La libertad de prensa en México no es más que un cadáver que cayó víctima del estado, del crimen organizado y de una justicia inexistente.
Armando Enríquez Vázquez.
El New York Times publicó un editorial el domingo 16 de
agosto titulado El Asesinato de la
libertad de prensa en México. El reportaje hace mención a las amenazas
veladas que el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, hizo a los miembros de la
prensa en ese estado el pasado 29 de julio, un día antes de la muerte del
fotoperiodista Rubén Espinosa. Y destaca como los periodistas mexicanos se
encuentran cada día con más trabas para ejercer su profesión. Coptados entre un
sistema judicial muy débil y una corrupción escandalosa, que han permitido a
diferentes políticos y funcionarios amenazar y matar a informadores, a los
periodistas mexicanos cada día les es más difícil ejercer su profesión.
El 15 de agosto un importante grupo de periodistas,
escritores y artistas mexicanos publicó a través de PEN International, la
asociación mundial fundada en Londres en 1921 y encargada de promover la
literatura y libertad de expresión, una carta abierta para exigir al Presidente
Peña Nieto a investigar la muerte de periodistas en México, así como a crear
mecanismos que protejan la vida de los mismos. (Se puede leer la versión en
inglés en http://www.pen.org/blog/president-pe%C3%B1a-nieto-investigate-murders-journalists-mexico-and-establish-mechanisms-protect
).
Una de las conclusiones de la editorial es que en muchas
regiones de México los periodistas amenazados tanto por el crimen organizado
como por los gobernantes enfrentan la opción de auto censurarse o ser callados
por las balas. Pero hay existe otro factor del periodismo o de los periodistas
que también ha sido parte esencial de que el gobierno crea que la libertad de
prensa se acaba con billetes o con balas. Me refiero a reporteros y medios chayoteros encargados en denigrar su profesión aceptando dinero para
callar o avalar las vilezas de funcionarios y gobiernos, de la misma forma que
lo hacen los empresarios corruptos, como los hay tantos en estos días, que
hemos conocido gracias a escándalos como los de la Casa Blanca de Peña Nieto o
los casos del Grupo PHL en el Estado de México y que seguramente son tan sólo
la punta de un Iceberg que flota gracias a los gases de la corrupción que en él
se lleva a cabo y que denigran a la clase empresarial nacional. En especial
debemos poner atención en la secuela de reporteros, lectores de noticias y
experiodistas ligados a Televisa que se ven envueltos en casos de narcotráfico
y tráfico de influencias.
Desde las extrañas camionetas con el logo de la empresa de
televisión en Nicaragua, la aparición del corresponsal en Michoacán de dicha
empresa en negociaciones con la Tuta y recientemente por un lado el caso del ex
reportero de Televisa en Orizaba asesinado junto con el líder local de los
Zetas y quién de acuerdo con el director del diario El Buen Tono, era el encargado de repartir el dinero de la
organización delictiva entre los llamados periodistas. Por el otro, la
aparición de Dolores, Lolita, Ayala
en el helicóptero accidentado del gobernador de Chihuahua César Duarte acusado
de corrupto por más de un medio en el país y responsable de un aumento
escandaloso en la inseguridad y reaparición del crimen organizado en el estado
más grande de la República. Claro por más que los ciudadanos demandemos una
investigación a la empresa de Azcárraga Jean, muy probablemente la PGR,
dirigida por la hermana de uno de los principales ejecutivos e incondicionales
de Emilito, se negaría a proceder o
encontraría los pretextos necesarios para deslindarse del caso.
Por supuesto que a ese tipo de seudo periodistas no es a los
que amenazó Javier Duarte, Gobernador de Veracruz, si no a aquellos que se
vuelven incómodos a un sistema que cada día nos es más incómodo a la mayoría de
los mexicanos.
Nuestra democracia está muerta gracias a la partidocracia y
al servilismo del INE, nuestras instituciones putrefactas por el exceso de
corrupción a las que se ven sometidas por funcionarios mezquinos, ahora gracias
al New York Times lo sabe todo el mundo, la libertad de prensa en México no es
más que un cadáver que cayó víctima del estado, del crimen organizado y de una
justicia inexistente; a un poder judicial inepto, incapaz y corrupto.
La imagen internacional del gobierno mexicano cada día es
más cuestionada, incluso si somos estrictos al juzgar algunas de las
declaraciones del aspirante republicano a la candidatura presidencial Donald
Trump, debemos reconocer que están basadas en la vergonzante realidad de
corrupción y opacidad del gobierno encabezado por Peña Nieto y no pueden ser
desmentidas, ni rebatidas, a diferencia de lo que sucede con muchas otras
basadas en la especulación y su visión racista del mundo, que fácilmente son
rebatibles.
El gobierno tiene una responsabilidad diaria que se niega a
cumplir; la salvaguarda de los mexicanos; ya sean periodistas, ingenieros, amas
de casa, estudiantes, obreros, grupos indígenas y sin embargo los discurso
demagógicos de Peña Nieto y todos sus funcionarios nos remitan a la realidad de
que ellos están convencidos de que nosotros estamos convencidos de vivir en una
Dictadura Perfecta de película.
publicado en blureport.com.mx el 17 de agosto de 2015
imagen: deathtoStock
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