La primera
fotoperiodista en retratar la guerra desde la línea de fuego. Una valiente
mujer con un ojo de oro y apasionada vida.
Armando Enríquez
Vázquez.
Hay imágenes que una vez vistas son difíciles de borrar de
la memoria y del alma. Así es para mí la fotografía de la miliciana de las
fuerzas de la República Española que entrena en una playa cercana a Barcelona,
durante la Guerra Civil captada por el ojo de aquella “pequeña rubia” como la
llamaban, que se paseaba en el frente de la guerra civil española capturando
las imágenes que contaran al mundo los horrores y las alegrías de un conflicto
armado entre hermanos.
La fotografía tiene la sencillez que la hace enorme, es sólo
el perfil de una mujer vestida de color oscuro, con una rodilla en tierra y
mirando al horizonte mientras apunta su pistola, pantalones con un enorme
dobladillo y unos zapatos de pequeño tacón, que muestran su condición de mujer
armada. La fotografía está tomada al ras de la arena. Femineidad y determinación,
la fotografía define no sólo a la miliciana sino a la mujer del otro lado de la
cámara.
El primero de agosto de 1910 en Stuttgart nació Gerta
Pohorylle. Su familia de origen judía pertenecía a la clase media y ella atendió
a una escuela privada suiza. Al final de su adolescencia en 1929, la familia se
mudó a la ciudad de Leipzig, tanto Gerta como sus hermanos se manifestaron en
contra del creciente movimiento del nacional-socialismo y en marzo de 1933 fue
detenida y encarcelada por repartir propaganda comunista. El nazismo había
llegado al poder en enero de ese año y cautelosamente liberó a prisioneros que
en el futuro serían enviados a los campos de exterminio. Gerta salió de prisión
y de Alemania a finales de septiembre de 1933 y se instaló en Paris.
Nunca volvió a ver a su familia que con el paso de los años
murió víctima del Nazismo.
En Paris, Gerta comenzó a trabajar como asistente y
secretaria del psicoanalista René Spitz y se relacionó con los grupos
antifascistas franceses donde se dice conoció a otros exiliados alemanes como
Walter Benjamin y Joseph Roth. En el círculo de artistas e intelectuales
antifascistas Gerta conoció al fotógrafo Fred Stein y a su esposa Lisolette con
los que vivió y de los que obtuvo sus primeras lecciones en el arte de la
fotografía,
En 1935 conoció a un joven húngaro que lo mismo que ella
abandonó su país huyendo de una dictadura, su nombre es Endre Ernö Friedmann,
un fotógrafo de origen judío también.
Ruth Cerf amiga de Gerta conoció al fotógrafo que le pidió
posar para unas fotos que el joven debía hacer para un brochure publicitario de
una compañía suiza de seguros. Como Ruth no confiaba en el húngaro decidió
pedirle a Gerta que la acompañara a la sesión fotográfica. Gerta y Endre se
enamoraron. Gerta trabajó al mismo tiempo como asistente de Friedmann y de la
fotógrafa María Eisner. Endre y Gerta vivían juntos cuando a principios de 1936
Gerta consiguió su acreditación oficial como fotoperiodista trabajando para la
agencia holandesa ABC Press- Service.
La pareja ideó una manera de poder posicionar su trabajo, en
un mercado que era muy competitivo, decidieron crear a un personaje; un fotógrafo
norteamericano viejo y que desconocido en gran parte de Europa, ambos firmaron
su trabajo con aquel nombre de Robert Capa. El ficticio personaje logró vender su
trabajo por tres veces el precio que Endre lo hacía. La impostura no duró
mucho, ellos mismos se encargaron de develarla, pero Endre decidió adoptar el
seudónimo y es con el nombre de Robert Capa con el que pasó a la historia. Gerta,
por su parte, decidió buscar también un seudónimo para ella y adoptó el de
Gerda Taro, en honor a un artista japonés al que conoció en sus años en Paris;
Taro Okamoto. Algunas fuentes también especulan que el sinónimo además del
artista japonés estuvo inspirado en la actriz Greta Garbo.
A mediados de ese año estalló el conflicto civil en España y
la pareja no tardó mucho tiempo en acreditarse y viajar a España. De ese viaje
es la fotografía de la miliciana española entrenando en la playa. También en
ese primer viaje los fotógrafos sintieron el vientecillo que deja el paso de la
muerte, cuando el avión en el que viajaban se estrelló en las cercanías de
Barcelona. Ambos junto con el también fotógrafo David Seymour conocido como
Chim resultaron con heridas muy menores. Capa y Taro trabajaron en un principio
para la agencia VU. En los dos meses siguientes la pareja recorrió gran parte
de España documentando la guerra con sus cámaras y firmando sus fotos como Capa & Taro. La pareja regresó a
Francia y Gerda viajó a su vez a Nápoles para visitar a un amigo.
Capa y Taro regresaron a España a principios de 1937. Gerda
comenzó a cobrar independencia en su trabajo y a ser reconocida de manera
individual e independiente a Capa, por lo que también comenzó a firmar sus
fotos con su nombre, como Taro Photo.
En marzo de 1937 Capa regresó a Paris y Taro permaneció en España por su
cuenta. Gerda rechazó la propuesta de matrimonio de Capa. La Pequeña Rubia conoció entonces a muchos de los intelectuales que
participaban en las Brigadas Internacionales que sabían que la lucha en España
era muy importante porque los italianos y alemanes utilizaban a España como un
laboratorio, como el caldo cultivo de algo mucho más grande como el resto del
mundo habría de comprobar años más tarde.
Gerda y Capa trabajaron de nuevo juntos fotografiando la
ofensiva republicana en Navacerrada.
Taro conoció a Hemingway, a George Orwell y a André Malraux.
Tomó fotos de la derrota de las fuerzas de Mussolini en Guadalajara. Viajó a
mediados de julio a Paris, celebró la toma de La Bastilla y rápidamente regresó
a España. Había estado cubriendo el frente de Brunete que los franquistas
habían declarado tener bajo su poder, las fotografías de Taro demostraron al
mundo lo contrario. A su lado en ese tiempo se encontraba siempre el periodista
canadiense Ted Allan. Sin embargo para finales de mes los franquistas lanzaron
una ofensiva sobre Brunete que puso a las fuerzas republicanas en desbandada
tras largas horas de batalla. Taro y Allan permanecieron en el pueblo
documentando la fuerza de la batalla y llegado el momento se dispusieron a
huir. Subieron al estribo de un carro y Taro iba tratando de tomar fotos,
cuando un tanque republicano embistió el carro en el caos de la retirada. Gerda
Taro fue lanzada al suelo y el tanque la arrolló. De inmediato ella y Allan
fueron llevados a un hospital, Gerda sostenía sus intestinos entre sus manos.
Fue operada en el hospital pero todo fue en vano, la joven fotógrafa que estaba
a tres días de cumplir 27 años agonizó toda la noche y murió a la mañana
siguiente. Se convirtió asi en la primera fotoperiodista en morir realizando su
trabajo.
Sus últimas palabras de acuerdo con una enfermera fueron; ¿Alguién recogió mi cámara?
Lo cierto es que nadie nunca recuperó las últimas
fotografías de la joven fotografa. Rafael Alberti y su esposa recogieron el
cadáver de Taro y se encargaron de llevarlo a la frontera. El escritor francés
Paul Nizan lo llevo hasta Paris y el partido comunista francés se encargó de
hacerle un funeral digno de un héroe.
Unos días antes de su muerte en un momento sombrío Taro
dijo:
-Cuando piensa en toda
esa gente que conocimos y ha muerto en esa ofensiva, tienes el sentimiento de
que vivir es algo desleal.
Además de su trabajo, la imagen de la pequeña rubia nos
llega en diferentes fotografías, unas que tomadas por Capa y otras que alguien
tomó de la pareja en diferentes momentos. Se ve una mujer entregada,
apasionada, sonriente, sensual guiñando un ojo en una. Al lado de un miliciano
ocultándose de las balas enemigas tras una pared o roca, mirando a los aviones
que bombardean Córdoba, en otra. Una de las últimas fotos que existen de la
fotógrafa la muestra dormida en pijama en la cama de un hotel. La última es la
de su cuerpo inerte en una camilla en el Hospital Inglés El Goloso, cercano al
Escorial donde la joven fotógrafa murió.
Se dice que Capa jamás hablo de Taro. Que muchos años
después Ted Allan escribió que habían sido amantes al momento de morir la
fotógrafa.
En 2010 un hombre llamado Fernando Cambronero Tornero, contó
al diario español que el conductor del tanque que atropelló a Taro fue un
hombre llamado Aníbal González que había sido amigo y compañero de armas del
tío de Fernando.
Capa murió en 1954, en la guerra de Indochina al pisar una mina.
La figura de Taro fue confundiéndose por momentos con la del húngaro y por
momento pareció desaparecer, hasta que a finales del siglo pasado aparecieron
unas caja con negativos de Capa, Taro y Chim de la guerra civil, las cajas se
conocen como La Maleta Mexicana, por haber aparecido en nuestro país, al que
entraron en una valija diplomática, que ha hecho revalorar el trabajo de Gerda
Taro.
Existe un documental mexicano llamado La Maleta Mexicana que cuenta como se encontraron estos negativos y
nos cuenta la historia de los fotógrafos y de una España que aun hoy no sabe
cómo enfrentar esa guerra en la que más 300,000 hermanos se mataron entre
ellos.
Publicado en mamaejecutiva.net el 9 de febrero de 2015
imagenes: state of fred stein.
es.wikipedia.org
icp.org
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