Cuando algo resulta gracioso repásalo a conciencia en busca de una
verdad oculta.
George Bernard Shaw,
Hace ya muchos años un conocido decía; no cuento chistes porque ya me los sé. Para todos, el chiste carece
de chiste tras un tiempo, cuando ha agotado su novedad. El chiste es entones
sólo un factor de socialización, no tiene nada que ver con una verdadera
muestra de ingenio de una persona o de su sentido del humor, a menos de que esa
persona se la creadora del chiste. El chiste cuenta con la memoria de las
personas para existir.
Existe una gran diferencia entre crear y contar un chiste.
Entre un chiste y el sentido del humor. El creador del chiste tiene la
capacidad de observar una realidad y trastocarla de manera que resulte
graciosa, ya sea a partir de un tema realmente banal o profundamente crítico.
Crear un chiste requiere cierta agudeza mental, pero sobretodo requiere que se
trate de una situación que se pueda transpolar en el tiempo y el espacio, que
sea capaz de aceptar algunas transformaciones para adecuarse a diferentes
grupos sociales y étnicos. Por ejemplo, los chistes que en América contamos
acerca de españoles, en España se regionalizan a los gallegos y en Estados
Unidos se refieren a los polacos.
El chiste puede pasar con pequeñas modificaciones no sólo de
un país a otro, sino a través de las décadas aun cuando a pueda tender a
parecer ingenuo a los de mayor edad pero causando la misma risa entre los más
jóvenes que lo desconocen, que causó en su momento a quienes lo cuentan. Contar
un chiste poco o nada nos dice del ingenio de una persona, en el mejor de los
casos nos habla de su memoria, de su capacidad de retención. Nos habla de su
necesidad de ser el centro de atención, de tener una audiencia que lo escuche.
Son los comediantes de las reuniones sociales. El que crea un chiste demuestra
talento, ingenio pero no por eso necesariamente demuestra sentido del humor.
Muchos comediantes y escritores de sketches trabajan con formulas que han
demostrado funcionar con las audiencias.
El que escucha un chiste únicamente busca ser entretenido.
Para eso prende la televisión o paga por un espectáculo. El chiste se convierte
en un lugar común y sin embargo todos en algún momento del día buscamos ese
chiste que nos dístense con una buena carcajada.
La palabra humorista describe a un personaje dedicado buscar
el entretenimiento de los demás a través de chistes, situaciones y parodias y
está totalmente alejado de aquellos que tienen sentido del humor.
Mientras que el sentido del humor no se limita a una línea
escrita, a un dialogo, o a la memorización de situaciones o textos. El sentido
del humor se manifiesta en la vida diaria de los que lo tienen y se expresa no
como una búsqueda de un aplauso o una sonrisa. Cuando Groucho Marx escribió al
renunciando al Friars Club, su audiencia eran sólo él y quienquiera que haya
recibido la carta, quien seguramente debe haber estado más desconcertado que
sonriente. Tampoco se le ocurrió a Bernard Shaw que su comentario al rechazar
la invitación a una cena de vegetarianos trascendería, el dramaturgo inglés se
limitó a decir. La simple idea de dos mil
personas masticando apio al mismo tiempo me horrorizó. El desconcierto que
estas actitudes y frases provocan tal vez la sonrisa del que los emite y en
ocasiones de nadie más.
La risa pareciera ser el fin de ambas expresiones, pero eso
no resulta del todo cierto.
Henri Bergson, en sus ensayos acerca de la risa explicó se produce al romper con una continuidad. Un
ejemplo, de esta estructura sucede en un microbús de la Ciudad de México. Un
par de hombres disfrazados o pintados como payasos abordan el transporte, cada
uno de ellos se posiciona en uno de los extremos del pasillo. El primero le
grita al segundo:
-¡Oiga! ¿Usted sabe cómo hacen las vacas?
-¡Claro! – Responde, el otro hombre – Muuuuuu
- ¿Y los perros?
- ¡Guau! ¡Guau!
- Muy bien. ¿Y las ratas?
- ¡Saquen todo lo que traen! ¡Estos es un asalto!
En ese momento ambos supuestos payasos han sacado un par de
pistolas y se disponen a desvalijar a todos los usuarios del transporte. Esto
podría ser un chiste, pero, por ser realidad se convierte en un acto de macabro
sentido del humor por parte de los asaltantes.
En
la publicidad requerimos de más personas con ingenio que humoristas.
publicado en roastbrief.com.mx el 5 de octubre de 2015
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