La historia del Cid en la segunda temporada se ve entre su
fidelidad a Sancho, la promesa de Fernando I de León por convertirlo en Conde y la consciencia de salir del vasallaje para ser dueño de su
destino.
Armando Enríquez Vázquez
Crear una serie
dramática basada en personajes históricos, tiene dos posibilidades de
desarrollo a grosso modo. La primera recrear de manera lo más apegado a los
hechos conocidos y documentados posible y entonces los españoles han creado una
serie histórica como Isabel. La otra construir a partir de fragmentos de
historia y los hechos conocidos de los personajes históricos, pero creando
escenarios y situaciones totalmente ficticios para contar o reflejar un momento
histórico o una cultura como sucede en el caso de Vikingos de History Channel.
Amazon Prime estrenó la segunda temporada de El Cid.
Cinco nuevos episodios donde se cuenta la relación del Cid (Jaime Llorente) con
el rey Sancho II de Castilla (Francisco Ortiz), optando por un hibrido de las
dos anteriores tomando personajes conocidos y cuya existencia se conoce y
documenta en la historia de España Medieval con otros, producto de la mente de
los creadores de la serie Luis Arranz y Angel E. Pariente de la misma manera
que muchas situaciones que sirven para construir esta ficción histórica en tono
de un melodrama lleno de lugares comunes. Las intrigas palaciegas, en los
últimos años tan explotadas por Game of Thrones, se asientan a partir
del núcleo familiar de los herederos del rey Fernando I y su lucha por
egoístamente reunificar el reino partido a la muerte de su padre: Castilla
quedó al mando de Sancho, León de Alfonso (Jaime Olias) y Galicia de García
(Nicolás Iloro). Sancho se siente por ser el primogénito varón con derecho a
todo y Urraca se siente con derecho a todo por ser la primera hija del rey.
La historia del
legendario héroe español se encuentra en esta segunda temporada enclavada en su
fidelidad a Sancho, la promesa de Fernando I de León por convertirlo en Conde y
con ello darle la oportunidad de acceder a la mano de Jimena (Lucía Guerrero) y
una consciencia de salir del vasallaje para convertirse en el dueño de su
destino.
Como en el caso
de las producciones españolas de género histórico, no existe una producción
deslumbrante en el sentido de efectos especiales, o escenografías deslumbrantes
con excepción de los palacios de los conquistadores árabes.
Esta segunda
temporada más delimitada por la historia documentada del personaje principal y
de los hechos de los reyes Sancho II de Castilla y Alfonso VI de León,
parecería que daría menos libertad fantasiosa a los escritores, pero personajes
como Urraca de Zamora (Alicia Sanz), se siguen desarrollando de una manera que
no esta documentada en la historia y sí en la primera temporada se vuelve la
mano que envenena a su padre, Fernando I, en la segunda temporada elimina de
manera accidental a su madre la reina Sancha (Elia Galera) algo totalmente
falso. El guión utiliza las supuestas relaciones incestuosas con su hermano
Alfonso VI, para crear una especie de Cersei Lanister española. Urraca
ambiciosa y maquiavélica no duda en unirse con el clérigo Don Bernardo (Juan
Echánove) que ya desde la primera temporada es un clásico ejemplo del cura
entrometido y parte de un poder factico que no duda aliarse y conspirar usando
los nombres de Dios y del Papa, pero buscando su propio beneficio y afinidades.
Los guionistas decidieron
mantener a dos antagonistas, Además de Urraca, al infame y poco importante
personaje de Orduño (Pablo Álvarez) el prometido de Jimena, la histórica y futura,
en la series, esposa de el Cid, e hijo del traidor Flain (Carlos Bardem),
asesinado por el abuelo del Cid al final de la primera temporada, es una
verdadera piedra en la historia y poco o nada aporta a la historia, porque el
personaje no está desarrollado y nunca pasa de ser un cobarde, ladino a lo
largo de 10 episodios. Urraca por el contrario es un personaje complejo, muy
bien escrito y mejor interpretada. Lo que parece poco lógico porque a
diferencia de Urraca de Zamora que es un personaje histórico, Orduño es una
invención de los guionistas que pudo haber tenido una mayor riqueza al no estar
acotado por textos históricos.
La desaparición
de personajes inútiles como el abuelo del campeador y la madre que hacen perder
minutos de la narrativa, nos quitan pesos muertos en vista a una tercera
temporada.
Las influencias
de otras series como queda asentado arriba son claras y la estructura es la de
una telenovela de Televisa, no existe ningún documento o fuente que diga que
Jimena estuvo comprometida con otro que no fuera el Cid, sin embargo, dudas,
rencores y celos que sufre la joven cortesana son el motor para poner cierta
tensión en una relación que todo mundo sabe cómo termina y sólo estamos
esperando en que temporada desaparecerá o caerá muerto ese ficticio estorbo que
resulta Orduño.
Amina (Sarah
Perles), la mora enamorada del Cid es otro personaje creado por la imaginación
de los escritores de la serie y que funciona para puntear las emociones tanto
de Jimena como de Ruy Díaz en ese amor imposible que define a los personajes en
la serie. Pero además a diferencia de Orduño muestra cambios no sólo producto
del despecho que sufre, sino al ser una paria al interior de la comunidad
mozárabe, lo que la obliga al autoexilio. Puente entre los árabes y los
españoles al ser convertida en rehén de Sancho, Amina termina caminado los
caminos de Castilla para buscar refugio en Toledo.
Como las
referencias históricas a la esposa de Sancho, Auduberta o Alberta (Amparo
Alcaraz), son pocas la construcción del personaje al interior de la serie
histórica resulta débil y muy menor. Lo mismo sucede con el dibujo de Vellido
al final de la segunda temporada y quien de acuerdo con ciertos documentos es
el autor de la muerte de Sancho y al que sin duda volveremos a ver por lo menos
en el primer episodio de la tercera temporada.
La serie es muy
dominguera, pero al sólo constar de 5 capítulos por temporada funciona bien
para un fin de semana de ocio con semáforo naranja.
publicado originalmente en roastbrief.com.mx en septiembre de 2021
imagen Amazon Prime.
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