Margaret Keane es una
pintora que estuvo y está de moda en ciertos círculos. Hace 50 años era
explotada y plagiada por su esposo que firmaba los cuadros como suyos.
Armando Enríquez
Vázquez
Recuerdo que durante los años setenta y ochenta nunca deje
de burlarme de esas estampas naive y kitsch con niños, perros, gatos y novias
abandonadas de enormes ojos, lo cursi y exageradamente sensiblero de estas
imágenes siempre me provocan rechazo en diferentes niveles. Ahora sé que detrás
de esta chabacanería se encuentra la obra igual de naive de una pintora
americana que vivió como ella dice, “en prisión” durante más de diez años de su
vida, siendo parte de un matrimonio lleno de abusos, de insultos y amenazas y lo
peor de una alevosa explotación laboral por parte de un egocéntrico marido.
El nombre de esta artista norteamericana es Margaret Keane. Nació
el 15 de septiembre de 1927 en la ciudad de Nashville, en el estado de
Tennessee en Estados Unidos. Su verdadero nombre es Peggy Doris Hawkins. Desde
su infancia se dedicó a la pintura, estudió en institutos locales de Tennessee
y más tarde hizo su carrera en la en la Escuela de Moda Thraphagen en Nueva
York. Los ojos siempre fueron una de sus obsesiones y como ella misma comentó
en una entrevista de televisión en 1972 en un programa de la televisión local
de Hawaii ya dibujaba ojos desde los diez años en los márgenes de sus
cuadernos.
La joven, se crio en un ambiente cristiano, en específico
metodista. Durante sus primeros años la gran influencia de su vida fue su
abuela. Se dice que ya en la universidad era una mujer reservada e
introvertida. En 1948 contrajo matrimonio con Frank Ulbrich con quien tuvo una
hija y del cual se divorció y se mudó a San Francisco donde conoció a su
segundo esposo; su némesis y al mismo tiempo el hombre que hizo su arte
popular, Walter Keane.
La obra de Margaret se caracteriza por personajes con
enormes ojos. Como ya dije, que parecen desamparados y tienden a provocar
sentimientos de compasión y de ternura en las personas. Ese estilo que con el
pasar de los años perfeccionó Margaret, llamó de inmediato la atención de
Keane. Keane era vendedor de bienes raíces con pretensiones de pintor. Uno de
los lugares que frecuentaba Walter era un centro nocturno de moda llamado The i hungry, además de ser uno de los
lugares de moda en San Francisco, artistas como el legendario Lenny Bruce
hacían lo que hoy llamamos stand up, se comerciaban también algunas obras de
arte.
La obra de Margaret, firmada únicamente con el apellido de
su segundo matrimonio, pronto llamó la atención, pero también le sirvió a
Walter para presentarse él como autor de la obra. Mientras Margaret trabajaba
hasta dieciséis horas encerrada en su estudio del sótano de la casa, Walter se
dedicaba a la vida bohemia en San Francisco, incluso haciendo enormes fiestas y
orgias en su casa y en la cama que compartía con Margaret.
Por un lado, mientras la obra de Keane era despreciada y
objeto de burla por muchos miembros del sector artísticos, la gente compraba la
obra de la pintora en postales y posters que se hacían de su obra. Personalidades
como la actriz Natalie Wood y Jerry Lewis encargaron a Keane retratos y los
compraron creyendo que él era el artista. La misma Margaret ignoraba las
mentiras de Walter con respecto a la autoría de las obras. De los pocos
artistas relevantes que se expresó en favor del trabajo de Margaret Keane fue
Andy Warhol quien dijo que la obra no podía ser tan mala como pretendían los
críticos cuando existía mucha gente que gustaba de los cuadros pintados por
Keane. En una ocasión uno de los 10 criminales más buscados por el FBI compró
un cuadro de Keane con un cheque falso. A pesar de que Keane nunca pudo cobrar
el cheque, la pintura fue recuperada por una casualidad y devuelta a la
artista.
