Armando Enríquez Vázquez
Haciendo a un lado los discursos demagógicos de Enrique Peña
Nieto y el lado oscuro que estos tienen, así como de la profunda incapacidad
más allá de los discursos vacuos de Miguel Ángel y los pretextos y excusas del
corrupto Graco Ramírez, lo único cierto es que en México se debe iniciar la
reconstrucción del país. Pero lo primero es ser totalmente transparente en que
es lo que debemos reconstruir y que no. Ya en la repartición de los primeros
recursos la semana pasada se detectó a no damnificados enviados por los
partidos políticos de izquierda de la capital, PRD y Morena, medrando con los
recursos de quienes fueron realmente afectados con tal de crecer su clientela
electoral.
A pesar de las fotografías que desde el día 8 de septiembre
tras el primer terremoto y once días después del segundo sismo con epicentro en
Puebla y Morelos, el gobierno federal se ha centrado en la destrucción al
interior de ciertas zonas de las ciudades y pueblos, pero nada ha dicho acerca
de los daños sufridos por la infraestructura carretera y de comunicaciones. Las
fotos de puentes caídos y carreteras dañadas están en las redes, junto con las
historias de quienes intentaron llegar a comunidades apartadas en Morelos y
Puebla, puedo imaginar que algo similar sucede en Chiapas y Oaxaca. No se trata
en muchos casos de caminos nuevos que se hayan construido bajo este sexenio,
pero lo corrupto del secretario de comunicaciones y transportes Gerardo Ruiz
Esparza y los funcionarios federales, prefieren omitir los hechos con tal de
que su dependencia no vuelva a llamar la atención.
En el caso de la CDMX (Marca Registrada) donde la corrupción
en delegaciones como Benito Juárez, Cuauhtémoc, Tlalpan y Tláhuac ha quedado
manifiesta; edificios de reciente construcción se colapsaron causando muertes. Los
delegados no han dado la cara a las víctimas, ni han agradecido a todos
aquellos que hicieron y coordinaron lo que ellos no quisieron o pudieron hacer,
la única excepción a medias ha sido Claudia Scheinbaum. Debemos señalar que la
responsabilidad de la tragedia corresponde a delegados corruptos de Morena, PRD
y PAN, pero sobre todo al revanchista bando de construcción emitido por Andrés
Manuel López Obrador cuando era jefe de gobierno, quien actuando como siempre
con el estómago y no con el cerebros castigó a Benito Juárez con la plaga de
constructoras, porque el voto no lo fue favorable en la delegación, mismo trato
aplicó a la delegación Miguel Hidalgo, pero en aquella demarcación la actitud
de los delegados panistas ha sido totalmente diferente a los de Benito Juárez y
han sido muy estrictos en materia de construcción.
Desde 1985 y ahora lo comprobamos en 2017 en la Ciudad de
México existen zonas de riesgo, mismas que por desgracia son en parte donde se
han asentado las nuevas construcciones y la voracidad de funcionarios y
constructoras. Es momento que más allá de la solidaridad demostrada en las
semanas pasadas y la que habremos de demostrar en los meses que siguen con
nuestros hermanos damnificados, exijamos a nuestros empleados en el gobierno de
la Ciudad reglas muy claras para la construcción en la capital del país y en
especial en las zonas más afectadas. Colonias como Narvarte, Del Valle, Roma,
Condesa, Juárez, Miravalle, Álamos, entre otras, deben frenar toda la
construcción que se están llevando a cabo y estas ser revisadas a conciencia,
todos y cada uno y se deben incluir hoy zonas como Coapa, Villa Coapa,
Xochimilco que resultaron profundamente afectadas pero que la opacidad de las
autoridades delegacionales y la falta de interés de los medios de comunicación
tradicionales han omitido.
Lo que dicta la lógica tras lo que hemos sufrido en este
último sismo, es que construcciones mayores de cuatro pisos no deben ser
permitidas en estas colonias. Los grandes edificios de más de seis y siete
pisos, en otras zonas de la ciudad, deberán de cumplir una reglamentación mucho
más estricta que tenga como objetivo principal proteger la vida de los
habitantes y usuarios de dichos edificios. En muchos de los predios de la Roma,
Condesa, Narvarte y demás colonias afectadas se debe valorar la opción de crear
zonas verdes de esas que Miguel Ángel Mancera se ha encargado de destruir y
talar.
La inclusión de las delegaciones más sureñas de la capital
como Tláhuac y Xochimilco en las que los delegados de Morena han demostrado su
completa inutilidad y sólo ha quedado de manifiesto el malestar de los
habitantes de Xochimilco, por ejemplo, sacando a patadas al corrupto embajador
de la opacidad de Morena.
Por su parte Claudia Scheinbaum quien intenta salvar su
candidatura a la jefatura de gobierno de la CDMX ha levantado demandas en
contra de quien resulte responsable de funcionarios y ciudadanos para intentar
limpiar el escándalo de la escuela Rebsamen, como si fuera lo único dañado en
Tlalpan, falta muchas aclaraciones acerca de Galerias Coapa, donde un Liverpool
y un Sears están a punto de colapsarse, del Tec de Monterrey y quienes son los
responsables de que los puentes al interior de esa escuela se hayan derrumbado
causando la muerte de 5 estudiantes y de las zonas habitacionales de esa zona
que están severamente afectadas.
Es cierto que la tragedia del pasado 19 de septiembre no
tiene comparación con la de hace treinta y dos años; el reciente sismo no fue
de la misma magnitud del ocurrido en 1985, tampoco tuvo la misma duración. Esto
debe obligarnos a reflexionar sobre lo que podría ocurrir en la ciudad con un
desastre similar al de 1985. Es por eso qué resulta impostergable replantear el
reglamento de construcción de la ciudad, y definir las zonas y el tipo de
construcción que se puede llevar a cabo en cada zona de la Ciudad, sin pensar
en revanchismo, ni clientela como lo ha hecho el PRD y ahora Morena. En la
Ciudad de México no va a dejar de temblar y los números indican que en
cualquier momento podemos esperar que otro terremoto de gran magnitud la
sacuda.
De la misma manera somos nosotros los que podemos acabar con
todos esos parásitos que viven gracias a nosotros y que de nada o poco hacen
cuando verdaderamente se necesita que actúen y coordinación. Por qué no se
reconstruye con las clásicas tarjetas de empresas afines al corrupto Peña Nieto
y sus funcionarios, es con verdaderas ganas de ver a México de pie.
Hay que reconstruir la ciudad, las zonas dañada, pero ante todo
un gobierno y unos gobernantes de la capital y del país, que cada día se han
mostrado más incompetentes y mezquinos.
publicado en blureport.com.mx el 11 de octubre de 2017
imagen DeathTo Stock.com
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