miércoles, 21 de diciembre de 2016

¿Quién nos enseña a leer?



Al parecer el mensaje y su contenido son lo que menos importa el día de hoy. Lo importante es demostrar que se hacen campañas, aunque estas no tengan sentido.
Armando Enríquez Vázquez
Sí algo tenía el oficio de publicista es que los creativos, los directores de arte y algunos copys eran hombres y mujeres que, si no eran inteligentísimos, si poseían una cultura superior a la media y cierta imaginación. No deja de sorprenderme como cada día existen más anuncios ya sea en tele, radio o impresos realmente, me voy a ahorrar el eufemismo, estúpidos.
Ya en varias ocasiones me he dado a la tarea de escribir acerca de ellos, así como otros que son muy buenos, pero esta semana quiero hacer mención a uno que en más de un sentido me parece de pena ajena.
En la promoción de la lectura que lleva a cabo el Consejo de la Comunicación y que más allá de lo que pueda uno pensar acerca de sí leer revistas de Editorial Televisa es algo enriquecedor, es la única campaña que se lleva en nuestro país de manera permanente que tiene este fin y que curiosamente es una iniciativa de empresas y no del gobierno federal, me topé con un cartel que parece sacado del país surrealista al que hizo referencia André Bretón cuando vio aquel boceto que un carpintero mexicano había hecho de una silla que iba a construir.
La fotografía tiene a Paola Rojas y Luis Roberto Alves. Se ven felices y despreocupados a su lado se lee la leyenda: Pregúntale a tu pediatra que leer con tus hijos.
La frase no puede ser más estúpidamente absurda. Quien la redactó, quién la aprobó y quien haya pensado que esta es una buena idea por supuesto que en su vida ha leído un libro, o sabe para qué es un libro o peor aún no sabe lo que es un pediatra y cuál es la labor que este realiza.
Pensar que un pediatra es el hombre ideal para sugerir lecturas infantiles es tan osado como presuponer que un podólogo tiene un excelente gusto en cuanto a calzado. No quiero menospreciar la labor de un pediatra, pero creer que, por ser doctor dedicado a niños, cualquier pediatra es una eminencia en literatura infantil es un pensamiento pueblerino y retrogrado.
Lo mejor que puedo hacer para incitar a un niño a la lectura es llevarlo a una librería, dejarlo perderse en los estantes de los libros, que tome los libros con sus propias manos y los hojee. ¿Acaso el bruto que hizo la campaña espera que en la receta donde el médico prescribe Tempra, ponga también Pinocho con Botas de Luigi Malerba editado por el Fondo de Cultura Económica, colección a la Orilla del Viento, antes de dormir?
Incluso en la incongruencia del poster la pareja de lectora de noticias y futbolista comentarista aparecen solos, sin hijos a la vista, lo cual deja todavía un peor sabor de boca. Pregunta al pediatra de la familia por los libros que recomienda para leer con tus hijos, sin que tus hijos estén presentes, pues un libro puede dejar un mal sabor de boca similar al peor de los jarabes que existan en el mercado.
Ahora habrá que preguntarles a los pediatras ¿si están dispuestos además de actualizarse en su campo profesional están dispuestos a tomar el papel de críticos literarios o de maestros que recomienden a las familias cuales deben ser las lecturas?
Porque en último de los casos los padres de familia deberían preguntar acerca del asunto a los maestros, pero entiendo que con el desprestigio de los docentes del SNTE y de CNTE, así como los resultados de la prueba PISA, lo padres desconfíen del sistema educativo nacional, con o sin reforma, público o privado. Y sí el mismo secretario de educación recomienda a los niños ler, esa desconfianza puede estar más que fundamentada. Pero eso no implica que la siguiente opción sea el pediatra.
Podría ser y si mi estimación no falla que un buen consejero fuera el librero, el dueño o dependiente de la librería que conoce o al menos debería conocer gran parte de lo que se exhibe en los estantes del negocio. ¿No sería interesante comenzar a crear en los niños, jóvenes y hasta en los padres un vínculo con los dueños profesionales de las librerías, en lugar de buscar un nuevo oficio al médico pediatra? Tal vez, el que escribió el texto no es publicista, sino un oculista que gusta de hacer carteles que pretenden ser artísticos. 
O mejor aún el Consejo de la Comunicación en lugar de pagarle al zapatero para que haga sus campañas de publicidad podría contratar a algunos escritores de verdad, para que vayan a las escuelas y les cuenten a los niños acerca de sus libros y de los libros que los emocionaron cuando eran niños. Pero a lo mejor esto suena descabellado para quien aprobó el cartel en cuestión y quien seguramente piensa que los libros los escriben los cardiólogos cuando se trata de novelas del corazón o los neurocirujanos cuando se trata de novelas muy sesudas.
Este poster es realmente el peor que a lo largo de años de campaña de promoción de la lectura ha producido el Consejo de la Comunicación. Y realmente es de extrañar como los encargados de las campañas de un consejo de comunicación no sepan comunicar de manera lógica y realista su mensaje.
Los personajes escogidos son lo de menos, para algunos son realmente role models, pero hasta ellos deberían de haber protestado por un mensaje tan idiota.
En fin, espero que el que escribió la frase y quién aprobó la idea ahora estén reunidos con su geriatra que les explique que hace ya muchos siglos que existen otras profesiones además de los médicos.

publicado el 9 de diciembre de 2016 en the point.com.mx

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