Un gobierno que no sabe gobernar sin aplausos y con voces criticas.
Armando Enríquez Vázquez
Nada más distintivo de un gobernante sordo, ciego y mudo que
la censura. La censura es el inicio de toda tiranía y sí de algo sabemos bien
en México es de la tiranía que desde el gobierno se intenta ejercer.
La censura es la práctica más común y generalizada en el PRI
por todos sus gobiernos ya sea federales o estatales. Incluso al interior del
instituto político donde ninguna expresión tiene valor si no es la del
presidente. La Revolución al institucionalizarse se convirtió en sinónimo de
cinismo, corrupción, tiranía y censura. Tristemente el presidente Enrique Peña
Nieto siguiendo la tradición del viejo PRI, al que renegó durante su
candidatura, es incapaz de escuchar, de discernir, de dialogar y quizá también
de gobernar y por eso sin ningún pudor se ha dedicado a acallar a las voces críticas,
a lo largo de su gobierno.
El PRI, en todos los niveles de gobierno, ha silenciado a
las principales voces críticas de izquierda, derecha y centro opuestas al
presidente, a los gobernadores o presidentes municipales; a través de amenazas,
buscando su despido, con secuestros, hasta con balazos y otras maneras, en
teoría sutiles, que intentan desligar al gobierno de los casos de censura de
periodistas de relevancia nacional como Pedro Ferriz de Con y ahora Carmen
Aristegui pero que por burdas y apuntan directo a Los Pinos.
Son los dueños de estos grupos los que ejecutan las órdenes
del gobierno y como recompensa a sus servicios el gobierno los recompensa. Como
ejemplo baste un botón. Las concesiones que el gobierno ha otorgado a los
serviles dueños de Grupo Imagen que hoy ostentan cadena nacional de televisión
abierta a la mitad de precio que el otro competidor de la licitación y un
equipo de futbol cuyos orígenes y recursos están ligados a un grupo corrupto y
oscuro que se le asignó a la familia Vázquez Raña, sin la menor investigación.
En favor de MVS, hay que apuntar, que la empresa tiene razón
en el sentido de que una empresa paga por los servicios profesionales de
reporteros y conductores que laboran para sus servicios informativos y tiene
los derechos de los resultados de esos contenidos que ha financiado y comprado.
Durante los momentos de dimes y diretes entre MVS y Aristegui la semana pasada,
la periodista declaró de manera constante su intención de seguir trabajando,
informando a la sociedad y no perder su espacio. El viernes frente a la opinión
del Ombudsman de MVS, Carmen Aristegui ratificó la idea de mantener su espacio.
Pero al momento de terminar su noticiero exigió la reinstalación de los
reporteros despedidos, mostrando una nula voluntad al dialogo y a la
negociación. Creo que la arrogancia de la periodista le impide reconocer el
abuso cometido y pedir una disculpa. Todos cometemos errores pero esa soberbia
de Aristegui facilitó la estrategia del gobierno para sacarla del aire.
Aristegui fue censurada, México pierde otra voz crítica y la
radio cada día se vuelve más un espacio de ruido rosa donde la mayoría de las
voces informativas, van quedando aquellos clásicos periodistas que se rasgan
las vestiduras hablando de libertad de expresión, pero ladran en el tono que
les impone el gobierno federal. Radio y televisión se parecen cada día más. La
censura nos regresa cuarenta años en el tiempo, cuando Luis Echeverría acalló a
El Excélsior y acabó con la pluralidad en la televisión al dar el visto bueno
para la creación de Televisa.
Es cierto que también Fox, mejor dicho Martha Sahagún, se
encargó en los tiempos en que la pareja ocultaba los turbios negocios de los
hijos de la entonces primera dama en acabar con la carrera de José Gutiérrez
Vivó en el más puro estilo de sus predecesores priístas. Qué Calderón intentó
acabar con Aristegui también. Pero voces críticas permanecieron en la radio. Lo
cierto también es que ni Fox, ni Calderón gozaron de la pésima reputación
internacional que tiene Peña Nieto, sus funcionarios y su gobierno. Una razón
de más para acallar las voces que de manera veraz y contundente han demostrado
que nadie cree en Peña Nieto, ni dentro, ni fuera de México. Las críticas
vienen de todos lados y de todos los medios alrededor del mundo y parece que el
caso de Aristegui será muy poco favorable para un gobierno que ha demostrado
grados de corrupción y cinismo que no veíamos en México desde las
administraciones de José López Portillo, Carlos Salinas de Gortari o Miguel
Alemán Velasco.
La censura resulta hoy más que en otras ocasiones grotesca y
rupestre. Sin las voces de Aristegui y Ferriz de Con, como los más claros
ejemplos de periodistas ampliamente reconocidos y seguidos por un gran número
de personas, y de otras decenas menos afortunados que han caído asesinados por
criticar y acusar los vicios del poder de autoridades y funcionarios, nuestras
opciones de información certera se van acabando.
El gobierno está poniendo a modo a la prensa para ignore los
casos de corrupción, de trata de personas, de abuso de autoridad, de
incompetencia y falta de conocimiento en materia de buen gobierno y democracia
que ocurren a diario en el sistema. La opacidad del gobierno actual es la más escandalosa
en la historia reciente de nuestro país y se ha propagado no solo en el partido
en el poder y sus funcionarios, sino en sus partidos satélites como el Verde,
que se burla y desafía a la Constitución, al inoperante INE y al pueblo de
México, o de Nueva Alianza que cree que por ser jun partido nacido de lo peor
del magisterio puede hablarle a los electores con boca de carretonero, además
de marcar la pauta de comportamiento del PAN, PRD, Morena y los demás.
Ya hemos visto casos de presidentes municipales del PAN
acusados de asesinato y tenemos que recordar las amenazas que oscuros ex
gobernadores priístas como Fidel Herrera de Veracruz, Ulises Ruiz de Oaxaca y
Mario Marín de Puebla lanzaron contra diferentes comunicadores a nivel nacional
por descubrir parte de sus turbias acciones y actividades ilícitas mientras
ejercieron el poder. Ni que decir del Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre que
impunemente impone su voluntad en un partido tan corrupto como lo es el PRI. O
la muy stalinista negación de la verdad de López Obrador cuando las marchas
contra la inseguridad en el D.F.
México no es una dictadura perfecta, dista mucho de serlo y
me enoja cada vez que se utiliza el término para denostar al gobierno, porque pierde
peso y se vuelve una frase trivial y frívola. En México la realidad es que el
gobierno es imperfecto, pedestre, retrogrado y lo que intenta imponer en
nuestro país es una tiranía de muy poca monta.
publicado en blureport.com.mx el 17 d marzo de 2015
imagen: theendofbeing.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario