En la década de los
años setenta el artista gráfico Alexander Calder puso su arte en dos aviones de
la aerolínea Braniff.
Armando Enríquez
Vázquez.
Eran los coloridos años setenta del siglo veinte y la aerolínea
norteamericana Braniff decidió ponerle color a sus vuelos.
Braniff fue fundada en 1930 por los hermanos Thomas y Paul
Braniff en Texas. La aerolínea cubría rutas en el centro de Estados Unidos y en
América Latina. En 1964 la empresa aseguradora Greatamerica compró la aerolínea
y como presidente de la misma quedó un hombre llamado Harding L. Lawrence.
Alexander Calder, por su parte fue un talentoso escultor
norteamericano nacido en 1898 y al cual se le identifica como el creador del
móvil, una escultura en balance y movimiento, sin lugar a dudas uno de los más
grandes talentos de la escultura cinética.
Un día, en 1972 George Stanley Gordon, director y fundador
de la agencia de publicidad Gordon and Shortt decidió proponerle a Calder el
pintar un avión, el ejecutivo tenía en mente a la aerolínea Braniff como
cliente, sí el artista aceptaba, por lo que viajó hasta la casa del artista en
Francia con un modelo a escala de un DC-8. Tras el almuerzo con el publicista,
el escultor le preguntó acerca del motivo de su visita. Gordon le mostró el
avión a escala y le comentó su deseo por que pintara un avión. Calder se limitó
a decir que él no se dedicaba a pintar juguetes, Gordon entonces le respondió
que no se trataba del modelo a escala que lo había acompañado a la reunión si
no a un avión de verdad.
La idea entusiasmo a Calder quien inmediatamente relacionó a
la aeronave con su trabajo de móviles y de escultura en movimiento, claro en
esta ocasión la idea era más cercana a una pintura en movimiento, puesto que la
estructura era la del avión en sí.
Gordon presentó a Calder con Lawrence, la idea entusiasmo de
igual manera al director de la línea aérea que firmó un contrato con el artista
no solo por el DC-8 si no también por 50 acuarelas que más tarde podrían ser usadas
en diferentes diseños de las naves de Braniff. Por su parte Gordon consiguió
que su agencia se hiciera con la cuenta de Braniff.
En 1973 Calder terminó el primer avión al se bautizó como Los colores voladores de América del Sur. A
lo largo de sus años de servicio esta nave se dedicó a cubrir rutas que
llegaban a diferentes ciudades en el sur del continente. La aeronave tiene un
diseñó con colores brillantes como amarillo, rojo y azul. Calder pintó además
cada una de las turbinas del avión con un diseño distinto.
En 1975 Alexander Calder fue comisionado a pintar un segundo
avión, en esta ocasión se trató de un Boeing 727. El motivo era conmemorar el
bicentenario de la independencia de Estados Unidos. El avión se llamó: Los colores voladores de Estados Unidos.
Al momento de su muerte el 11 de noviembre de 1977,
Alexander Calder trabajaba en un tercer avión que cuyo nombre iba a ser: Los colores voladores de México o Saludo a México. En la relación de Calder con México ya tenía
una estatua que se encuentra a la entrada del Estadio Azteca.
Braniff concluyó operaciones en 1982. Se sabe que uno de los
aviones permanece en el museo de la aviación de Dallas, Texas, mientras que del
otro se desconoce su paradero. Quedan los bocetos y un modelo a escala de lo que
se planeaba fuera el avión dedicado a nuestro país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario