México clama desde hace ya muchos años la desaparición de los diputados y senadores de mayoría relativa cuya única función es ser un voto más para las iniciativas sin sentido de su partido; opacar la democaracia.
Armando Enríquez Vázquez
No cabe duda que uno de los órganos más inútiles del Estado
Mexicano para los ciudadanos es el poder legislativo. A lo largo de los años y
por esa tradición antidemocrática y tiránica que impuso el PRI a lo largo del
siglo XX autonombrándose heredero de la Revolución y Salvador del Pueblo
Mexicano, aunque solo se tratara de un Porfirio Díaz que cambiaba de cara cada
seis años, el Congreso de la Unión se convirtió un verdadero nido de premios
políticos y de hampones amparados en el fuero que el puesto confiere.
Incluso en más de una ocasión ha sido el circo donde actores
y actrices pretenden ser parte de una mala película mexicana llamada Poder
Legislativo de la Nación. Desde hace ya muchas décadas que los diarios y
comentaristas políticos se burlan de las actitudes y faltas en las que incurren
los legisladores mexicanos, desde su exagerado ausentismo, hasta la pereza con
la que se presentan en las cámaras y que los obliga a dormirse en las sesiones.
Esto solo muestra la falta de compromiso y la poca o nula
importancia que estos individuos dan a México, a su puesto y sobretodo la
ciudadanía y en específico sus votantes.
Sin embargo, cuando se trata de hablar de sus dietas, bonos
y prebendas que los colocan como un grupo privilegiado; diputados y senadores
defienden sus canonjías sin importar que periodo tras periodo fallen en cumplir
sus metas como parte del órgano legislativo, y muchos de ellos han hecho una dudosa
carrera politica saltando de curul a escaño y de regreso a curul sin tener el
menor compromiso con México o con los mexicanos.
México es desde hace 107 años una democracia, o al menos eso
dice la Constitución y nos lo siguen recalcando los diferentes gobiernos emanados
de la revolución. Los hechos nos demuestran algo totalmente diferente. La
democracia en México es una caprichosa plutocracia, en la que sin importar el
color o la ideología del partido lo que menos importa es el ciudadano.
En las últimas fechas hemos visto al ciudadano y ex miembro
del PAN Arne aus den Rutten Hag, promover acciones que se acercan al famoso escrache argentino. Estas acciones son
vistosas y además nos demuestran como sucedió en caso del líder de la bancada
priísta en la Cámara de Diputados, César Camacho Quiroz, el tamaño de cobarde y
chillón al que bulean los ciudadanos.
Pero también existe otra forma de hacer que los legisladores
se enteren de nuestro enojo e inconformidad con los nulos intentos por
legislar, como tampoco por resguardar los intereses de sus votantes. Inundemos
sus correos electrónicos con nuestras propuestas, con nuestros reclamos,
busquemos que den la cara a sus votantes que nos digan cara a cara porque son
incapaces de renunciar a los bonos y el fuero que los convierte en mexicanos
con más privilegios que el resto de los mexicanos. Que nos digan a la cara como se atreven a
cobrar su dieta cuando se la pasan faltando a su trabajo.
Diputados y Senadores no están acostumbrados a dialogar, ni
a responder a sus votantes, ellos sólo responden a los mezquinos intereses de
grupo de sus partidos, ya sean, rojos, azules, verdes, amarillos, turquesas o
morenos y las combinaciones de estos colores que decidan las cúpulas de los
partidos.
Tanto el Congreso de la Unión, como el de estados tan
importantes como Nuevo León, Jalisco, Puebla y Querétaro, así como la Asamblea
Legislativa de la Ciudad de México, presenta en sus páginas Internet los datos
del legislador y proporcionan un correo electrónico donde enviar
correspondencia, curiosamente es algo que no sucede con los miembros del
congreso mexiquense donde la opacidad priísta de más de noventa años de
dictadura local se hace manifiesta, Donde los feminicidios van en aumento y
donde la pobreza crece, lo único que tiene la página del Congreso Mexiquense es
un número de teléfono de conmutador y una extensión con todos los contra que
esto significa en tiempos de comunicación inmediata.
La democracia no sólo se fortalece con la voz de una prensa
libre, como subrayaron la semana pasada Angela Merkel y el senador
norteamericano John McCain, frente a las declaraciones idiotas y autoritarias
de Donald Trump, pero el pilar básico de cualquier democracia es la voz del
ciudadano, el dialogo con él y no la cínica posición que desde hace décadas
mantienen los legisladores mexicanos donde sin tener contacto alguno con sus
votantes o con sus distritos, toman una postura paternalista en la que asumen
que lo que es bueno para su partido y sus intereses personales es lo que
estamos esperando el resto de los mexicanos, y por eso nos ha ido como nos ha
ido como país y como sociedad.
México clama desde hace ya muchos años la desaparición de
los diputados y senadores de mayoría relativa que como Carmen Salinas del PRI,
que abre la boca nada más porque tiene, y cuya única función es ser un voto más
para las iniciativas sin sentido de su partido, estamos cansados de mantener
órganos de gobierno que no funcionan y partidos políticos que de todas maneras
se acercan a empresarios para intercambiar favores, como ha quedado de
manifiesto en varias ocasiones y cuyo último capítulo es la lista de
empresarios ligados a Salinas de Gortari, a Carlos Slim y a Emilio Azcárraga
Jean que están asociados a la campaña de López Obrador para el 2018, sin que
esta vez el tabasqueño objete nada.
Los diputados y senadores jamás se van acercar a nosotros,
jamás van a tratar de beneficiar a sus votantes, somos nosotros los que tenemos
que hostigarlos, exigirles que se conviertan en responsables, que no falten a
las sesiones de la cámara, que se vuelvan patriotas ellos renunciando a su
fuero y a sus bonos. Que sean solidarios con México y no que anden lamiendo las
botas de Peña Nieto pidiendo ellos una solidaridad y un voto de confianza que
jamás se han ganado.
publicado en blureport.com.mx el 22 de febrero de 2017.
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