El verdadero sello de la inteligencia radica en la imaginación no el
conocimiento.
Albert Einstein.
Hace ya más de veinticinco años leía en una revista
especializada en cine una discusión entre diferentes productores hollywoodenses
acerca de las ventajas, desventajas y preferencias de contratar egresados de
las escuelas de cine o hacer a la siguiente generación de productores a partir
de aquellos jóvenes que sin una educación formal eran capaz de aprender el
oficio en los foros y locaciones.
Muchos de los grandes empresarios Hollywoodenses despreciaban
a los egresados de las escuelas frente a aquellos que se iban formando al
interior de la industria, su capacidad para resolver problemas, de plantear
soluciones basadas en la práctica impactaban de manera directa en los costos de
la producción, se perdía menos tiempo evitando las inútiles discusiones
teóricas a los que los egresados de escuelas son propensos.
En casi todos los campos del desarrollo humano sucede lo
mismo; la experiencia y el trabajo en campo son más formativos que todas las
teorías que por lo general otorgan profesores formados en la academia y no en
la práctica, incluida la ciencia y para ejemplo baste la historia de la doctora
Isobel Bennet que sin cursar una carrera científica es una de las más
renombradas científicas en el campo de biología marina y se dedicó entre otras
cosas a catalogar las especies de la costa australiana y fue una de las
primeras mujeres en viajar a las costas antárticas. Bennet obtuvo sus grados de
manera honorifica por las invaluables contribuciones de su labor al campo de la
biología marina.
En México la licenciaditis
es una enfermedad producto de los complejos de inferioridad de los mexicanos. Esos
que nos han implantado en nuestro cerebro los ignorantes políticos que creen
que su título vale más que cualquier inteligencia. El ser o no ser licenciado
no hace a nadie mejor, ni peor, simplemente lo convierte en uno más con un
papel que la mayoría guarda en un cajón después de acabar sus estudios y que
poco le ayuda para conducir el taxi o vender comida en la cajuela de su carro.
Los egresados de Universidades se convierten en un dato que
solo sirve para que las autoridades se paren el cuello y las empresas se nieguen
la posibilidad de contratar gente muchas veces con una experiencia que ningún
graduado pondrá a su servicio.
Andrés Manuel López Obrador durante su gobierno en la Ciudad
de México creó una universidad que sólo ha dado problemas a la ciudadanía y
hoyos al erario público. Una universidad sin investigación es equivalente a una
sin alumnos. Por eso la mayoría de las instituciones privadas de educación
superior no merecen el título de Universidad y sus egresados tienen las mismas
carencias en el mejor de los casos y mucho peores en la mayoría en habilidades
tan indispensables como la redacción o las matemáticas como aquellos que
egresan del sistema público.
Pero desde los escaños del senado surge una vez más la voz
decimonónica y discriminatoria de los panistas que pretenden desde la propuesta
de la senadora Sonia Rocha, apoyada y aplaudida por el prepotente y arrogante
Javier Lozano Alarcón, que los diputados tengan por obligación una licenciatura
y la correspondiente cédula profesional. La propuesta además de discriminatoria
y violatoria de los derechos humanos de la mayoría de los mexicanos, es tan
simplista que pretende decir que un título académico confiere al que lo obtiene
un aval acerca de su honestidad, algo que está demostrado no tienen la mayoría
de los diputados, senadores y funcionarios públicos que han desfalcado al país,
algunos de ellos con maestrías y doctorados y no por ello menos sinvergüenzas.
Un papel no otorga ninguna sabiduría a una persona, como no
le otorga la capacidad para enfrentar y resolver problemas, como lo demuestra
la misma senadora Rocha cuando balbuceante intenta defender su absurda
propuesta en entrevistas de radio.
La senadora Rocha que ha propuesto esta tontería sin duda
olvida, o tal vez desconozca que en las legislaturas de finales del siglo
pasado su partido tuvo un legislador sin licenciatura, que se convirtió en
gobernador sin licenciatura y finalmente poco antes de ser Presidente de la
República el ciudadano Vicente Fox obtuvo su título de licenciado por la
Universidad Iberoamericana. Pero lo peor es que esta senadora tiene el cargo de
secretaria de la comisión de asuntos indígenas del senado y una falta de tacto
ciudadano o no sé si todos los indígenas a los que ella cree representar sean
licenciados. Lo que demuestra que en la Cámara de Senadores como en la de
diputados la ignorancia nada tiene que ver con títulos y los puestos se
reparten como cuotas.
Se le olvida a la senadora que el Presidente de la República
tiene una licenciatura obtenida a partir de una tesis con plagios y es incapaz
de citar libros que hayan impactado en su vida. Existen suficientes ejemplos en
contra de la idea discriminatoria, para que la senadora panista piense las
cosas antes de abrir a boca y proponer tonterías. Son innumerables ejemplos de
hombres y mujeres que han logrado mucho más que un simple escaño por dedazo,
sin haber pisado una facultad en su vida.
La propuesta panista es sin lugar a dudas, una propuesta
discriminatoria y violatoria de los derechos humanos de la mayoría de los
mexicanos. En ese caso sería mejor proponer que los Secretarios de Estado
deberían ser expertos en la cartera que encabezan, porque si algo nos han
demostrado los presidentes panistas y priístas es que las secretarias de estado
están reservadas como botín político para amigos y aliados, sin importar su
conocimiento en la materia. ¿Por qué en ese caso la senadora Rocha no dice
nada?
Si los ciudadanos permitimos que la partidocracia promueva y
dirija al país de una manera clasista, elitista y discriminatoria, entonces no
nos quejemos cuando otro ignorante con licenciatura llegue a gobernar México.
Armando Enríquez Vázquez
publicado en blureport.com.mx el 17 de marzo de 2017
imagen: deathtostock.com
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