El verano demostró una vez más que Netflix es capaz de producir series que interesan a lo largo y ancho del mundo.
Armando Enríquez Vázquez
Un poco antes de que iniciara el verano Netflix estrenó la
cuarta temporada de Orange is the new
black. Una de las series originales icónicas de la plataforma de
distribución de contenidos y que junto con House
of Cards hicieron de la empresa líder en producción de contenidos en video a
nivel mundial. Pero como sucede con toda serie, el desgaste comienza a notarse
en la caída de audiencias, de manera más notoria en la serie política
estelarizada por Kevin Spacey que a principios de 2017 hará su entrega final.
Pero el verano demostró una vez más que Netflix es capaz de
producir series que interesan a lo largo y ancho del mundo, sobreponiéndose a
los tibios recibimientos por parte de las audiencias de series como Marco Polo o Sense 8 que resultaron bastante por debajo de las expectativas de
la empresa.
Este verano surgieron las verdaderas herederas de la primera
camada de series de Netflix y su éxito superó por mucho lo que se esperaba de
ellas. Strangers Things, estrenada el
15 de julio, es sin duda la serie más vista este verano, una serie que a los
miembros de una generación nos remite a ET
y lo mejor de la ciencia ficción de los años 80 de nuestra juventud, no solo
por estar situada en esa época, si no por reconstruir los suburbios de Estados
Unidos en los que todos los jóvenes del mundo vivíamos las dos horas que
pasábamos frente a una pantalla de cine hollywoodense. Stranger Things tiene, además, un toque siniestro que nos recuerda
que lo peor no está allá afuera, sino aquí dentro entre los seres humanos y que
la hace muy accesible a las generaciones más jóvenes creyentes de teorías de la
conspiración.
La serie marca el regreso de Winona Ryder, en un papel muy
cercano al rol que muchos creemos en que está en la vida real. La trama llena
de un humor negro, nos presenta a un grupo de jóvenes ochenteros que viven en
el lado opuesto y más real del suburbio en el que vive Elliot, el solitario y
alienado niño de ET. Sin tener la
hermanita bonita o el hermano popular los protagonistas de la serie de Netflix
resultan tan comunes que nos preocupamos más por la fuerza del guión que de
cualquier otra cosa.
Solamente con Stranger
Things sería suficiente para declarar a Netflix el gran ganador en materia
de nuevas series durante el verano, pero el 12 de agosto y a pesar del desastre
que al parecer está siendo la producción de Baz Luhrmann, Netflix puso en su
plataforma los primeros seis capítulos de The
Get Down, la esperada serie sobre el hip hop, el rap y la música disco y debo
confesar de que a pesar de que el cine de Luhrmann siempre me ha parecido
chabacano y maniqueo, la fuerza de The Get Down, sobre todo en las actuaciones
del elenco juvenil me atrapó a lo largo de los seis capítulos.
Sin duda, The Get Down
es como serie acerca de la música, una mucho más vibrante, más seria, más real,
a pesar de su estructura de cuento de hadas latinoamericano, o sea de
telenovela, que Vinyl, en la que a
pesar de los nombres de Scorsese y Mick Jagger, es uno de los mayores bodrios
que ha producido HBO. La serie Luhrmann resulta fresca, un reflejo de Nueva
York en uno de sus momentos de mayor decadencia y se acerca sin a profundidad a
la verdadera gran serie musical de HBO Treme,
creada por David Simon, creador también de The Wire, y Eric Overmeyer, sobre Nuevo Orleans y la música de la
región. Vynil nunca se logra poner a
la música en el papel relevante de protagonista, algo que The Get Down logra desde la primera secuencia de la serie. Sin ser
el pastiche musical que es Glee, The Get Down atrae también a las
audiencias jóvenes, por su estructura de cuento.
El verano de Netflix habrá de cerrar con la segunda
temporada de los que fue sin duda su mejor serie dramática el año pasado: Narcos. La historia de la vida de Pablo
Escobar contada por un agente de la DEA que lo quiere atrapar a como dé lugar y
siendo sobrepasado por las fuerzas de su gobierno, del gobierno colombiano, la
guerrilla y ante todo por los carteles de la droga y el narcotraficante que
puso en jaque a Colombia y Estados Unidos a finales del siglo pasado.
Netflix ha consolidado su posición en el mercado de la
producción de contenidos que para otras televisoras podría resultar oneroso por
su limitado alcance, ha tomado series canceladas en otros medios y ha
capitalizado su alcance de mercado, ha creado alianzas con televisoras para
pasar sus contenidos con algunas horas de diferencia a la transmisión original,
permitiendo a audiencias de otros países ver contenidos muy esperados. Netflix
le ha apostado a la producción en diferentes mercados del mundo lo que no sólo
repercute en el número de sus suscriptores a nivel mundial y aprovecha la
tendencia global a ver, disfrutar y entender asuntos de otros países.
El verano ha sido de Netflix, ya veremos lo que dice el
otoño que es la gran temporada de estrenos de contenidos en todo el mundo y
Netflix tiene en su lista de series la exitosa serie inglesa sobre la
tecnología Black Mirror, entre otras.
publicado el 29 de agosto de 2016 en roastbrief.com
imagen netflix.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario