La investigación clínica es importante por el desarrollo de nuevos fármacos, la derrama económica y sobre todo por la posibilidad de mejorar la salud de los voluntarios que prueban de estos nuevos productos.
Armando Enríquez Vázquez
A pesar de la posición retrograda del gobierno de la República
en materia de ciencia e investigación, los científicos en México y las
asociaciones científicas intentan mantener su actividad de manera normal.
La investigación clínica es la responsable de llevar a cabo
el último paso en el desarrollo de nuevas medicinas que ataquen las diferentes
enfermedades que acosan a los seres humanos. El desarrollo que inicia en los
laboratorios y en los pizarrones donde se conceptualizan las combinaciones
químicas que habrán de llevarse como un compuesto real y con el que se
experimentará en animales en un principio y finalmente a las pruebas de control
y efectividad de estas drogas en pacientes con los padecimientos para los que
han sido diseñadas, lleva años y hay que decirlo no siempre este esfuerzo
resulta en un éxito. Pero existe una necesidad real por llevar a cabo este tipo
de investigación.
La investigación clínica en el caso de México es importante
no sólo por el desarrollo de nuevos fármacos, o la derrama económica que este
tipo de actividad representa, que se manifiesta diferentes ámbitos como sueldos
y empleos, el impacto directo sobre compra de medicamentos de vanguardia para
cierto tipo de pacientes, el desarrollo de patentes, pero ante todo por la
posibilidad de mejorar la salud de los sujetos voluntarios para la prueba de
estos nuevos productos.
Para un correcto desarrollo de la investigación clínica se
requiere la participación de universidades y académicos, de la industria
farmacéutica y del gobierno para crear una cadena virtuosa en el proceso. La academia
es de donde surge el conocimiento y la investigación, la iniciativa privada la
financia en busca de hacer negocio y finalmente el gobierno regula y supervisa
que no existan abusos de las empresas privadas en la aplicación de sus pruebas,
como tampoco se violen los protocolos, normas y leyes del país, ni las reglas
internacionales de los comités de bioética, así como apuntar las
investigaciones que interesan a un gobierno por las enfermedades que presentan
en mayor número los pobladores y no la de la agenda de la iniciativa privada.
Hace apenas dos años y bajo otra manera de ver el desarrollo
económico y científico del país se veía un futuro promisorio en la
investigación clínica en nuestro país. Hoy esa visión ha cambiado de manera
radical.
En ese sentido la Asociación de Profesionales de la
Investigación Clínica A.C. (APEIC) que realizó su V Congreso Nacional de
Investigación Clínica, sufrió el desprecio de las autoridades tanto de la
Comisión Nacional de Bioética, que dirige el Dr. Manuel H. Ruiz de Chávez, en
su lugar participó la Maestra Areli Cerón Sánchez que es la directora de
Comités de Bioética. Lo más preocupante fue la ausencia total de la COFEPRIS,
Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, cuya presencia
en este tipo de congresos debería ser prioritaria para su titular el José
Alonso Baeza Novelo, dado que el asunto principal de la investigación clínica
como ya quedo establecido es la creación de nuevos medicamentos que impacten en
la salud de los pacientes y por extensión en políticas públicas que se pueden
implementar en el tan deteriorado Sistema Nacional de Salud.
Los números manejados por los conferencistas de este
congreso sobre lo que representa la investigación clínica en nuestro país en
comparación con lo que se hace a nivel mundial son realmente patéticos.
Únicamente el 1% de la investigación clínica a nivel mundial se realiza en
nuestro país, por lo que se necesita la participación del gobierno en el
sentido señalado arriba para promover un incremento en la investigación de este
tipo en el país.
De nada o poco sirven los esfuerzos de organizaciones como
la APEIC, si el gobierno de la 4 T decide darles la espalda, sobre todo porque
al tener participantes de otros países que pueden inferir en la inversión en
nuestro país, la ausencia de las autoridades correspondientes causa
desconfianza y puede desalentar la llegada de capitales.
El presidente de la APEIC, el doctor José Luis Viramontes en
su exposición afirmó que en México hay cosas por hacer para poder implementar
una política pública importante en materia de investigación clínica que permita
al país salir del lugar 27 que ocupa en la actualidad en materia de esta
actividad científica y atraer inversión de la manera que Corea del Sur lo logró
en menos de una década.
De hecho, una de las cifras que más me llamó la atención fue
que en los últimos 40 años el porcentaje de pacientes en los que se llevan a
cabo pruebas con nuevos fármacos en nuestro país no ha cambiado a pesar del
aumento de la población.
Este tipo de investigación
que involucra seres humanos y nuevas medicinas, sin duda es polémico e implica
cuestiones relacionadas con los derechos humanos y los derechos de los
pacientes, sin importar que hayan firmado cualquier acuerdo con las empresas
que aplican la investigación, así como una fuerte regulación por la conocida
voracidad y en muchas ocasiones falta de escrúpulos de los empresas
farmacéuticas, no resultó extraño escuchar hablar con descaro a un
norteamericano llamado Mathew Moyer, ponente, acerca de lo importante que ha
sido aprovechar la falta de legislación en la materia en África. Esa es una
razón más de porque deben estar presentes las autoridades nacionales.
Pero otro de los ponentes Stephen Sostein, habló de la
importancia de profesionalizar a los investigadores clínicos, crear carreras e
incluir la materia en el perfil de las carreras relacionadas, así como centros
interdisciplinarios para enseñar la materia a los diferentes involucrados en la
investigación clínica y no únicamente a médicos, enfermeras y otros
profesionales de la salud.
Este tipo de eventos son importantes en un país que necesita
salir de su retraso en materia de investigación y desarrollo científico. Es más
importante que las autoridades apoyen a lograr estas metas con fondos y presupuesto
que simplemente ignoren la existencia de los esfuerzos de una comunidad
mexicana inmersa en la materia, de igual manera, es obligación del gobierno supervisar
y hacer que las leyes y regulaciones se cumplan por la importancia que en
materia de bioética y derechos humanos una investigación como la clínica
implica y no sólo con la soberbia de la 4 T darles la espalda a los esfuerzos
de los grupos privados.
publicado en blureport.com.mx el 16 de junio de 2019
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