Los mexicanos somos solidarios, no porque el gobierno lo diga, ni lo establezca como programa de gobierno o secretaria de Estado.
Armando Enríquez Vázquez
A partir de 1985, cuando a fuerza de sonar a lugar común, en
México se demostró que la solidaridad y fuerza de la sociedad civil fue más
eficiente que la incompetencia y la corrupción de los gobiernos priístas, tanto
a nivel federal, como a nivel del entonces Distrito Federal, cada vez que una
tragedia natural sacude al país se crean centros de acopio en todas y cada una
de las dependencias del gobierno que terminan utilizando lo que los ciudadanos
de buena voluntad donan para hacer política electoral barata, corrupta y
demostrar que opuesta a esa solidaridad existe una desmedida mezquindad de los
titulares de cada dependencia, de la presidencia, de todos los miembros del
poder legislativo y ni que decir del poder judicial. Hoy las dádivas y migajas
vienen de todos los órganos de gobierno como lo demostraron Peña Nieto y
Mancera uno al pedir cobijas a los mexicanos, el otro al hacer un insultante
donativo a las víctimas del llamado ahora 19 S.
La solidaridad demostrada en 1985 fue descaradamente
institucionalizada por un grupo político, por un presidente calificado al
inicio de su sexenio como impostor y que hoy sabemos que no ganó las elecciones
de acuerdo con el testimonio de Manuel Barttlet Díaz quien operó el fraude.
Salinas a la cabeza de un partido que ha confundido siempre la revolución con
burocracia. Un partido capaz de institucionalizar la Revolución no dudó en
crear una secretaria para despojar a la palabra solidaridad de su significado
la palabra y dotarla de un significado únicamente político y utilitario para
canalizar dinero a la compra de votos en tiempos de campañas políticas como
quedó claro en la operación que el PRI desde el gobierno federal dirigió para
ganar la gubernatura del Estado de México en el pasado mes de junio.
Los mexicanos somos solidarios, no porque el gobierno lo
diga, ni lo establezca como programa de gobierno o secretaria de Estado, no como
pretenden los miembros corruptos del PRI, PAN y PRD que desde hace ya más de
tres décadas se encargan de administrar las desgracias de los damnificados en
México. Echamos el hombro no porque a un burócrata inepto que ocupa un cargo
público lo decida. Somos solidarios porque somos capaces de ser empáticos con nuestros
conciudadanos en desgracia a diferencia de cualquiera de los miembros de la
partidocracia, quienes sin decencia alguna quieren engañar a los mexicanos con un
altruismo chabacano y mentiroso que se basa en el dinero de los contribuyentes;
nuestro dinero y que han demostrado ser incapaces de poner de su bolsillo algo
como lo demostró el cínico de Migue Ángel Mancera o un inepto Peña Nieto al
solicitar a los mexicanos mantas y cobijas mientras él y sus esbirros se llenan
los bolsillos de dinero corruto y malhabido. O López Obrador diciendo mentiras
tan grandes que se ocultan en la opacidad que lo ha rodeado siempre.
En países democráticos la gestión y uso que hace nuestro gobierno
de la asistencia a los afectados por fenómenos naturales es calificado como un
crimen de lesa humanidad. Pero para los mexicanos dedicados a defender y avalar
esa partidocracia, o sea, poder judicial y poder legislativo sólo justifican el
malgasto y la corrupción de las cúpulas priístas, panistas, verdes, morenistas,
perredistas y de los enanos del tapanco que los acompañan. Para los medios de
comunicación masivos como Televisa y El Universal corrupción, mezquindad,
mentiras y cinismo son actos dignos de ser ignorados, solapando y siendo
cómplices de esta manera de todos esos criminales envueltos en los emblemas y
logos de partidos políticos, porque son esos políticos los que les ayudan a
pagar nóminas y egos a los dueños de dichos medios. Fundaciones como Teletón
sólo se volvieron cómplices de ese uso y abuso de la palabra solidaridad.
