Los poderes de los tres personajes residen única y exclusivamente en la fuerza bruta. No existe el encanto del piquete de una araña o superpoderes espectaculares llegados del espacio exterior.
Armando Enríquez Vázquez
Frente a la oferta de encapuchados, disfraces, galácticos y
supernaturales héroes de las pantallas del entretenimiento, el éxito de los
cuatro protagonistas de The Defenders
resulta por un lado inexplicable, pero por otro totalmente entendible. Debo
aclarar que desconozco los comics de los personajes o en el que se basa la
serie, sólo escribo acerca de lo que veo en la pantalla y que es verdaderamente
triste y de gran pobreza, en cuanto a los personajes.
Sin duda Jessica
Jones, Luke Cage y Iron Fist son tres de los personajes menos atractivos en
la historia de los superhéroes, ni siquiera tienen el encanto de antihéroes
como Deadpool o Kick Ass, son simple y llanamente personajes tan grises como los
actores que los interpretan. En el caso de Iron
Fist es tal la intrascendencia del personaje que sin ningún problema es
superado por la actuación, destreza y belleza de su acompañante Colleen Wing,
interpretada por Jessica Henwick, quien en Game
of Tthrones interpreta a Nymeria Sand una de las exuberantes hijas
bastardas de Oberyn Martell. Mientras que Finn Jones (Danny Rand) también
participó en la serie de HBO como el narcisista Loras Tyrrell, un papel
finalmente menor como el que interpreta en Iron
Fist y The Defenders.
Ni que decir de Jessica Jones, un personaje tan inicuo, que
aun basado en el cinismo de los grandes detectives de la novela negra del siglo
pasado como Sam Spade o Lew Archer, resulta cero atractivo y puede pasar desapercibida
entre la multitud de personajes de Marvel y DC que invaden las series el día de
hoy, tal y como pretende el personaje, sin ningún problema. Eso sin contar la
poca capacidad histriónica que tiene Krysten Ritter, que pretende interpretar
su personaje como si fuera Humphrey Bogart en algún clásico y termina siendo
una pésima imitación del actor.
Luke Cage es más de lo mismo, nada más que negro y buscando
una causa de justicia racial y de grupo. Su preocupación no es universal como
sucede con la mayoría de los superhéroes. En el mundo de lo políticamente
correcto es muy sencillo crear un personaje como Cage, rodeado de latinos y
otras minorías étnicas de Estados Unidos.
Los poderes de los tres personajes residen única y
exclusivamente en la fuerza bruta. No existe el encanto del piquete de una
araña, de una gran inteligencia o superpoderes realmente espectaculares
llegados del espacio exterior, un accidente de laboratorio, como tampoco existe
la riqueza puesta al servicio de un bien mayor como sucede con Batman o Ironman.
A lado de esta tercia de sosos personajes, no hay manera de
que Daredevil no brille, aun con la
contención con la que Charlie Cox interpreta al personaje. Incluso Elektra
resulta cien mil veces más interesante que los otros tres coprotagonistas de la
serie. Y para ser sinceros es la trama interna de Daredevil y su problema de atracción y amor con Elektra y Karen
Page la que da sentido y unidad a la serie y a las series individuales de los
otros personajes.
Lo raro es que con todos estos hándicaps la serie parece ser
un éxito. Pareciera que Netflix y Stan Lee han encontrado un nuevo nicho de
superhéroes, más acordes con la generación de los Millenials y su llegada al
mundo de los treintones. Superhéroes hedonistas y poco carismáticos, seres
urbanos, neoyorquinos en este caso, enamorados de su ciudad.
Los personajes de The
Defenders a pesar de que su objetivo es hacer justicia son seres poco o
nada aspiracionales. Seamos francos nadie, absolutamente nadie, quisiera tener
la vida sin sentido de Jessica Jones
o ser el racista Luke Cage a quien
sólo le preocupan los no blancos. Lo que nos recuerda que casi siempre lo
políticamente correcto se convierte en exactamente aquello a lo que dice
combatir.
La selección de Netflix de este cuarteto poco agraciado no
sólo es un misterio en cuanto a la combinación de personajes, porque también en
materia de ratings, a pesar de que la empresa no da a conocer las cifras de
audiencias, se rumora en diferentes sitios que las cosas no son parejas. Iron Fist
es una de las series menos exitosas de la plataforma de contenidos, la
inclusión del personaje en la trama parece una necedad. Jessica Jones y Luke
Cage le deben a The Defenders la
planeación de una segunda temporada de sus aventuras, si las podemos llamar
así. Sólo Daredevil es un éxito en
sus temporadas individuales y sin duda lo podría seguir siendo por la riqueza
de capas de lectura en la trama y los personajes más arquetípicos del comic.
Por otro lado The Punisher, el ingrediente faltante en The Defenders tendrá ya su propia serie
y es un personaje más rico que los tres acompañantes de Daredevil y se planea
que aparezca en la segunda temporada de The
Defenders.
La serie a pesar de la recepción de las audiencias parece
condenada a repetir el fracaso de la otra cuarteta de superhéroes, Los 4 Fantásticos, sin siquiera tener
esa atractiva historia del viaje al espacio, nuestros cuatro fantásticos son
seres anodinos, egoístas, con vicios y aunque sufren de la soledad de Batman o
del Hombre Araña, son reflejo de la sociedad americana que prefiere verse
víctima a ser participante del cambio. El mismo cartel de la serie parece más
un cartel de inclusión de Benetton de décadas pasadas, que la promoción de un
programa de Superhéroes. Por razones de trama y de la filmación de nuevas
temporadas de los personajes por si solos, una segunda temporada de The Defenders no se tiene planeada antes
de 2019. Esperemos que para entonces por lo menos los productores y escritores
hayan madurado para mostrarnos algo mucho más interesante que seres comunes y
corrientes.
publicado en roastbrief.com.mx el 11 de septiembre de 2017
imagen Netflix
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