La casi reclusión de Margaret duró hasta 1965, un poco más
de diez años de vivir en una relación que poco o nada dejó a la artista salvo
el ser explotada por su marido. Antes del divorcio Margaret se dio cuenta de lo
que estaba haciendo Walter cuando en una cena una persona le preguntó si ella
también pintaba.
Tras el divorcio, Margaret se volvió a casar, esta vez con
Dan McGuire un periodista deportivo que trabaja para diferentes medios de
California y Hawaii, y se convirtió en testigo de Jehová. Pasaron 5 años antes
de que finalmente Margaret decidiera descubrir el fraude que era Walter. En
1970, durante una entrevista de radio cuando se le preguntó si su manera de
pintar involucraba una pintura por zonas en las que Walter hacía algunas cosas
y ella otras, Margaret respondió que de ninguna manera, que toda la obra era de
su autoría y que Walter sólo las vendía. Obviamente Walter, negó esto y la
acusó de ser una mentirosa a lo que Margaret, con el apoyo de periodistas y de
la revista Life, respondió con un
reto: Pintar en Union Square en San Francisco, a la vista de todo mundo y
aunque Margaret se presentó en el lugar, Walter jamás apareció. Muchas veces se
le preguntó a Margaret por qué tardo tanto en delatar la acción fraudulenta de
Walter, a lo que ella ha respondido por el miedo que Walter le daba, incluso de
acuerdo con la artista, el hombre llegó a amenazarla de muerte a ella y a su
hija si alguna vez decía la verdad.
El mismo reto se repitió años después, pero esta vez dentro
de un marco legal y la demanda de Margaret por una parte de las ganancias de
sus pinturas. Walter había declarado que la única razón por la que Margaret
había dicho que ella era la autora de las pinturas era porque creía que él
había muerto. En 1986, una corte ordenó a los dos pintar un cuadro del estilo
propio de los firmados por la artista. Una vez más Margaret se presentó en la
corte con sus pinturas y realizó la obra mientras que Walter se disculpó por no
poder hacer la net pues estaba lastimado del hombro. La corte falló a favor
de Margaret y le concedió un pago de cuatro millones de dólares, cantidad que Walter
jamás le pagó a Margaret.
Walter siguió con su vida dilapidada, alcohólico murió
finalmente en el año dos mil. Margaret ha dicho en más de una ocasión que si
bien la muerte de alguien es algo muy triste y más cuando se trata de alguien
que fue tan cercano, la muerte de Walter fue para ella un verdadero respiro de
tranquilidad. Margaret vive actualmente en Hawaii y tiene 90 años.
Puedo imaginar a la joven solitaria e introvertida pintando
esos personajes de ojos cada vez más grandes y pasando de un estado de terror a
un marido que la explotaba y abusaba de manera psicológica y física de ella, al
de la tranquilidad que representaba su estudio, su único donde evadía la
realidad por horas, y pintaba esos seres que desde sus ojos reflejaban toda la
desesperación y tristeza que albergaba muy dentro de ella. Margaret al
referirse a su estilo de pintura, escribió en un artículo que escribió para la
revista Awake en 1975 y que tituló Mi vida como una artista famosa:
“Los ojos que pinto en
mis niños son una expresión de mis más profundos sentimientos. Los ojos son las
ventanas del alma”.
Tal vez por eso mismo, los enormes ojos de los personajes de
sus obras tras la separación y la muerte de Walter Keane, muestren una mayor
esperanza y serenidad.
En 2014, se estrenó la película Big Eyes del cineasta Tim Burton acerca de la vida de Margaret
Keane. Burton es uno de los fans del arte kitsch de esta pintora. La canción
principal de la película con el mismo nombre la interpreta Lana del Rey.
publicado en mamaejecutiva.net el 16 de octubre de 2017
imagenes vulture.com
vijesti.me
Victima del machismo
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