La sociedad proactiva y solidaria que nació ese septiembre
de 1985 fue neutralizada, absorbida y convertida en frase cursi y vacía como
ahora se pretende volver meme emotivo, por un sistema que cree saberlas de
todas, todas e intentó no dejarse rebasar por la contracultura a la corrupción,
al menos eso pensaban y piensan los políticos de cuarta que se sueñan
emancipadores de un pueblo al que roban desde el ejercicio activo o inactivo de
la política. 32 años después la sociedad civil volvió a demostrar y con creces
que es mucho más eficiente y rápida a responder a la emergencia que la gran
mayoría de las dependencias del gobierno federal, de los gobiernos y
autoridades locales sea cual sea el color de su partido, de las mafias creadas
por el Jefe de Gobierno, sus secretarios y los delegados del PRD, PAN y Morena.
SEDUVI CDMX e INVEA CDMX son directamente responsables de lo que ha sucedido en
la Ciudad de México. Los delegados de Benito Juárez, Cuahtémoc y Xochimilco han
resultado incapaces de actuar y al contrario mantienen niveles de opacidad a
pesar de la tragedia que los vincula con la infamia y crímenes que deben ser
investigados y de los que son responsables las constructoras patito que ellos y
sus funcionarios corruptos. Excepción es Claudia Scheinbaum, y eso que no soy
partidario en absoluto de Morena y su mesías tropical, quien ha ordenado una
investigación a fondo y levantado demandas penales en contra de los
responsables de la tragedia del Colegio Rebsamen. Nadie al interior del
gobierno de la CDMX (Marca Registrada) se ha mostrado solidario, como tampoco
lo ha hecho ninguno de los secretarios federales que han dejado morir en el
abandono a los habitantes más humildes y lastimados de Puebla y Morelos, tal
vez por no ser parte del partido de un presidente tan insensible que ataca a la
gente por no pertenecer al lugar donde se encuentran con él y le reclaman.
Muchos somos de quienes abusan y se aprovechan de nuestras
ganas de ayudar, instándonos a llevar ayuda a centros de acopio de instalados
por las dependencias de gobierno promoviendo así el circulo vicioso de
abastecer a políticos y caciques locales de bienes con los que comprar el voto
y coaccionar a los ciudadanos. Pareciera que nuestra solidaridad a los ojos de
gobernantes mezquinos es una obligación, por eso busquemos centros de acopio
que no pertenezcan al gobierno como los de la UNAM o de la Cruz Roja. En los
meses por venir no deberá sorprendernos el descaro de funcionarios y candidatos
de los partidos en el uso de recursos públicos para las campañas, el
consentimiento lisonjero y servil de todos los miembros del INE que habrán de
faltar una vez más a su deber de proteger la democracia, olvidándose todos de
cuidar a los damnificados o fotografiándose con ellos para la campaña. Como tampoco
deberá sorprendernos la desfachatez con la que continuarán los gobernantes
pidiendo ayuda solidaria a los ciudadanos para cubrir el supuesto hueco que
tiene este gobierno al que nada importan sus ciudadanos y connacionales.
Todos intentarán, en ese mismo sentido, institucionalizar y
partidisar la acción ciudadana, crearán slogans en sus cínicas campañas. Que no se equivoque Peña Nieto en su discurso demagógico,
la sociedad civil no trabajó con el gobierno, el gobierno trabajó porque esa es
su obligación en una tragedia, la sociedad civil demostró la incapacidad de los
gobiernos federal y locales y demostró como los ciudadanos son más organizados
que los políticos, funcionarios y gobernantes voraces y corruptos que abundan
en este país.
Hoy Enrique Peña
Nieto, Osorio Chong y El PRI están más preocupados por seguir censurando a
periodistas que en reconstruir el país y somos los ciudadanos los responsables
de estar al pendiente de todas las transas que estos transas quieran seguir
haciendo y denunciarlas.
Solo quiero añadir
el gran respeto a la digna decisión de Leonardo Curzio ante las presiones de
censura de un gobierno corrupto.
publicado en blureport.com.mx el 5 de octubre de 2017
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