El hecho de que el Presidente Electo vaya a disminuir su sueldo en nada impacta en la vida diaria de los mexicanos.
Armando Enríquez Vázquez
Una de las promesas del Presidente Electo y que va en marcha
a pesar de algunas voces de protesta, es la reducción de salarios de empleados
federales de los niveles altos, incluido el presidente y que a pesar de querer
involucrar a los miembros del poder judicial esto no va a ser posible y ya
veremos que sucede con muchos miembros del poder legislativo.
Importante esta iniciativa, lo cierto es que está muy lejos
de enfrentar de manera directa el problema y la afrenta real de millones de
mexicanos. A la mayoría de los mexicanos que el Presidente Electo, los miembros
de su gabinete y los altos mandos de las secretarias vayan, por orden del
futuro Ejecutivo, a reducir sus ingresos nos es irrelevante. El verdadero
problema es que durante más de cincuenta años la mayoría de los mexicanos hemos
visto reducirse el poder adquisitivo de nuestro salario, bajo la mirada
aprobatoria de los Poderes de la Unión en contubernio con los organismos
empresariales.
Si el Presidente Electo piensa que el crear un tope salarial
en la burocracia mexicana es un deber que ayudará a la transparencia y el
bienestar del país esta bien. Yo creo que sucederá exactamente todo lo
contrario; promoverá la salida de los mejores del gobierno, causando que
mediocres y oscuros burócratas a ocupen puestos que les darán el poder para en
una mayor corrupción. Pero, además, esa propuesta y esa discusión nada,
absolutamente nada, tienen que ver con un poder adquisitivo que comience a
cerrar las brechas entre los mexicanos en pobreza y las clases medias.
A un mayor poder adquisitivo, más posibilidades de
desarrollo, menos hambre. La creación y empoderamiento de una clase media
activa, proactiva, competitiva, creativa y propositiva sin duda impactará en un
crecimiento mejor de México. A diferencia de la tendencia mundial de la
reducción de horas de trabajo en busca de ciudadanos más felices, López Obrador
propone el regreso a la jornada laboral de seis días, algo que muchas empresas,
por ejemplo, en el ramo de los medios de comunicación tienen establecido bajo
la mirada cómplice de la Secretaría del Trabajo que nada o poco ha hecho por
los trabajadores de México, pero además sin compensar salarios por esas horas. En
ese sentido pareciera que la idea de López Obrador es oficializar la
explotación y por extensión la pobreza entre los mexicanos.
El PAN desde el cinismo de quien no supo gobernar y atacar
estos temas en tiempos de Fox y Calderón, hoy insiste que desde su mini bancada
legislativa promoverá lo que no se atrevió siendo gobierno; la desaparición de
la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos y el apoyo a un aumento sustantivo
del salario mínimo.
El Presidente Electo y los secretarios, desde mi punto de
vista podrían ganar el triple de lo que propone Andrés Manuel y nadie pondría
el grito en cielo, siempre y cuando el resto de los mexicanos viera sus
ingresos aumentados y el gobierno sirviera como freno en los intereses
mezquinos de empresarios y comerciantes, impidiendo las inflaciones que de
manera mañosa y arbitraria imponen estos particulares tras cualquier alza por
mínima que sea, anulando cualquier intento por revaluar el poder adquisitivo.
El bienestar y la igualdad tan cacareada por López Obrador
debe pasar forzosamente por un mejor sueldo, un mayor poder adquisitivo para
todos los mexicanos, de otra manera la llamada Cuarta Transformación será
únicamente pan con lo mismo. La política de los partidos como PRI, PAN y PRD,
crear bases, tribus o como vayan a llamarles los morenistas, basadas en el
hambre y las necesidades más básicas de los grupos marginales que forman un enorme
porcentaje de la población de mexicanos con el sólo propósito de asegurarse
votantes y perpetuarse en el poder.
El gobierno debe, en ese sentido López Obrador
tiene la razón, ser austero, sin embargo, esa austeridad no debe, ni puede ser
impuesta al resto de los mexicanos, ni por decreto, ni por conveniencia, la
democracia no tiene como objetivo privar a los ciudadanos de nada, si no todo
lo contrario crear las condiciones ideales para que el ciudadano sea pleno
gracias a sus decisiones y los medios para llevarlas a cabo sin la intervención
del gobierno. Algo que espero le quede claro al Presidente Electo.publicado en blureport.com.mx el 21 de agosto de 2018
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