Las pruebas de la existencia de la desaparición forzada en nuestro país estan en cada estación del metro, en las paradas del metrobús, en los canales de televisión.
Armando Enríquez Vázquez
A últimas fechas me llama la atención la cantidad de
fotocopias con personas desaparecidas que hay en los pizarrones de las
estaciones del metro, Copias fotostáticas repartidas por CAPEA (Centro de
Atención a Personas Extraviadas y Ausentes) de la Procuraduría de Justicia del
DF, con fotografías de adolescente y jóvenes mujeres en su mayoría, mismas
fotocopias que se pierden entre carteles de difusión cultural del gobierno y de
las delegaciones del Distrito Federal. Los posters de la PGR con fotos de personas
desaparecidas en los lugares para la publicidad en las estaciones del metrobús,
los constantes cortes en los canales de
televisión del estado como canal 11 y canal 22 de la Alerta Amber, así como en
las estaciones de radio del estado, llamando a reconocer rostros de
mexicanas y mexicanos que tienen días o
meses sin volver a casa.
Cuando inició internet existió una oleada de correos que nos
avisaban de personas en especial de niños desaparecidos, supuestamente robados.
Conforme fueron pasando los años se pudo demostrar que muchos de estos correos
electrónicos eran falsos o habían sucedido en lugares diferentes y tiempos que
no correspondían a los señalados por los correos, había fotos de niñas y niños
que llegaban con dos o tres nombres diferentes.
Solo una pequeña parte de ellos resultaba cierto y tal vez
todo era una estrategia para ocultar la magnitud del delito de trata en nuestro
país.
Nada debe inquietarnos más que la cantidad de personas en
especial de mujeres que desaparecen en México.
De acuerdo con los datos de la Red por los Derechos de la
Infancia (REDIM) 3 de cada 10 desaparecidos en nuestro país son niños, y
conforme a los datos de la Secretaría de Gobernación más del cincuenta por
ciento de los desaparecidos entre 2006 y 2015 se han dado en este sexenio. Las
cifras varían porque la misma Secretaría de manera burda se ha encargado de
maquillar las cifras a la baja, cada vez que declara sobre el tema aprovechando
el olvido histórico de los mexicanos.
Amnistía Internacional en su informe, Información para el comité contra las desapariciones forzadas de la
ONU, publicado este año utiliza los números de la secretaria de gobernación
y habla de más de 22,600 personas entre 2006 y octubre de 2014.
Hoy las desapariciones de mujeres, contrasta con la diaria
aparición de cadáveres en el Estado de México y que parecen no importarle a
autoridad alguna, ni estatal, ni federal. Estos cuerpos sólo sirven para la
portada de los diarios de nota roja que se consumen a diario en el Distrito Federal
y zona conurbada. El Gobernador mexiquense ha ignorado las diferentes voces de
organismos no gubernamentales y de la sociedad civil que piden se declare a la
entidad como zona de crímenes de género, la misma sordera padecen en las
oficinas federales. Aun así el gobierno se indigna ante el informe sobre las
desapariciones forzadas en nuestro país del relator de la ONU.
No todos los desaparecidos, ni asesinados en México son miembros
del crimen organizado. Hay muchas mujeres y hombres que han desaparecido en las
redes de la trata de personas. Hay muchas mujeres y hombres que han
desaparecido por disentir, por hacer uso de la libertad de expresión. Hay
muchos que han desaparecido víctimas de la delincuencia común.
México no se divide en los que viven del crimen organizado y
los que viven en de una manera correcta. Hoy el crimen organizado no es sólo el
que vive fuera de la ley, si no el que nos quiere hacer creer que vivimos en un
estado de derecho que ellos mismos se encargan de violentar en sus acciones y
palabras. Autoridades y funcionarios de todos los niveles, a los que el hecho
de que los mexicanos desaparezcan se reduce a una cifra fría, una calumnia al
sistema, un negrito en el arroz de sus turbios negocios.
Es vergonzante la actitud de políticos y candidatos que han
olvidado que es esa ciudadanía que desaparece a ritmos acelerados desde que el
PRI de regresó a Los Pinos, la que en teoría los elige. No debería haber lugar
en México para aquello que están más preocupados por agarrarse a golpes de todo
tipo entre ellos antes enfrentar a una ciudadanía que demanda atención.
Deberían preocuparse por que las Alertas Amber fueran la excepción y no el pan
nuestro de cada día.
publicado el 11 de mayo de 2015 en blureport.com.mx
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