El presidente habla de mirar al futuro, pero no deja de mencionar el pasado. Los tiempos de promesas han terminado y Andrés Manuel López Obrador debe comenzar a actuar.
Armando Enríquez Vázquez
A lo largo de 18 años de campaña y 6 meses como Presidente
Electo el discurso de Andrés Manuel López Obrador y de algunos de sus
colaboradores ha sido el discurso de odio, de la división en el que el hoy presidente
ha explotado la insatisfacción de los mexicanos por sus pobres políticos para
convertirlo en el odio desmedido que vemos en las redes sociales y con el que
logró su objetivo al exponer a los dos extremos del espectro ciudadano nacional;
los Amlovers y Amlohaters quienes se dan con todo para diversión de muchos y
satisfacción de otros. Pero ahora ya no es candidato. Ya no es Presidente
Electo. Es el Presidente de la República y nos debe gobernar, eso es contemplando
a todos.
Lo cierto es que una vez puesta la banda tricolor el
presidente López Obrador intentó dar un mensaje a todos los mexicanos, pero no
pudo evitar hacer un pequeño uso de su habitual discurso de odio al hablar de
conservadores y neoporfiristas con desdén.
La dura critica a sus antecesores y en especifico a las
reformas estructurales y la batalla a la corrupción; sello emblemático del
gobierno de Enrique Peña Nieto. López Obrador en una hora dinamitó la obra de
su antecesor y dejó abierta la posibilidad de investigarlo a él y otros
funcionarios de su sexenio y de sexenios anteriores sí el pueblo así lo dice en
una futura encuesta popular, organizada por el INE. Mientras el mexiquense no
dejaba de tragar saliva, secarse el sudor y sentirse en la silla de los
acusados.
A López Obrador debemos reconocerle que además de incansable
orador hizo algo que ninguno de los panistas o Peña Nieto hicieron en su
momento hablar desde el Congreso de la Unión aguantando vara o ignorándola de
sus adversarios, que no enemigos como él mismo lo dijo, a la usanza de Salinas,
de la Madrid y Zedillo en sus sexenios. Es una forma de decir que a pesar de
todo, aunque sea a la fuerza está consciente de la oposición por pequeña que
esta sea.
A propósito de la oposición; el PAN se comportó como lo
hacía Morena en sus momentos o el mismo PAN cuando Fox era legislador, no sé si
es lo correcto, pero así se ha hecho durante décadas ya en México y puede ser
efectivo si no pregúntenle a Fernández Noroña, quien ha vivido del erario
cuando era un deudor de la banca o al mismo Fox. El PRD no existió durante el
discurso del presidente, a no ser por el discurso zalamero y lambiscón de
Miguel Ángel, el “Just for Men”, Mancera. Lo mismo sucedió con los otros “partidos de la chiquillada”: Verde, MC
y PT, pero el que me sorprendió fue el PRI, que en silencio aguantó más vara
que el mismo Peña Nieto al cual todos los priístas presentes, en especial Dulce
María Sauri, Miguel Ángel Osorio Chong y Claudia Ruiz Massieu se encargaron de
saludar y probablemente de leerle su cartilla de desafiliación de partido y la
extremaunción política en ese abrazo o apretón de manos al hombre más sólo y
más observado en todo el salón del pleno. El PRI demostró no saber ser
oposición, se veían como perros sin dueño, como legisladores sin instrucciones de
Manlio Fabio en tiempos de Calderón. El epítome de la Roque Señal.
El presidente habló de mirar al futuro, pero no dejó de
mencionar el pasado. Los tiempos de promesas han terminado y Andrés Manuel
López Obrador debe comenzar a actuar. Y debe actuar como jefe de gobierno de
todos los mexicanos, de los que votaron por él y de los que no votamos por él.
El discurso de los pobres es válido, pero no debe olvidar que su base de
votantes se encuentra en la clase media de estudiantes universitarios y
académicos.
El presidente ahora tendrá que demostrar su voluntad para
conducir de manera incluyente a México, a todos sus habitantes, a mejores puertos
de los que hasta ahora ha sido conducido por los presidentes del PRI desde 1970,
cuando Luis Echeverría, un asesino populachero y autoritario comenzó la labor
que terminaría Peña Nieto cuarenta años después, y dos presidentes del PAN en
el medio, de desmontar la credibilidad de los mexicanos en ese partido y por
extensión en los políticos a fuerza de represión y corrupción.
Por cierto, que su visión particular de la historia de
México omitió a los dos sexenios más corruptos y desleales con el pueblo “bueno”
del siglo pasado; el del propio Echeverría y el de José López Portillo y la
única explicación que encuentro es porque el era parte del PRI en Tabasco en
aquella nefasta docena.
López Obrador tiene razón los recursos naturales de los
mexicanos, deben ser como dice la constitución para los mexicanos a través de
la gestión correcta del Estado, lo que no es lógico es que en pleno siglo XXI
la estrategia del gobierno se centre en PEMEX y no en campos de energía solar
en el norte del país o más campos eólicos en el istmo.
Por la tarde el presidente habló de una manera también de
manera incluyente y aseguró que existirá una total libertad de expresión. En
ese sentido espero que el Presidente López Obrador aguante vara y sea
inteligente con sus críticos y no se cliente como lo hizo recientemente con la
revista Proceso o con Carmen Aristegui. Por el bien de él y por el de México.
Habló de los pueblos indígenas y las culturas originales, de
cómo las etnias serán parte central de su política, lo que no queda para nada
demostrado simplemente por el hecho de preferir una limpia por cadena nacional cuando
se ha omitido consultar a los pueblos originales del sureste acerca de su
propuesta de un ecocida tren maya.
100 compromisos que revisará anualmente con el pueblo, de
los cuales algunos pueden también solucionarse de maneras más sencillas, México
no necesita 100 universidades públicas más, necesita que las ya existentes
reciban más recursos para poder aceptar un mayor número de estudiantes,
Necesita que muchas de ellas reciban apoyos para crear mejores programas de
investigación, que atraigan a mejores profesionales y profesores para tener
mejores ofertas académicas.
Me sigue sonando irreal es de donde va a sacar tanto dinero
para mantener tanto programa social que no enseña a pescar, sino que regala
peces. Viejos, estudiantes, discapacitados todos tiene un bono en un gobierno
que quiere acabar con los intermediarios en los programas sociales del gobierno
y crear el bienestar, a partir de subvenciones no de activar a estos sectores
de la población.
Cuando hablo de la libertad del trabajador para elegir el
sindicato a cuál afiliarse es necesario que nos diga cómo serla la relación
institucional del gobierno con las mafias sindicales ya existentes como SNTE,
sindicato de PEMEX, El de los mineros que dirige el senador Napito, el de
trabajadores del Estado y en ese sentido será interesante conocer a detalle el
plan de descentralización.
De acuerdo con lo que López Obrador dijo en ese mismo
mensaje: La línea de este gobierno es que no habrá ninguna línea. Y la verdad
es que eso es lo que esperamos, que no gobierne a partir de caprichos y
ocurrencias como lo han hecho otros, que cumpla con su promesa hecha el sábado
de que no buscará la relección, sí en realidad se considera maderista en ese
sentido.
López Obrador ya es presidente, tiene el congreso en su
mayoría sencilla y muchas promesas y compromisos que cumplir y como él aseguró;
“no puede fallar”. Esperemos el paso de los meses y esperemos que del paraíso a
todos prometidos se nos cumpla el 30% al menos y habrá hecho más que cualquiera
de sus antecesores.
publicado en blureport.com.mx el 3 de diciembre de 2018
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