebane habla
además de la capacidad de un ser humano sin importar el género para vencer sus
miedos y enfrentar los retos importantes, Helena es la entrenadora de un equipo
en condiciones por demás adversas, pero aún así es madre soltera y como tal queda
claro en uno de los capítulos, cuando su equipo gana uno de los encuentros más
importantes por la rivalidad histórica con el equipo contrario, Helena en vez
de celebrar con el equipo decide apoyar a su hija que acaba de terminar con su
relación sentimental y la necesita en ese preciso momento.
Heimebane celebra
el futbol soccer y a quienes gusta el deporte verán emocionantes escenas
deportivas de futbol, celebra a las comunidades que los fines de semana se
hermanan cuando corean a sus equipos y lo mucho que un equipo es en la vida de
los ciudadanos de esa comunidad. Pero ante todo Heimebane es una serie que celebra, sin caer en el feminismo, la
capacidad de las mujeres para ocupar cualquier posición en la vida, en
cualquier ámbito que ellas decidan y el amor que muchas de ellas tienen por
asuntos y actividades que en algún momento de la vida etiquetamos como
exclusivas de los hombres y también habla, además del machismo y los
prejuicios, de aquellos hombres que no tienen miedo a reconocer a una mujer
cuando es superior a ellos, que están dispuestos a darles una oportunidad sin
importar las consecuencias y las críticas de otros hombres que los acusaran de
débiles o con ganas de acostarse con la mujer en cuestión. El personaje de Espen (Morten Svartveit) que
es quien decide llevar a Helena a Ulsteinvik para dirigir a Los Lobos, es ese
tipo de ser humano. Como también retrata a esa mayoría de hombres que son incapaces
de reconocer el valor y en algunos casos la mayor capacidad de las mujeres.
Heimebane fue
presentada en febrero en la sección de series del Festival de Cine de Berlín
con una gran aceptación por el público, al grado, que aún sin estrenarse en la
televisión, NRK decidió firmar la segunda temporada de la serie. Heimebane es, sin dudas, una de las mejores
series de la primavera.
una versión de este texto se publicó en roastbrief.com.mx el 9 de abril de 2018
Imagen: NRK
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