Tras la tragedia provocada por el sismo del 19 de septiembre del año pasado quedaron claras las acciones solidarias y desgraciadamente las oportunistas también. Este texto se publico 2 semanas después.
Armando Enríquez Vázquez
A lo largo de las últimas dos semanas hemos oído y utilizado
la palabra solidaridad en
innumerables ocasiones. El lugar común, aunque cierto, es; Los mexicanos demostramos una vez más que en el caso de tragedias somos
solidarios, y cuando esa tragedia golpea a la capital del país como en
1985, o ahora en 2017 esa solidaridad queda en mayor grado expuesta debido a la
facilidad de todos los medios de comunicación masiva tradicionales de dar
seguimiento y relevancia en su agenda informativa a la nota. Debido a que son
las clases medias urbanas las golpeadas.
Pero la solidaridad anónima y desinteresada de la gran
mayoría de los mexicanos que tienden la mano a sus hermanos no sólo sucede
cuando la tragedia golpea a las grandes ciudades, ni en eventos tan
profusamente mediáticos como el sismo del pasado 19 de septiembre, se abre paso
cuando huracanes y ciclones destruyen a lo largo de los años diferentes
regiones del país. Muchas veces vemos la forma de ayudar a otros mexicanos en
desgracia en otras latitudes del país.
Somos entre muchas otras cosas empáticos con los
connacionales caídos en desgracia por eventos de la naturaleza. Esa ayuda, esa
muestra de apoyo, ese mensaje de fuerza se hace de manera sincera y honesta. Sin
buscar reflectores de ningún tipo, por el simple hecho de ayudar.
Con motivo de los terremotos de septiembre, mexicanos de
trascendencia en sus ámbitos profesionales lanzaron diferentes mensajes para
sensibilizar a otras personas en el extranjero de la situación y ayudaron a
colectar cantidades de dinero muy importantes para los damnificados, tocaron el
corazón y el bolsillo de muchos que ayudaron a los damnificados de nuestro
país.
Gracias a personas como Javier Chicharito Hernández y Miguel Layún diferentes equipos de futbol
europeos hicieron donativos para los damnificados. Países hermanos como España,
Colombia, Guatemala, Panamá, Venezuela y países que mostraron su amistad con
México como Japón, Suiza, Israel, Alemania, nuestros hermanos del condado de
Los Ángeles, entre otros mandaron equipos y ayuda a México de manera solidaria
y altruista. Haciendo mercadotecnia de manera honesta y socialmente responsable
y solidaria.
Existieron empresas de todos tamaños que se pusieron las
pilas y mientras Heineken enlataba agua y mandaba camiones de ayuda, una
pequeña tlapalería de en La Condesa permitió a los rescatistas tomar las
herramientas necesarias para hacer su labor sin cobrarles un peso. Lo mismo
hicieron diferentes empresas como Uber, y algunas líneas de camiones foráneos
como ETN y ADO, al poner sus unidades sin costo para rescatistas y personas que
debían llegar rápido a buscar a sus familiares y conocidos. Grupo Modelo prestó
sus camiones para llevar la ayuda a diferentes partes de la república. Algunos
lo presumieron, otros informaron únicamente con el fin de hacer a la gente
consciente de los recursos a su disposición. De cualquier manera, estas
acciones impactan de manera importante en las empresas en la percepción de los
consumidores creando lealtades, afinidades y se puede decir que incluso
desarrollan relaciones personales entre las marcas y las personas.
Y junto a toda esa empatía, esa solidaridad y esa grandeza
del espíritu humano, no dejaron de estar aquellos que hicieron de la tragedia
simple y llanamente un acto de mercadotecnia para visibilizar sus marcas. Para
de la manera más mezquina mostrar que no sólo existen chacales que asaltaron
camiones de ayuda o que abusaron de jóvenes bien intencionados, que a punta de
pistola se llevaron camiones con ayuda en las carreteras del país o que
hicieron sus propios centros de acopio para surtir sus tiendas. Como tampoco
faltaron empresarios y hombres de negocios que decidieron que con poner un
hashtag con la frase Fuerza México o
algo similar al final de su publicidad se volvieron solidarios con las víctimas
de la tragedia, de la misma manera que muchos creen que por decir que son
empresas socialmente responsables lo son realmente, cuando ninguna de sus
acciones así lo demuestra. Peor aún resulta la actitud de quienes como Televisa
intentaron medrar con la situación inventando historias de horror y a pesar de
ello se presentan cínicamente como empresas comprometidas con el país y con sus
habitantes.
No se vale es querer subirse al barco cuando una empresa no
aportó nada, ni ha hecho nada por ayudar a las víctimas de la tragedia,
poniendo un simple hashtag en su publicidad y esos mal llamados publicistas que
no son más que carroñeros, ensucian el nombre de la profesión que muchos otros
ejercen con dignidad y orgullo. Algo muy similar a lo que hacen los partidos
políticos al comprar el voto a partir de ayudas, no siempre importantes, para
después proclamarse paladines de la democracia y el sufragio efectivo.
En estos días leí muchos tuits ayudando, gestionando
información verdadera y falsa, con buena y con mala intención y habrá que
reflexionar una vez más en las virtudes y fallas que aún tenemos en las redes.
Un ejemplo; aquellos que sin darse cuenta y en el mejor espíritu de
colaboración posteaban y retuiteaban mensajes diez horas después de que habían
sido posteadas la primera vez, resultando en ese momento obsoletos. Pero entre
todo esto leí uno que era cierto “Si vas
a ayudar para poder tomarte una selfie, entonces ayuda.” Lo mismo puedo decir
a publicistas y mercadólogos, pero que lo que presuman sea cierto, no solo puro
y asqueroso oportunismo.
publicado en roastbrief.com.mx el 2 de octubre de 2017
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